Estiman que la extinción que abrió la puerta al Jurásico ocurrió más tarde de lo pensado
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Los reptiles del género Redondasaurus se redujeron de abundantes a extintos en la última edad del Triásico.
La extinción masiva del Triásico-Jurásico, uno de los cinco grandes procesos de desaparición de la vida en la Tierra, se asocia en el mundo científico con una interrupción del ciclo del carbono a escala global.
La circulación de este elemento incluye todos los seres vivos y, cuando se interrumpe se produce un aflujo masivo del carbono al océano y la atmósfera, que condena a muerte a gran parte de las especies. El carbono entrante se debe a una actividad volcánica inusual o la liberación de mucho metano de la corteza.
Los paleontólogos y paleobiólogos suelen datar una de estas dramáticas situaciones hace aproximadamente 202 millones de años, fecha que corresponde al fin del Triásico. Sin embargo, un nuevo estudio internacional llevado a cabo sobre muestras recogidas en el canal de Bristol (Reino Unido) demuestra que la mortandad de la fauna y la flora marina ocurrida en aquel tiempo tuvo índole local.
El terreno correspondiente a esta región geográfica moderna habría experimentado una caída abrupta del nivel del mar y una "transición de marino a no marino", según demuestran los autores en un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS, EE.UU.) el 16 de noviembre.
La diversidad oceánica se redujo a unas comunidades de microbios, pero solo en esta región litoral del entonces supercontinente Pangea. Mientras tanto, la extinción masiva a escala global ocurrió "un poco más tarde", sostienen los investigadores y confirman que fue causada por la inyección repentina de dióxido de carbono volcánico.
Esa reducción de la biodiversidad fue acompañada por unos "modestos" cambios en la presencia de distintos isótopos de carbono en los restos fósiles, señalan los científicos, y precisamente estos cambios son los que les permiten confirmar que hubo una interrupción del ciclo del carbono.
En total, se estima que entre el 25 y el 34 % de los géneros marinos desaparecieron durante la extinción masiva del Triásico-Jurásico. Al tiempo que muchos filos terrestres desaparecieron, el cambio despejó el camino a los dinosaurios y los pterosaurios que lograron dominar los continentes durante los próximos 135 millones de años aproximadamente.
Los hallazgos de esta investigación internacional no solo ofrecen una nueva teoría del inicio de aquella extinción, sino que también una especie de advertencia sobre potenciales eventos futuros similares, afirmó en un comentario el profesor Kliti Grice, de la australiana Universidad de Curtin.
"Saber más sobre los niveles de dióxido de carbono presentes durante el evento de extinción masiva final del Triásico nos proporciona detalles importantes que podrían ayudar a proteger nuestro medioambiente y la salud de nuestros ecosistemas para las futuras generaciones", dijo Grice.
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