GRANDES INVENTOS: el teléfono
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Fotografía de Marilyn Monroe tomada de https://www.internet-satelite.eu
La llegada del teléfono cambió el mundo para siempre. Fue un salto importante en las comunicaciones, y pasamos de vivir eternas esperas para recibir respuesta a un mensaje, a establecer diálogo de forma simultánea con personas a lo lejos.
Recordemos que antes era una odisea enviar un recado. Muchos fueron los métodos, con palomas y otros animales mensajeros, a través del correo postal, hasta por señales de humo y otros inventos que se veían afectados por la demora, el extravío, y la interpretación mediada por ruido entre emisor y receptor.
El verdadero creador del teléfono fue el italiano Antonio Meucci. Su nombre original fue “teletrófono”, pero ese le duró poco. El origen etimológico proviene del griego tele, que significa “lejos”, y phoné, “sonido”. El aparato surgió de la necesidad de Meucci por comunicarse con su esposa desde su oficina, y esto ocurrió a mediados del siglo XIX. Sin embargo, poseía el prototipo y no lo pudo patentar porque no contaba con la solvencia económica indispensable para poder hacerlo.
Por eso más tarde fue atribuido al escocés Alexander Graham Bell, quien sí tuvo los recursos para formalizarlo y divulgarlo, mientras Meucci litigaba por su autoría en medio de un ambiente de fraude y poder de grandes corporaciones de Estados Unidos. Lo triste es que, casi una década antes de terminar el siglo, Meucci murió pobre y sin agradecimiento por haber revolucionado las telecomunicaciones para siempre.
Su talento solo fue reconocido, oficialmente, hace apenas 22 años, un siglo y medio después de haberlo creado.
Fotografía tomada de https://historiatelefonia.com
El aparato, llamado también “telégrafo parlante” —porque tuvo su base en aquel otro invento—, se diseñó como dispositivo de telecomunicación encargado de transmitir sonido a larga distancia por medio de impulsos eléctricos. Gracias al desarrollo de la tecnología, este invento no ha dejado de evolucionar para hacer la comunicación más eficiente, rápida, clara, segura.
Con el tiempo pasó de ser exclusivo a imprescindible en cada hogar y necesario para cada persona. Al principio de la telefonía fija fue necesario el cableado que enlazaba teléfonos a una central de conmutación manual, donde una persona se encargaba de establecer la conexión solicitada por medio de interruptores, alambres, luces y muchísimas líneas de los abonados. Luego se logró enviar señales por aire y llegó la telefonía inalámbrica. Más tarde, con la computación, todo se automatizó.
El inicio fue engorroso, aparatoso, inestable, con muchas fallas, y a un costo elevado, pero desde finales del siglo XX, de analógica y convencional se pasó a la telefonía digital que permite la transmisión de datos a alta velocidad.
La telefonía es un mundo en constante movimiento. Lo que hoy es lo último, mañana ya es obsoleto porque se renueva constantemente para ofrecer calidad.
Fotografía tomada de https://es.ara.cat
Ya dentro de poco nadie recordará lo que es la marcación por disco, su sonido musical con cada discado, la “llovizna” en la línea, el “ring ring” característico. De hecho, el teléfono público ya es un objeto anacrónico y museable que, por mucho tiempo, fue la única alternativa de comunicación cuando en casa no teníamos.
Pronto será historia las enormes colas que hacíamos para hablar apenas un instante con dudosa privacidad. Y si la memoria no me falla, en aquel entonces los primeros tres minutos costaban cinco centavos. ¡Parece tan distante ya!
La computación no solo favoreció automatizar los procesos, sino que ofreció, en todos los sentidos, eficacia a las transmisiones gracias a tecnologías más sofisticadas que dieron con la telefonía móvil, un mundo que traspasó las barreras porque ya no solo teníamos señales acústicas, también llegaron los mensajes de texto y multimedia. Después inventaron el dispositivo táctil, la navegación por internet y otros servicios, ¡todo en un solo aparato!
Sin dudas, el teléfono es uno de los inventos de mayor impacto. Modificó la manera en que nos relacionamos con los demás porque nos trajo inmediatez, y acortó las distancias. Sin mencionar las nuevas tecnologías, en la actualidad es casi imposible vivir sin utilizar, aunque sea poco, un teléfono.
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Javier Hernández Fernáñdez
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