¿Es la edad el motivo principal del cansancio?
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Fotografía tomada de https://www.elcomercio.com
No importa si el trabajo nos encanta, si no es absorbente o si lo necesitamos mucho, llega un momento en que debemos descansar para volver renovados, con nuevas ideas, energía y ánimo. Es por salud.
A esta conclusión llego, a la fuerza, a casi tres años de trabajar ininterrumpidamente, después de muchos reclamos ajenos para tomarme unos días, y de tanto negarme a aceptar que me puedo cansar. ¿Será también cuestión de la edad? Porque a los veinte años nada me derrumbaba.
Pero, sí, estoy cansada, y admito que de manera general sucede que a veces no nos damos cuenta y —como en mi caso— si no tenemos plan de distracción que nos parezca suficiente o merecedor de unas vacaciones, seguimos trabajando día tras día, mes tras mes, hasta que de repente son años. Y, entonces, lo peor es que gradual y solapadamente al principio, perdemos rendimiento, nos volvemos lentos, improductivos, y sentimos agobio con la idea de empatar una semana con otra frente a la mesa de trabajo.
Antes de ser una idea insoportable, el primer pensamiento es sobre la pérdida de capacidades. Nos decimos que ya no somos los mismos, que nos pasa factura el almanaque, pero ¡qué va! si cuarenta años no es nada, así que sin dudas debe ser el cansancio lo que nos trae desmotivados. Se impone recesar.
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No, el descanso laboral es muy válido, imprescindible, así sea para levantarnos tarde, remolonear, disfrutar de la paz de la casa a solas, también para tener un propósito de diversión y respiro elaborado —como me gustaría a mí— de paseo, campo y relax. Sin embargo, ya que no puedo tomar carretera ni debo postergar más la desazón, me replanteo la agenda para tomarme una merecida tregua para leer, pintar e ir a la costa cercana. Nada mal, ¿cierto?
De igual forma me convenzo de que es un programa interesante hacer en vacaciones lo que normalmente me cuesta sacrificio porque el trabajo, el de escribir y el del hogar, me acapara y me deja exhausta al final del día, y de ese modo mis pasatiempos tampoco los emprendo con toda la fuerza que debería. Así, pues, es el momento.
Asimismo, los especialistas en siquiatría coinciden casi de manera unánime, que sentir cansancio de manera constante afecta directamente el rendimiento laboral, académico, la vida familiar. Provoca falta de atención, cefaleas, migrañas, dolores de tipo crónico, cervicalgias, dolores musculares. Puede haber exceso de sueño y que el mismo no sea reparador. También puede generar síntomas de salud mental como ansiedad y depresión, que afectan la calidad del sueño y del descanso. Por tanto, aconsejan tomarse unas vacaciones, al menos una vez al año, para apagar la mente de responsabilidades.
Si usted siente que de una etapa para acá no puede generar las mejores ideas, y le ronda algún tipo de apatía o rechazo hacia lo que le da el sustento, o las jornadas le parecen interminables sin lograr lo que espera; si, además, olvida asuntos importantes y también los livianos, si le cuesta dormir corrido, le duele la cabeza o está irritable por boberías; y si todo esto coincide con la falta de vacaciones, usted no se está haciendo mayor, usted está agotado, precisa descansar. Muy probablemente será el remedio para resetear su mente, recuperar el deseo y regresar un mes después con el empuje necesario, con las baterías al ciento por ciento de carga.
Piense que es normal, una angustia colectiva, pero el resultado también es justo lo que también prefiere el empleador: un trabajador dispuesto que no se sienta sacrificado y realice su labor con ímpetu y disposición.
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