Juan Miguel Echevarría y Grant Holloway: Portentos atléticos al tiro
especiales
Hay en el deportista cubano una fortaleza que emana de sus entrañas. Voy a poner dos ejemplos que están en consonancia con los dos portentos atléticos que traigo a colación a raíz de sus rendimientos más recientes: el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, y el vallista corto estadounidense Grant Holloway.
Antes cerraré los ojos y viajaré en el tiempo. Sydney 2000. Dos hijos de esta isla marcaron la actuación del atletismo. Anier García, ese potro pura raza, todo músculo y testosterona, que vimos cruzar la línea de meta y volverse para con golpes de autoridad en su pecho, reafirmarles a sus rivales que sus pinchos devoraron las vallas y el corcho de la pista del Estadio Olímpico como los de ningún otro. En 13 segundos flatt que incluso, pudieron ser algunas centésimas menos.
El otro pictograma de leyenda el de Iván, “El terrible” Pedroso, con aquellos míticos 8.55 en el último alirón, para desvanecer el sueño dorado del ídolo local australiano Jai Taurima, cuando a este solo le restaba pedir la bandera y salir a darle la tradicional vuelta al óvalo en señal de gloria.
Toca abrir los ojos en Madrid, una ciudad bendecida por los Dioses del Deporte Rey, pródiga en récords y marcas de relieve, agraciada para los hijos de la Mayor de las Antillas.
Juan Miguel y el sueño de los nueve metros
Recalamos en el mitin Gallur, donde culminó la temporada sobre pista cubierta para los nuestros y Juan Miguel Echevarría se ratificó como el saltador de longitud más estable de la actualidad.
Invicto en sus tres presentaciones durante toda la ruta (8.18 metros-8.25 y 8.14), el camagüeyano de 1.88 metros y 74 kg, nacido el 11 de agosto de 1998 lanzó otra clarinada sobre sus aspiraciones doradas de cara a Tokio.
Lógicamente, el discípulo de Daniel Osorio está tan claro de sus objetivos, como de los elementos que restan por pulir en su técnica de salto en pos de la consecución de los mismos.
Ahora más que ha introducido cambios en su carrera de impulso, tratando de hacerla más progresiva, para dosificar fuerzas, llegar con mayor potencia a la tabla, ceder menos centímetros a la hora de atacarla, y en consonancia, ganarlos en el tanque de arena.
Si logra engranar ese mecanismo, acompañado de su virtuosismo físico y potencia en el despegue, pudiera incluso convertirse en el primer saltador en quebrar la mítica barrera de los nueve metros.
Hablamos de que el próximo 30 de agosto cumplirá 30 años el récord de 8.95 impuesto por el estadounidense Mike Powell en el Mundial de Tokio 1991.
De hecho, dos de los hombres que más cerca han estado de pulverizarlo han sido precisamente Iván Pedroso y Juan Miguel.
Iván con aquellos 8.96 legendarios de Sestrieri, Italia en 1995 no homologados. Una temporada de ensueño, en la que sobrepasó 11 veces la respetable cota de 8.50.
Juan Miguel con esos 8.92 con viento asistido de +3.3 conseguidos acá en La Habana, en la pistilla del Estadio Panamericano el 10 de marzo de 2019, como parte de la Copa Cuba. Un estirón que, además, le dejó una lesión como aderezo.
Respecto a la posibilidad real de superar la connotada barrera el agramontino señaló que no está obsesionado, pero que si todas las variables se conjugan (técnica óptima, psiquis inexpugnable, y día en estado de gracia), bien pudiera conseguirlo.
Hablamos de que con apenas 22 años el portento de la longitud ya se ubica en el puesto 11 de todos los tiempos al aire libre con registro de 8.68; en tanto sobre pista cubierta recala en el séptimo (8.46). Eso sin contar que lleva 85 semanas instalado en el primer puesto del ranking universal de su especialidad. Exactamente 596 días. ¡Menuda consistencia!
Criterios especializados, con los cuales coincido, lo colocan como el saltador con más opciones de materializar esa quimera. Afortunadamente Juan Miguel no se obsesiona, pero tampoco le vuelve la espalda a una meta que se halla a su alcance. Ojalá, como Iván, Anier, y con algo de la gracia y el estilismo de Dayron Robles, emane de sus entrañas esa fiera interior, sedienta, ambiciosa, impecable… plusmarquista.
Holloway es desde 2019 el vallista más estable en la élite de dicho evento.
Holloway: ¡Ufffffff! 7.29 segundos y bien pronto a la historia
Ya hablábamos de lo coquetas que son las pistas ibéricas y en especial madrileñas para estampar plusmarcas. La huella más reciente lleva el santo y seña del vallista corto estadounidense Stanley Grant Holloway (19 de noviembre de 1997), con 1.91 metros de talla y 86 kg.
El nacido en Chesapeake, Virginia ha llevado bien su impronta tan rápido a los libros como en 7.29 segundos. El lapso de tiempo que necesitó para devorar los 60 metros con vallas, devolverles la hegemonía absoluta a los estadounidenses en dicha prueba, arrebatada bajo techo desde el 6 de marzo de 1994 por el británico Collin Jackson (7.30), y refrendar su candidatura al cetro en la capital nipona.
Por esos dejavús del destino a Holloway lo escoltó en Gallur, eso sí, “en la distancia”, el también británico Andrew Pozzi (7.51).
Una rápida mirada a Holloway, fraguado en el programa de la Universidad de la Florida (Gators), arroja que desde 2019 viene regenteando. Ese año al vellocino logrado en Doha (13.10 segundos), le adicionó el mejor crono de la temporada y de su vida (12.98).
Una de las mayores virtudes de Holloway estriba precisamente en su velocidad y explosividad. Hablamos de un hombre que además posee 6.50 en los 60 metros lisos, y 8.17 metros en la longitud, la conexión con Juan Miguel y la legión antillana de esa especialidad.
Sondeando su progresión indoor hallamos que ha sido la siguiente:
1- 2016/17: Crono de 7.58 segundos.
2- 2017/18: Registró 7.42.
3- 2018/2019: Marcó 7.35.
4- 2019/20: Corrió en 7.38.
5- 2020/21: récord Mundial de 7.29.
Su curva ascendente también la manifiesta en los 110 c/v, segmento donde en el 2017 venció el trazado en 13.39 segundos, y dos campañas más tarde materializaba sus 12.98 cúspides.
Un dato interesante: Holloway suma 54 triunfos en línea en carreras con vallas techadas. Su último revés se produjo en 2014 cuando contaba apenas 16 abriles.
Esta es una prueba en la que igualmente hay marca registrada Cuba. Baste señalar que en el top ten de todos los tiempos techado Dayron Robles (7.33) aparece en la tercera plaza; mientras Anier (7.37) comparte el séptimo escaño.
A cielo abierto la huella no es menos indeleble: Robles (12.87) es el segundo de por vida; en tanto Anier es el 22 con esos 13 flatt. Abro un paréntesis pues no se puede descartar a Orlando Ortega (12.94), cubano nacionalizado español quien ocupa el puesto 12 en ese excelso listado.
Así, entre tiempos y marcas; recuerdos y esperanzas, me sorprendió el epílogo de estas líneas. Usted, si es amante del Deporte Rey, acompáñeme en mi próxima entrega.
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Ramon
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