El burrito más famoso del mundo cumple 110 años

El burrito más famoso del mundo cumple 110 años
Fecha de publicación: 
14 Junio 2024
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Ilustración de Thomas Docherty. Imagen tomada de elpais.com

Cada niño o adulto que haya leído Platero y yo se ha construido su propia imagen de ese maravilloso burrito, que continúa trotando al lado de muchos cuando el asunto es invocar la ternura.


Foto: @Gabri91MG

Al tropezarme con la conmovedora y poco conocida foto de un homenaje de los niños que regalaron un burrito de paja a Juan Ramón Jiménez (1881-1958), días antes de morir, recordé cuánto deseaba la niña que fui, al tropezarse por primera vez con ese libro increíble, ver una imagen real del burrito que inspiró al escritor español, Premio Nobel de Literatura en 1956.

Pero resulta que no existió un único Platero. Al menos, así lo aseguraba el propio Juan Ramón: «Muchas personas me han preguntado si Platero ha existido. Claro que ha existido. En Andalucía todo el mundo, si tiene campo, tiene burros, además de caballos, yeguas y mulos. El burro lleva servicio distinto que el caballo o mulo, y necesita menos cuidado. Se usa para llevar cargas menores en los paseos de campo, para montar a los niños cansados, para enfermos, por su paso. 

«Platero es el nombre jeneral* de una clase de burro, burro color plata, como los mohínos son oscuros y los canos, blancos. En realidad, mi “Platero” no es un solo burro, sino varios, una síntesis de burros plateros. Yo tuve de muchacho y de joven varios. Todos eran plateros. La suma de todos mis recuerdos con ellos me dio el ente y el libro».


Estatua en bronce de Platero, en Moguer, realizada por el escultor León Ortega en 1963. Foto: tomada de aytomoguer.es  

Este año, cuando se cumplen 110 años de la primera edición de Platero y yo, publicada el 12 de diciembre de 1914 con 63 capítulos —en 1917 vio la luz la edición completa, con 138 capítulos—, bien que vale evocar ese acontecimiento.

Tanto lo fue, y lo sigue siendo para todos los que votan por el amor, la sensibilidad, la ternura, la piedad y todo lo que nos hace más humanos, que el libro es el tercero más traducido en los últimos cien años, después de La Biblia y El Quijote.


Primera edición, de 3 000 ejemplares, y por la que pagaron al poeta 500 pesetas (tres euros). Foto: tomada de memoriademadrid.es 

Sin embargo, hay quienes afirman, cual si se tratara de un género menor, que este es un libro para niños. Como si el propio autor no hubiera ya comentado en el prólogo de su primera edición: «Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, estaba escrito para… ¡qué sé yo para quién!… para quien escribimos los poetas líricos…», y en el de la edición ampliada de 1917 subrayaba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».


En 1937, Juan Ramón, junto a su esposa, Zenobia Camprubí, estuvo en La Habana. Foto: tomada de rtve.es

No dice que lo hizo pensando solo en los pequeños, y así también lo precisaba la Doctora Carmen Bravo-Villasante en su Historia de las historias de la literatura infantil y juvenil: «Todavía hay quien discute si Platero y yo es un libro para niños. Es imposible en algunos casos trazar una línea formal entre el género infantil y el de adultos. En este caso, el libro tiene el extraordinario mérito de valer para todas las edades. La alta calidad poética alcanza por igual a niños y grandes». 


En el número 25 del Paseo de Recoletos, en el distrito Retiro, figura esta placa conmemorativa, colocada el 12 de diciembre de 1914, con motivo del centenario de Platero y yo. Foto: tomada de memoriademadrid.es  

Aun cuando es un texto presente en la mayoría de las escuelas primarias de Iberoamérica y con el que no pocos escolares han dado sus primeros pasos en la lectura, vale recordar que, además de su vibra enternecedora, en sus páginas igual palpita el drama, la locura, el dolor y también la muerte.

Es así que en el contexto de su Moguer natal, Juan Ramón despliega esta historia de una cotidianidad que lo mismo discurre reposada bajo una cálida luz rosa, que se tiñe de brumas moradas y amenazantes.


El Instituto Cervantes considera que este libro representa todo un clásico de la literatura española del siglo XX, como ejemplo de prosa poética modernista. Foto: edición con ilustraciones de Thomas Docherty, tomada la imagen de elpais.com

Cuando han transcurrido ya casi 110 años de Platero y yo (se cumplen en diciembre), y han sido tantos los millones de niños y adultos que han conocido del burrito de «acero y plata de luna», se confirma que no hace falta ver una foto —por demás, imposible— de Platero para creer en él y, sobre todo, para ir andando a su lado, que no sobre su lomo, por estos caminos del vivir. 

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*Se ha respetado la ortografía del autor.

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