Jazz Vilá: “El personaje que llegue siempre será bien recibido”
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Jazz Vilá en Hotel Coppelia. Foto: cortesía del entrevistado
Para el actor Jazz Vilá (1984) la actuación en el cine es parte de su carrera profesional. Conocido por su interpretación en el filme cubano Juan de los muertos (Alejandro Brugués, 2011), este histrión sigue extendiendo su trabajo y ahora participa en la película dominicana Hotel Coppelia, incluida en la sección Panorama Latinoamericano de la 42 edición del Festival de Cine de La Habana.
Sobre su trabajo en este filme y su trayectoria artística conversó Vilá con Cubacine.
¿Pudieras comentarnos acerca de tu participación en el filme dominicano Hotel Coppelia (José María Cabral, 2019), incluido en la sección Panorama Latinoamericano del Festival?
Antes de hablar de mi participación en la película quiero comentarte mi alegría y mi felicidad al saber que Hotel Coppelia estaría en Cuba como parte de las propuestas del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, porque debió estrenarse este año en las salas de cine de República Dominicana, y que finalmente pueda estrenarse aquí significa mucho para mí, al tiempo que le aporta al filme en su recorrido.
Es una película que trata sobre la supervivencia de un grupo de mujeres, dentro del cual yo interpreto un personaje llamado Bety, uno con mucha fuerza. Es un personaje que forma parte de ese grupo de mujeres supervivientes, y aunque su historia nos habla de sucesos de hace 50 años, sigue teniendo una vigencia total y eso nos habla del valor de la película y que cada uno de los espectadores la verán desde un punto de vista muy humano.
¿Cómo fue la experiencia en este filme en el que se reconstruyen sucesos históricos de la década del 60 del pasado siglo?
Mi experiencia fue increíble al trabajar con José María Cabral, uno de los directores más importantes de República Dominicana y reconocido en Centroamérica. A pesar de su juventud tiene una visión muy clara de lo que quiere hacer. Recuerdo momentos muy emotivos, anécdotas de cuando se rodó la escena final de la película, que es bastante fuerte, y él estuvo allí con nosotros, conversando sobre el proceso y se involucró tanto en la propia vivencia de lo que estaba ocurriendo, que creo que toda esa alma está en la película.
Para mí fue regresar a una casa que ya también es mía, porque República Dominicana me ha abierto las puertas al cine y a mi desempeño teatral con mis obras, fue el primer país que acogió mi compañía. Hotel Coppelia es mi tercer rodaje allí y me siento muy emocionado, sobre todo porque cuando regreso siempre encuentro gente con la que ya he trabajado y se crea un vínculo familiar. Tengo que destacar el trabajo de todo el equipo, especialmente al personal de vestuario y maquillaje. Todos estuvieron desde el principio de la película con muchas ganas de trabajar.
Todo ese personal también se sentía motivado por la historia que cuenta el filme, sucesos que acontecieron en realidad y que de algún modo te hacen entender también parte de la historia.
Otra de las cuestiones a las que me llevó la película fue el estudio de una época y ver los paralelismos con los sucesos que ocurrieron en Cuba y los Estados Unidos durante la década del 60. Porque esa segunda invasión de los Estados Unidos en Dominicana marca muchísimo, y eso a mí me impactó; también la comprensión de la historia de Centroamérica.
Siento que la película me aportó desde el punto de vista histórico y también desde el punto de vista humano, conocí de la evolución de las luchas femeninas por su espacio en la sociedad, sociedad que es tan machista y patriarcal en toda Latinoamérica.
También te has iniciado en el cine norteamericano a través de tu personaje Sugar en el filme The Mick and The Trick (Tom DeNucci). ¿Cómo llegaste a formar parte de su elenco?
Este filme es mi debut en el cine norteamericano, a través del personaje de Sugar. Es una especie de historia a lo Bonny and Clyde, que tuve la suerte de coprotagonizar con esa gran estrella que es Peter Greene, gran profesional y una extraordinaria persona. Realmente es un actor de una entrega increíble y al mismo tiempo con una humildad que sorprende. Es un artista muy colaborativo con todo el equipo.
Tom DeNucci es un joven director, pero sorprende su experiencia, humildad y la manera de conducir el proceso creativo, también abierto a las propuestas y eso, de verdad, uno lo agradece mucho. Tenía mucho temor, porque era una experiencia totalmente nueva, todo en inglés. Llegué a formar parte del elenco porque los productores se pusieron en contacto conmigo, me enviaron el guion y me comentaron su interés de que yo coprotagonizara el filme. Al principio pensé que era un chiste, pero después que me leí el guion les contesté enseguida.
Entonces ellos me indicaron que escogiera par de escenas para hacer el casting, que fue en el mes de mayo. Yo estaba en Cuba, justamente por el tema de la COVID-19, y grabé las escenas desde la casa. Los productores me dijeron que me contestaban en una semana, y para suerte mía, dos horas después de enviar la prueba me dijeron que el personaje era mío. Posteriormente vinieron los aspectos legales, hasta que finalmente rodamos la película en el mes de octubre.
¿Qué retos significó para ti la interpretación de Sugar?
El principal reto es hacer una película totalmente en inglés. Después, cuando se iba acercando más el proceso, tenía un poco de temor por cómo fluiría la relación con los actores, teniendo en cuenta que estaría trabajando en otra lengua, con un equipo norteamericano, y eso lo hace distinto. He trabajado en España, República Dominicana, Cuba..., pero cada país e industria tienen su propio lenguaje.
Otra preocupación era cómo sería el trabajo con Peter, cómo iba a asimilar mi trabajo, porque es un filme en el que estamos prácticamente todo el tiempo en pantalla y eso conlleva sostener una buena relación. En ese sentido también estábamos contra la pared por el tema del tiempo y la COVID-19. Algunos eran días muy intensos, con muchas horas de grabación y eso implicaba un buen ambiente de trabajo.
A Peter lo conocí un día antes del rodaje, desayunamos juntos y nos sucedió algo muy curioso, la señora que nos atendió se llamaba Sugar, como mi personaje, y eso parece algo muy casual, lo que fue una señal de lo que significaría construir este personaje.
En Cuba también has desplegado carrera en la actuación de cine, ¿tienes interés en encarnar algún personaje en específico?, ¿quisieras trabajar con algún director en particular?
Bueno, yo pienso que cada actor siempre quiere trabajar en su país y yo he tenido la suerte de desarrollar una carrera amplia en el cine cubano con películas como Personal belongings, El acompañante, Fátima o el Parque de la Fraternidad... Me siento orgulloso de este trabajo.
Pienso que el personaje que llegue siempre será bien recibido, lo que es mi tributo al cine cubano, un arte que respeto mucho y es mi manera de contribuir a su historia y desarrollo.
¿Consideras que el recorrido internacional de Juan de los muertos posibilitó tu “descubrimiento” fuera de Cuba?
A casi diez años de la película esta me sigue abriendo las puertas, porque me ayudó a trabajar fuera de Cuba y me abrió las puertas ahora al cine norteamericano. Entonces, es una película que no voy a poder despegar de mí, no quiero despegarme de ella, porque es una suerte en mi vida.
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