EDITORIAL: Contra el bloqueo, una vez más
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En sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a unas horas de que se someta a votación el proyecto de resolución para levantar el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, decenas de oradores, representantes de gobiernos y organizaciones multilaterales, han condenado la genocida política de sucesivas administraciones estadounidenses contra la mayor de las Antillas.
Más que demostrado está que el bloqueo es contrario a las más elementales nociones de legalidad. Y su extraterritorialidad viola prácticas de las relaciones internacionales. Pero hay, además, un componente moral: no es ético intentar someter a un pueblo a duras sanciones por el mero hecho de no comulgar con el modelo social y político que escogió.
Porque aunque sus promotores afirmen que el «embargo» (esa denominación es un cínico eufemismo) afecta solamente a un gobierno, sus efectos impactan en todo el entramado de una sociedad. El objetivo sigue siendo el de siempre: rendir a un pueblo por hambre.
Hasta los detractores de la Revolución cubana saben que el bloqueo es el primer obstáculo al desarrollo integral del país. No en vano lo ignoran cuando culpan al gobierno de todas las carencias de la crisis. La posición de Cuba es sencilla: desmonten el bloqueo y demuestren que el modelo es ineficiente. Los más reacios enemigos del socialismo cubano ni siquiera se plantean esa posibilidad. Su apuesta es por la guerra sucia, inclemente, desgastante.
La sala en la que se debate el proyecto de resolución ha sido escenario de sucesivas y abrumadoras votaciones en contra de esa política. Estados Unidos las ha ignorado. Y con toda seguridad ignorará la que se avecina, que implicará una nueva derrota en la Organización de las Naciones Unidas.
Para Cuba es importante esta demostración casi unánime de rechazo a un bloqueo que conlleva graves consecuencias para el país y sus habitantes, pese a la retórica de los representantes del gobierno de los Estados Unidos.
No hay justificación posible, no hay derecho, no hay sustento convincente del bloqueo, que no sea la arrogancia de los gobiernos que lo han aplicado.
Y enfrentando todos los obstáculos que ese engendro origina, Cuba sigue de pie, lo que viene a confirmar el fracaso de la inmoral política.
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Carlos de New York City
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