Ernesto Parra, salir a transformar el mundo con una nariz
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Hace años que el arte del clown en Cuba tiene un nombre imprescindible: Ernesto Parra. Con su grupo Teatro Tuyo, ha creado desde Las Tunas un paradigma del buen hacer, ha creado una escuela y, literalmente, la Escuela Nacional de Clown, donde forma nuevos talentos desde 2019.
Parra es Papote, su payaso, pero más allá de la nariz roja, es un actor, maestro, investigador, escritor, un apasionado del teatro y, en particular, del clown, y se lo toma muy en serio. Para él debe asumirse esta especialidad sin caer en «los guiños y los facilismos que encasillan a este personaje. Chaplin quizás es el máximo exponente porque logró llevar a Charlot a una dimensión amplísima de diferentes situaciones. Así como todos tenemos una personalidad que se va definiendo a lo largo de los años y va mutando, así mismo el actor clown va evolucionando. Decía Darío Fo: un clown no es más que un actor total».
Si quieres ser un buen payaso, asegura, «lo primero es ser actor, a diferencia de lo que se cree, que por no ser buen actor y tener vis cómica, te puedes dedicar a esto. Todo lo contrario. Lo primero que necesita un buen payaso es ser un buen actor, tener la capacidad de transmitir emociones, de transformar un suceso de ficción en una verdad».
En los 23 años de fundado, Teatro Tuyo ha sido cátedra en este sentido, pero su director siente que les queda mucho camino por andar, pues «en toda carrera y en la vida misma, la continuidad es lo que va a medir un resultado a futuro. En la medida en que cada artista desarrolla ese apetito por aprender, porque el teatro se convierta en esa experiencia de praxis de vida, en un modo de hacer, es lo que dará la continuidad».
Y aquí señala, por supuesto, que la Escuela Nacional de Clown es la materialización más clara de ese empeño, un espacio de enseñanza que bebe, en primer lugar, de nuestra tradición, en la que el personaje más conocido es, sin dudas, Trompoloco: «Edwin Fernández, un actor con una capacidad histriónica y un diapasón amplísimo desde el cine, la radio, la televisión, el circo, el cabaret, el doblaje... No es el único, con él hubo una generación dorada de payasos, sobre todo en el mundo del circo. Antes de Edwin, el gran payaso Rafael Padilla, olvidado aún por la historia del teatro cubano, primer payaso negro del mundo, Monsieur Chocolat, un niño nacido esclavo al que sus dueños venden y que comenzó a triunfar en Francia en el mundo del circo.
«Hay maestros latinoamericanos, sobre todo en la Argentina, que han dejado su legado en artículos y libros, como Hernán Genet, Cristina Moreira, Manuel Canzon. En un marco mucho más amplio, en el caso particular de la extinta Unión Soviética, maestros como Oleg Popov, Yuri Nikulin, Karandash (Mijaíl Nikoláievich Rumiántsev)», destaca Parra en relación a otros referentes de nuestra Escuela.
Cuando una le pide que valore la salud del clown en Cuba, Parra es optimista: «Usando una analogía de la agricultura: estamos en un momento donde las primeras semillas sembradas comienzan a convertirse en posturas. En la medida en que las sigamos cuidando y ellas también procuren crecer y convertirse en árboles, podremos tener una cosecha muy prometedora.
«Lo que hemos hecho durante todos estos años de Teatro Tuyo también fomenta la dimensión académica para multiplicar esa experiencia muy particular del grupo, bebida de maestros que nos han antecedido en la historia del payaso en Cuba u otros de la región. Tratamos de compartirla a través de lo que ya es un hecho: la Escuela Nacional de Clown. Ir fomentando desde lo académico esas semillas que a futuro serán también creadores».
Pero Ernesto Parra no solo está haciendo la historia del clown con sus manos; también la va escribiendo. Recientemente, presentó su libro digital Clownteo, que cuenta «cómo ha despegado un cohete cargado de payasos desde Las Tunas. Son cuatro capítulos que están ordenados 3, 2, 1, 0, como si fuera el conteo regresivo para la salida de un cohete. A partir de artículos de prensa, de crítica especializada, reflexiones teratológicas, opiniones de colegas, se recopila la historia de Teatro Tuyo. Hay también una cronología, las fichas técnicas, una galería de imágenes...
«También hay un capítulo en el que trato de explicar para Teatro Tuyo qué es un payaso, y otro en el que explico quién es Ernesto Parra: alguien que desde Las Tunas intenta demostrar que cualquier lugar es bueno para florecer. Solo creo en la vocación de levantarme todos los días a transformar la realidad y, en mi caso, me toca hacerlo con una nariz».
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