Frida Kahlo: Sueños y realidades

Frida Kahlo: Sueños y realidades
Fecha de publicación: 
8 Marzo 2024
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Cuando soñaba con el hijo que siempre añoró, sus ojos se abrían a nuevas auroras; sabía que la maternidad para ella era imposible, pero no dejaba de imaginarla. Muchas veces Diego sorprendió a Frida en la soledad del cuarto creando hechiceras palomitas de papel para aquel ser tan deseado que, sin embargo, nunca pudo colmar de alegría sus vidas.  

Frida, una y muchas a la vez, vestida con los trajes regionales del México que tanto amó, combativa al frente de las manifestaciones populares, feminista y una de las pintoras más entrañables del siglo 20 es considerada ícono de la cultura pop.

Una artista muy especial

Su nombre completo fue Magdalena Carmen Frida Kahlo y había nacido el 6 de julio de 1907, en Coyoacán. Su padre fue Guillermo Kahlo, primer fotógrafo oficial del patrimonio cultural de México. Ella, desde muy joven disfrutaba coloreando imágenes. Se conoce que en sus años académicos tuvo amores con Alejandro Gómez Arias, del grupo Los Cachuchas que iba al encuentro de Diego Rivera cuando este pintaba en los muros del anfiteatro Bolívar, en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México. Frida tuvo un terrible accidente: un camión chocó con el ómnibus en que viajaba. Múltiples fueron las fracturas que dejaron imposibilitada para siempre su pierna derecha. En cama, donde convalecía, pidió a su padre un cuaderno y lápices de colores y comenzó a crear. Su percance y la polio que había padecido la dejaron inválida. Llegó a sufrir 32 operaciones. No se amilanó y como dijo Gómez Arias “empezó a morir y a vivir”.

Pintó con fuerza obsesionante su propio drama reflejado en muchos de sus autorretratos en una convincente pintura de confesión.

Se casó con el notorio muralista Diego Rivera y juntos vivieron 25 años en una tormentosa unión que desde sus inicios la madre de ella no vio con buenos ojos al definirla como el matrimonio de un elefante con una paloma. Mucho se ha hablado de las relaciones amorosas de cada uno e incluso se dijo que Diego tuvo como modelo y amante a Cristina, la hermana menor de la pintora.

En cuanto a Frida se la vinculó en un romance con el dirigente ruso León Trotski a quien hospedó en su casa durante la etapa de su exilio. Luego que lo asesinaron tanto ella como Diego fueron arrestados y liberados a los pocos días. A la pintora le han atribuido además varias relaciones lésbicas.

Éxitos artísticos

Realizó su primera gran exposición en la galería Julián Levy, en Nueva York, en 1938. El escritor francés André Bretón la incluyó entre los surrealistas, aunque ella no se consideró dentro de esa tendencia artística. Dijo: “Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad”. Ese mismo año se divorciaría de Diego para casarse de nuevo con él.

La artista también expuso en París junto al fotógrafo Manuel Álvarez Bravo y sus pinturas impresionaron vivamente a Kandinsky y a Picasso.
 
Al referirse a la obra de Frida, Diego Rivera la calificó como “el más agudo y terrible concentrado vital hecho pintura, caricia crudelísima que se realiza dentro de la poesía más amarga y grande de nuestro tiempo”.

Cuando Diego fue contratado para pintar murales en Detroit, ella no solo lo acompañó sino que realizó algunos valiosos cuadros. El reveló: “Frida empezó a trabajar en una serie de obras maestras sin precedentes en la historia del arte, pinturas que exaltaban la cualidad femenina de la verdad, la realidad, la crueldad y la pena. Nunca antes una mujer había puesto semejante atormentada poesía sobre la tela como Frida en esta época de Detroit”.

En ese tiempo nuevamente su maternidad fue frustrada con otro aborto que la embargó de tristeza.

El 2 de julio de 1954, más de diez mil personas se manifestaron desde la plaza de Santo Domingo al Zócalo para protestar por la caída del gobierno democrático de Jacobo Arbenz, en Guatemala. Frida en su silla de ruedas se unió a la actividad.

Días después, el 13, fallecía. Había dicho “Cuando muera quemen mi cuerpo. No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada. ¡Simplemente quémenlo!”

El último acto terreno de la artista fue descrito por Guillermo Monroy, quien fue su amigo:

“Aquella tarde de julio de 1954, las nubes eran grises y lloraban en silencio; sus lágrimas diminutas y frescas, caían melancólicamente sobre los tristes follajes que se mecían leves sobre las tumbas apacibles, sobre todos los incontables amigos y admiradores que congregados y envueltos por un manto de congojas, nos encontrábamos alrededor del horno crematorio del Panteón Civil de Dolores, para despedirla.

Con su traje tehuano de llamativos colores, Frida yacía en la plancha. Al entrar el cadáver al horno, se escucharon himnos del proletariado y canciones como La Valentina, La Coronela, Adiós, mi chaparrita y otras que gustaba tararear.

Según Monroy, “Diego Rivera, su amado niño, pintor, esposo y camarada, cuya presencia era impresionante, con delicados movimientos, bajó su brazo derecho que aún permanecía con el puño cerrado, y entonces, suavemente, extrajo de la bolsa, derecha de su saco, su insustituible, indispensable, y fiel libreta de apuntes y dibujó con profunda seriedad y entrañable amor, las cenizas de su amante”.

Revalorizado su arte, las pinturas de la Kahlo han sido adquiridas por importantes museos del mundo como el del Louvre. Su obra es auténtica expresión de quien creó desde el dolor sin olvidar nunca la esperanza. 

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