DIARIO DEL FESTIVAL DE BALLET: Maratón coreográfico

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DIARIO DEL FESTIVAL DE BALLET: Maratón coreográfico
Fecha de publicación: 
30 Octubre 2024
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Danza Contemporánea de Cuba en el cierre de Mambo 3XXI​​​​​, de George Céspedes. Foto: Del autor.

Las primeras jornadas de la edición 28 del Festival Internacional de Ballet "Alicia Alonso" les han permitido al público el disfrute de una ejemplar variedad estilística. Fue el sello de la gala que tuvo lugar este martes en la sala Avellaneda del Teatro Nacional: desde el ballet académico, pasando por expresiones del neoclasicismo, hasta la danza folclórica y contemporánea. Es la apuesta de la cita, que pretende constituirse en fiesta de toda la danza.

End of Time, de Ben Stevenson, interpretada por Sadaise Arencibia y Bertho Rivero (Ballet Nacional de Cuba), fue un despliegue de lirismo  en el más refinado estilo neoclásico de la danza. El diálogo escénico entre la experiencia de Arencibia y la energía juvenil de Rivero se concretó armónicamente. Rivero, en el inicio de su carrera, es ya una promesa para la danza cubana (contundente presencia escénica,  suficiencia técnica, madera de partenaire... solo falta pulir el estilo), mientras que Arencibia hizo gala de su habitual compromiso emocional,  que hizo resaltar la atemporalidad y la belleza de la propuesta de Stevenson.

En su interpretación de Ballet 101, del coreógrafo Eric Gauthier, Yankiel Vázquez asumió con gracia y frescura la carga humorística de la pieza, que es una divertida recreación de los desafíos cotidianos de arte del ballet. Con destreza y energía, Vázquez acometió los exigentes movimientos de la coreografía, consiguiendo aplausos y carcajadas del público.

En Jeunehomme, de Uwe Scholz, Rachele Buriassi y el cubano Esnel Ramos, de Les Grands Ballets Canadiens, ofrecieron una interpretación marcada por la limpieza técnica y estilística y un compromiso emocional que sostuvieron las implicaciones expresivas de una pieza particularmente intensa. En La muerte del cisne, a partir de la célebre coreografía de Fokine, Elena Vostrotina (Ballet de Zurich) cumplió con las demandas técnicas y estilísticas de rigor, acompañada por una inspirada interpretación en vivo de la música de Saint-Saëns, a cargo de la pianista cubana Daniela Rivero y el violonchelista ruso Nikolay Shugaev.

El brillo y la elegancia del ballet francés se hicieron evidentes en Delibes Suite, de José Martínez, un vibrante pas de deux bailado por Mathilde Froustey y Riku Ota (Ballet de Burdeos), quienes honraron, con pleno dominio escénico, el fino sentido del humor de este homenaje a la gran tradición clásica.

A la propuesta de la Compañía de Danza Judía en México, Anajnu Veatem, le dedicaremos un comentario aparte. En esta gala contagiaron con su alegría al público con Un poco de nosotros, concebida, con espíritu integrador de varias tradiciones, por Guillermo Treistman.

Hubo también espacio para el más encumbrado Balanchine, con la escenificación del pas de deux de Diamantes, a cargo de Emely Bromberg (Estados Unidos) y Rainer Krenstetter (Austria), precisos y atentos a la demandante estructura coreógrafica de la pieza, que exige además porte y distinción.

Irina Perren y Marat Shemiunov, del Teatro Mijailovsky de San Petersburgo, entregaron la esencia misma de un clásico del ballet ruso: el pas de deux Aguas primaverales, de Asaf Messerer. Fuerza, buen gusto, ganas de bailar... y una belleza en las líneas que motivaron al auditorio.

El pas de deux Le Parc, de Angelin PreljocajAngelin Preljocaj, interpretado por Verety Jacobsen y Antoine Dubois del Ballet Preljocaj, fue expresión de un dramatismo profundo, que revela y recrea la complejidad emocional de una relación de pareja. La poética de Preljocaj se caracteriza por una fusión entre el ballet clásico y la danza contemporánea, que le permite explorar temas universales con singular intensidad simbólica, gestualidad detallada y meticulosa composición.

Y hablando de relaciones humanas, Juliano Nunes explora el vínculo de dos hombres en Interlinked, que bailaron Brandon Lawrence, del Ballet de Zúrich, y Tzu-Chao Chou, del Birminghan Royal Ballet. Hay aquí un interesante e innovador enfoque en temas como la identidad de género, la autopercepción y la interconexión entre las personas, que se sustenta en la habilidad de Nunes para fusionar movimientos atléticos y al mismo tiempo líricos. La compenetración de los intérpretes y la plasticidad del entramado redondeados la propuesta.

Y para cerrar la noche, una pieza que ha marcado como pocas el panorama de la danza cubana en los últimos años, Mambo 3XXI, de George Céspedes, que Danza Contemporánea de Cuba interpreta con todo el entusiasmo del mundo.

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