El tenis de mesa cubano tuvo un despegue y rendimientos superiores en el año 2021. Eso es incuestionable, amén de que aún considero estamos bien distantes de la élite universal, y algo menos distanciados de los mejores exponentes del continente americano.

Aquí es justo señalar que esta disciplina es una de las que mayor expresión posee en el fenómeno de nacionalización de deportistas, con exponentes asiáticos defendiendo los colores de otras naciones. Para nada es secreto que la raqueta número 50 de China, o la 20 de Japón o cualquier otra potencia asiática, que no haga equipo en su país de origen, bien puede comandar las acciones de otros países, fundamentalmente a este lado del Atlántico, como ha sucedido en Canadá, Estados Unidos, y República Dominicana, por solo citar tres ejemplos.

De vuelta a los nuestros, comenzaremos por la épica clasificación olímpica de Daniela Fonseca en individuales, y junto a Jorge Moisés Campos en el doble mixto. Si bien Tokio luego fue una experiencia efémera para ellos pues ambos sucumbieron en sus presentaciones correspondientes a la ronda preliminar, el haber pugnado al nivel entre los mejores de América, e incluso haber tenido Moisés la clasificación individual dos veces a punto de tiro, habla de un desempeño loable de los nuestros. Además de el complemento que constituyeron el experimentado zurdo Andy Pereira e Idalys Lovet.

Con esas credenciales concurrieron Daniela y Moisés (segunda experiencia olímpica tras Río 2016) a la capital nipona, pero se les atravesaron en el camino por ese orden, la australiana J,F, Lay (11-5, 11-7, 11-5, 14-12); y el dueto alemán de Franziska-Solja (11-5, 11-7, 11-8, 11-7).

No obstante, reitero que la presencia de los nuestros en ese examen de rigor supremo, puede catalogarse de muy positiva.

Una mirada un poco más profunda arroja que en el orden individual Andy Pereira es el mejor posicionado por los varones en el puesto 229-885 puntos; mientras Jorge Moisés Campos figura en el 277-680, en feudo del chino Zhendong Fan (14 145). Por colectivos, la escuadra varonil se ubica en el escaño 42-426 unidades, de una relación regenteada por China (7 500).

Imaginen que en solitario, de la decena de punteros del escalafón, cinco son exponentes del gigante asiático.

Entre damas la realidad es bastante similar. Idalys Lovet, con mayor kilometraje, aparece en el escaño 256-618, mientras Daniela Fonseca, la revelación antillana este año se coloca en en el 280-533. Acá la también china Meng Chen (13 100) comanda las acciones, y seis de las diez vanguardistas pertenecen a esa nación, que también domina en el ranking de conjunto (7 500), donde las nuestras recalan en el 41-424.

Un eslabón de crecimiento para nuestros jugadores fue el hecho de haber competido al amparo de convenio entre federaciones en certámenes ligueros. Andy lo hizo en la segunda división alemana; Moisés se desempeñó en la segunda y primera división de Italia; donde igualmente se desarrolla Idalys Lovet luego de su paso por el Madeira portugués. Daniela estuvo en Alemania, y a partir de marzo junto a Liván Martínez se perfila recalen en República Checa, en la primera división, a tenor de información aportada por el Comisionado nacional, Bárbaro Oliva al colega Duanys Hernández.

“Daniela jugaría una Championship en Austria que sería un torneo de clubes, pero muy provechoso para ella porque se enfrentaría a jugadoras asiáticas”, precisó el federativo.

Ese volumen de partidos bajo un nivel cualitativo superior los hizo elevar sus parámetros de juego y continuará tributando al cdesarrollo tanto individual como por equipos de nuestros tenimesistas; aunque reitero, todavía les resta un largo camino por recorrer, en función de mostrarse competitivos frente a rivales de calidad considerable. Y sobre todo, tener ese temple para definir sets y partidos cerrados, con nivel parejo y tensión al límite. Donde el pensamiento táctico y la precisión en cada acción devenga crucial.

Perspectiva inmediata

Una mirada a lo acontecido en los I Juegos Panamericanos Junior de Cali arroja que allí los nuestros rindieron para un título, una plata y cinco bronces, liderados precisamente por Daniela Fonseca.

Hablamos de jugadores jóvenes, entre 15-18 años en su mayoría, y que mostraron, con formación netamente doméstica, estar al nivel de las exigencias continentales en dicha categoría.

De ahí que con ellos también se maneje la posibilidad de insertarlos en diferentes circuitos ligueros, o en este caso partir de un eslabón de desarrollo que aporta considerablemente, como el Centro de Köpeng, Suecia.

Donde Andy y Moisés crecieron cualitativamente durante años, y con la posibilidad de entrenar con jugadores de distintas latitudes, incluidos asiáticos y europeos, los que mayor prestigio poseen en el máximo contexto global, con excepción en la actualidad del fenomenal brasileño Hugo Calderano (4to-8 608).

Entonces para la cantera inmediata, la tierra prometida sueca y otros posibles escenarios en Asia, se antojarían de un provecho notorio. Sobre todo cuando en este deporte, el certamen o la llamada liga Nacional, debe ser rescatado; como escenario esencial de confrontación y crecimiento doméstico.

Lo cierto es que se debe aprovechar en todas las vertientes ese despegue experimentado durante el ciclo 2016-2021, consolidar el trabajo, y buscar nuevas fórmulas de crecimiento, entrenamiento, y juego de nuestras figuras.

Agenda competitiva

Un punto de contribución en tal sentido lo será la organización, entre el 3 y el 8 de marzo próximos, de la edición 62 del Campeonato del Caribe, torneo en el cual se pugnará de conjunto, en individuales y dobles en cada sexo, así como en doble mixto.

Además de posibilitar a un mayor número de nuestros jugadores celebrar partidos con otros raquetistas en calidad de anfitriones y con cierto nivel cualitativo, la lid otorgará cupos para el Panamericano de la disciplina en octubre, así como para el Mundial individual de 2023.

Eso, sumado a la condición de ser una lid oficial calendariada por la Federación Internacional, y en consaonancia puntea para los respectivos rankings.

De ahí que Cuba pretenda inscribir a todas sus principales cartas y también abrirles ese escenarios a los juveniles de mayor poder de fuego; con el propósito de dominar la justa en la mayor cantidad de modalidades posibles, y con los elencos de Puerto Rico y República Dominicana en calidad de rivales de mayor rango.

Y con el prisma un tanto más largo, el Panamericano de octubre confiere visados directos para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, una oferta tentativa y nada despreciable.

Entonces, con ese impulso, inyección de voluntad para continuar creciendo, y equipamiento de primer nivel donado por la Federación Internacional, el camino está un tanto allanado. Toca a todos continuar en esa cuerda; y ojalá otras disciplinas se monten en esa cuerda. ¡A por el 2022!