EN FOTOS: Estrategias en la casilla 65
especiales
Foto: CubaSí
Eligieron una isleta de sombra y se han concentrado en la partida, fabricándose, además de las 64 que tiene el tablero, una virtual casilla número 65 adonde el calor abrazador parece no llegar.
Dos cubanos de edades e historias diferentes tensando las cuerdas del razonamiento y la inteligencia, intentando dar lo mejor, ideando jugadas, estrategias.
Avanzan los peones, el alfil se posiciona en el mejor de los escaques, una mano se levanta, parece que va a mover la dama, pero no. Vuelve la mano a apoyarse sobre el banco recio, pero lo hace como si se posara sobre un hombro, tan delicado y cuidadoso es el movimiento.
Es que quizás, por las trampas de los termómetros y de este verano de mandíbula contraída, ha pensado el jugador en su dama, que le espera ya con el almuerzo casi listo y se impacienta sin saber que él, a su manera, también está pensando en ella, que ya no es bella ni joven, pero sigue, como el primer día, alegrándose de verla a su lado cada amanecer. No, no hay gambito de dama.
Pero la torre sí que la mueve, y la pierde. Fue un paso en falso. Anduvo rápido el otro, como iba aquel con sus tenis nuevos. Antes de comenzar el juego se los celebraron y dio las gracias con tremendo orgullo.
“Lo hizo –recuerda el jugador- como si sintiera a los tenis como una parte de él, su prolongación. En realidad, debían haber sido los tenis los que agradecieran y no el muchacho.
“Pero a veces el yo se confunde con unos zapatos, o con un carro, o con una tarjeta de…”
La mirada del contrincante le interrumpe la reflexión, y le avisa que se fije bien, que el caballo está a punto de perderlo.
Pero no sucede porque piensa muy bien la próxima jugada. En definitiva, ellos están ahí diseñando estrategias no para darle jaque mate al otro, sino para ganarle al tiempo, para ganarse a sí mismos.
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