Keiter Castillo y la aventura del animado cubano

“A veces es mejor no interpretar el arte”, dijo el joven de 29 años mientras levantaba su taza de café con el rostro lánguido y tenso.
   
"¿Mi cara? Ah, es la sobrecarga de trabajo. Hace poco, durante un viaje a La Habana, mi equipo y yo recibimos la noticia de que representaremos a la animación de Cuba en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Desde entonces -suspiró ligeramente- me pesan los hombros”.

Y es que el joven Keiter Castillo Santana constituye una verdadera promesa dentro de la realización audiovisual.
   
Ganador junto a su compañero Henry de Armas Leyva de la tercera convocatoria del Fondo de Fomento del Cine Cubano y del premio de financiamiento del XXXI Almacén de la Imagen, produce o dirige al día de hoy cinco cortos animados, entre ellos dos en fase de terminación.
   
"Una versión incompleta de los cortometrajes Cerdos y Mi estrella, realizados en 3D y stop motion respectivamente,  fue puesta a consideración de una parte de la crítica especializada en la capital, y recibieron reseñas favorables”, explicó el artista.

 
 
"En el caso de Cerdos -argumentó entre risas- resultó curioso que detalles técnicos producto del bajo presupuesto, como la poca naturalidad en los movimientos de los personajes o su pobre acabado, encajaran a la perfección con la trama y el ambiente árido e inhóspito donde se desarrolla la historia”.
   
Castillo Santana se gradúo como instructor de arte, y las puertas hacia la creación audiovisual se entreabrieron hace 10 años, cuando aún cursaba el técnico medio como Profesor de Teatro.       
   
“Mi primer corto lo hice en aquella época, y tomó la forma de un animado en stop motion con plastilina, pues era la alternativa más económica y accesible para un aficionado".
   
"A partir de ese momento me percaté de la versatilidad de la animación, y de su amplísimo abanico de variantes y posibilidades, que me permitían contar la historia en el lugar y de la forma en que me la imaginaba", relató.

No significa que solo me dedique a esta rama -aclaró-. También he realizado un gran número de documentales, cápsulas promocionales y metrajes en formato tradicional".
   
Con respecto al apoyo recibido por la filial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Camagüey, organismo al cual Keiter pertenece, comentó que no tiene ninguna queja.
   
"Vivimos en un país donde el artista no persigue a las instituciones, sino a la inversa. Muchas veces son las mismas organizaciones culturales las que nos buscan o insisten en contratarnos. Las becas y financiamientos estatales funcionan similar", recalcó.
   
De momento, el incansable creador se encuentra enfrascado en su segundo año en el Instituto Superior de Arte (ISA), en la producción del making-of de la serie Leyendas Camagüeyanas, y en sus proyectos personales Bombas de Arena, Telón y Mi raza.

"La clave está en no conformarse, continuar perfeccionando las formas de hacer y marcar la diferencia. Ahora mismo estoy animando, pero no para un público infantil. Mis productos poseen mensajes más complejos y oscuros que se adaptan mejor al gusto de los adultos, y en ese sentido quiero dejar mi huella indeleble".
   
Al terminar la idea, suelta la taza fría, sonríe con franqueza y, poco a poco, un brillo terriblemente pícaro retorna a sus ojos castaños.
   
Para orgullo de la Ciudad de los tinajones, el talento de Keiter Castillo Santana sobrepasó las fronteras del territorio tras resultar, junto a su equipo, los primeros realizadores camagüeyanos en obtener el Fondo de Fomento del Cine con su propuesta Bombas de Arena
   
Más allá del indispensable financiamiento, el certamen auspiciado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) catapultó la carrera profesional del joven, quien a sus 29 años representará a la manifestación de su arte durante el próximo Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.