DIARIO DEL FESTIVAL DE CINE: La Habana late con su Festival
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Conciertos y proyecciones en la calle 23. Foto: Prensa Latina
La Habana late al ritmo de su Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. La edición 44 de la cita, una de las populares convocatorias de la cultura en Cuba, acoge casi dos centenares de obras en su selección oficial, que compiten por los míticos Corales en varias categorías.
Pero el Festival es mucho más que su muestra principal. Se asume, se vive como una fiesta. Y los embates de la crisis económica, que obviamente marca las dinámicas del encuentro, no impiden que el espíritu de la celebración decaiga.
De acuerdo, son menos salas. Ya no son tan largas las colas (aunque hay películas que atraen a muchos espectadores). Es un festival más austero. Pero se mantiene el trasiego de cine en cine, los debates antes o al final de las proyecciones, los aplausos de agradecimiento después de muchas de las presentaciones.
Es el ambiente que una y otra vez han celebrado no pocos cineastas internacionales. No son habituales ahora mismo en el mundo las grandes salas, así que descubrir una platea y unos balcones repletos de un público expectante es una experiencia única para no pocos realizadores y actores.
Es el Festival de siempre… y es otro festival. Por primera vez el cine toma las calles en grande. La célebre avenida 23, la principal arteria cinematográfica en Cuba, se cierra al tráfico motorizado en parte de su trayecto, entre las salas Chaplin y 23 y 12, para que los peatones disfruten de proyecciones al aire libre y conciertos con populares cantantes.
Es un proyecto que se extiende a varias capitales provinciales del país, en un empeño de que el certamen vaya más allá de su sede habitual.
Junto con las agrupaciones y solistas de gran pegada que se presentan en los escenarios, la gente puede disfrutar en las pantallas de filmes premiados en anteriores ediciones del Festival, y de animados y cortos. Habrá varias opciones todas las noches hasta el cierre del domingo.
El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se consolida como referente para lo mejor de la producción cinematográfica de la región. Basta revisar la programación, y comprobar la cantidad de solicitudes que quedaron fuera de la selección.
Aquí se honra el legado de los fundadores: no hacer concesiones a una creación banal y edulcorada. El cine como arte. El cine como espacio de confluencias múltiples. El cine como idea movilizadora.
Pero el premio mayor es para el público, animador principal de la fiesta. Hay que defender este festival contra todas las mareas. Es la fiesta de todos los que aman el cine, que en Cuba todavía son legiones.
Homenaje a Buñuel
Hace cuatro décadas murió uno de los más inquietantes directores del siglo XX: el español Luis Buñuel. El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano le rindió tributo con la proyección este domingo en la sala 23 y 12 del documental Buñuel, un cineasta surrealista, de su compatriota Javier Espada. Se trata de un recorrido por el universo onírico y la inconfundible estética de un artista que tendió puentes entre Europa y América. Se parte de una certeza: nunca conoceremos del todo el arte de Buñuel, es un universo que siempre reserva sorpresas.
Un cineasta ¿desconocido?
Landrián, de Ernesto Daranas, es un homenaje al cineasta Nicolás Guillén Landrián, fallecido hace 20 años. Quizás buena parte del público no tenga referencias de este realizador, pero en el ámbito académico es reconocido por su vanguardista recreación del acervo cultural y espiritual de la nación. El documental, que se incluye en la selección oficial, puede contribuir a saldar una deuda.
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