Develando esencias que llegaron a la vuelta de abrazos (+Fotos y video)
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¿Qué se me enjugaron los ojos de lágrimas? Es cierto. ¿Que el llamado a la reflexión estuvo latente durante la hora y 20 minutos de rodaje de “Volverán los abrazos”? También.
Si usted quiere degustar un documental en el cual el humanismo nos lleva de la mano por la vida, sí y digo por la vida, asumiendo riesgos, desterrando miedos, enfrentando las embestidas del virus del Sars-Cov-2 cuando de él apenas se conocía en Cuba y el mundo, entonces debe dedicarle su tiempo y volver la mirada sobre este primer documental de Jonal Cosculluela y Maritza Ceballo Acosta.
Y es que precisamente de eso va Volverán los abrazos, del quiebre de los temores, de poner la vida del prójimo por encima de la suya misma, de brindar conocimiento, humanismo, cuidados a aquellos que contagiados por la Covid-19, cruzaron la frontera de lo incierto, vieron debilitarse su salud y establecieron, algunos airosos, otros no, una batalla campal con el virus y en favor de la vida.
Así nos conducen sus autores, de la mano de historias de profesionales de la salud cubanos en diferentes escenarios de la primera línea de combate:
1- El primer team médico conformado para atender los casos iniciales de coronavirus en Cuba, en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí.
2-Las vivencias de un médico intensivista en el hospital Salvador Allende, uno de los destinados al seguimiento y atención del coronavirus.
3- Una doctora de un área de atención primaria en Párraga, municipio de Arroyo Naranjo y uno de los más sensibles en cuanto a situación epidemiológica durante la evolución de la pandemia.
4- Las vivencias de una doctora de la institución conocida como La Balear, con peso en la atención a pacientes en edad pediátrica.
5- La advertencia a extremar cuidados y muestreo de la situación país por parte de nuestras autoridades sanitarias.
Entonces, en medio de esa lucha, narrada de forma magistral, hurgando en las fibras sensibles de sus protagonistas durante el buena parte del año 2020, el primero del azote pandémico de la Covid-19, trasladando sus realidades y la del escenario que expereimentaba Cuba a nuestro corredor izquierdo se develan varios mensajes:
El primero la necesidad de cuidarnos, con el encierro, la esperanza y las nostalgias revistiendo nuestro escudo o coraza; la urgencia de enfrentar un virus desconocido, de ir ganando experiencias sobre la marcha en materia de cuidado y de generar conciencia en la ciudadanía.
Lidiar con una Cuba y Habana desérticas, desde varios prismas de soledad, con todo el peso que esta puede cargar consigo.
El cruzar la barrera del peligro, extremando con meticulosidad inusitada todo cuidado, pues el contagio con el virus podría poner en riesgo a los tuyos.
Pero por sobre muchas cosas también el anteponer el deber, sabiendo que salvar la vida de otras personas se erige como la mayor satisfacción y gratitud para quiénes escogieron la medicina como profesión y camino de vida...
Uno perenne, y en el que se imbricaron Jonal, Maritza, y un reducido espectacular equipo, no sin sortear numerosos avatares que fueron desde las restricciones para desarrollar el rodaje, como el exponerse en la llamada línea roja.
Con ellos me une mucho más que un abrazo, ese que nos dimos en nuestro reencuentro durante la presentación especial del documental. Con Nadiezhda, una de las protagonistas de su obra, otro tanto. La Lenin, esa trenza irrompible de lazos de amistad, y luego el aula en la Facultad de Periodismo, me premiaron con el hecho de contarlos entre mis amigos; de pulsar su entrega, sensibilidad, pasión por lo que hacen, humanismo.
Porque en definitiva de eso va la vida, un volumen eterno por el que transitamos todos.
A ellos, agradecido por una inyección de enseñanzas, aún cuando la Covid-19 no había mostrado su peor rostro y cuando las realidades enfrentadas no habían alcanzado el límite de lo negativo. Volverán los Abrazos es imperecedero en materia de desmontar realidades entorno al nuevo coronavirus, y como tal toca, en un intento de gratitud en nombre de Cuba, acercarnos a algunas realidades de su proceso de concepción y creación en voz de sus directores Jonal y Maritza:
Videos: Cortesía de los realizadores (Siguaraya Village Producciones).
¿Qué inquietudes despertaron al iniciar el rodaje de Volverán los abrazos?
Jonal: “Lo primero fue vencer nuestros propios temores que no eran pocos. Tenemos niñas en casa y adultos mayores en la familia también. Nos íbamos a convertir en fuente potencial de contagio por lo que tomar la decisión fue bien difícil.
Luego estuvo el conformar el equipo, y la verdad en un inicio no encontramos mucha disposición. Lógicamente, cuando decidimos hacerlo no se sabía aún qué era el virus del Sars-Cov-2, cómo se contagiaba... no había maneras de protegerse aún, y aunque ahora se habla con más tranquilidad, cuando apareció este virus existía mucho desconocimiento y miedo en el mundo.
La suerte de dar con el 'equipazo' que conformamos (integrado por David, Yudit, Michel, Pardini, Luisito, Najmias, Nancy, Sheyla, Víctor y Alberto) y con el que hasta la fecha llevamos, además del documental, otro largometraje de ficción recién finalizado su proceso de filmación.
Esa es otra de las ventajas de estos tiempos difíciles, la creación de alianzas infinitas y amigos verdaderos. Aquellos días de pánico se transformaron en confianza total y comunicación extraverbal”.
¿Qué mensajes pretende trasladar el documental?
Jonal: “Desde el inicio nuestra idea fija era homenajear a los médicos cubanos, a todos los que de una forma u otra intervienen en el sistema de salud... explorar y exponer ese lado humano que en ocasiones olvidamos.
Son seres con familia, miedos, sentimientos, frustraciones. Pero a pesar de todo eso y más están ahí. Entonces, por muy trillado que parezca la mejor manera de cuidarlos es cuidándonos y cumpliendo con fidelidad todas las normas o protocolos sanitarios y de seguridad”.
¿Qué huellas les ha dejado este proceso creativo de Volverán los abrazos?
Jonal: “Un montón, algunas tristes y dolorosas, pero sobre esas lazos de cohesión y amistad, de respeto y admiración. Somos un equipo que estamos desde 2020 juntos. Hemos aprendido a cuidarnos unos a otros en los entornos más difíciles.
Ahora para el largometraje de ficción tuvimos la necesidad de crecer, entones trasladamos a los más nuevos integrantes nuestras maneras de trabajar, y una vez más transitamos por la prefilmación y el rodaje sin contagios.
Eso, en gran medida, se lo debemos al entrenamiento que nos dieron nuestros amigos profesionales de la salud durante el proceso creativo de Volverán los abrazos”.
A propósito, ¿cómo se enfrentaron a un tema tan delicado en circunstancias tan adversas y peligrosas?
Maritza: “Fue intenso, nos enfrentamos además al reto de investigar sobre la marcha, cuidar de nuestra salud, encarar varias funciones con un equipo reducido y disponiendo de poco tiempo para encontrar quiénes narrarían.
Las restricciones para filmar, el rigor y normas de algunas locaciones... todo eso devino una experiencia muy gratificante al final, pero también compleja como parte del proceso.
Rodar en la denominada Zona Roja, con todo el andamiaje de bioseguridad, convirtió la experiencia en algo de otra dimensión. Eso, con todo lo estricto que resulta, y asumiéndolo con total disciplina, es algo que igualmente debemos agradecerle al personal sanitario, que en todo momento nos enseñó, apoyó y ayudó a la par de sus esfuerzos por comprender la enfermedad y salvar vidas.
Eso también significó abstenernos de filmar ciertos episodios, por respeto y ética. Vivimos momentos de sufrimiento y llanto, imágenes fuertes de quienes habían perdido a alguien cercano, que no las filmamos, pero las grabamos en nuestra mente”.
¿Cómo se comportó el proceso de selección de historias? ¿estaban reconcebidas o las fueron moldeando a medida que avanzó el rodaje?
Maritza: “No había nada preconcebido realmente. Las historias fueron surgiendo en el proceso de rodaje e investigación, el cual simultaneamos con la filmación. Sí pretendimos reflejar los niveles de atención que estaban organizados, y en función de atención y seguimiento a la pandemia.
Por eso quedaron en la selección el trabajo de las terapias intensivas, el médico de la familia, y los hospitales diseñados para el tratamiento de la pandemia”.
Con un referente que hurga en lo sensible y el lado humano como Esteban, ¿apostaron a esa línea discursiva en Volverán los abrazos?
Maritza: “Nos pareció que esta situación por la que atravesamos todos ha puesto a relucir lo importante, o replantearnos qué es lo necesario para vivir y definitivamente son los afectos, la familia, los amigos... la vida.
Un documental que recogiera el testimonio sobre el primer año de la pandemia de Covid-19 en Cuba, tenía necesaria mente que pasar e invitar a la reflexión sobre esas aristas, debía narrar desde esa perspectiva.
Esa siempre fue la brújula para encontrar las historias y dar sentido a lo que hacíamos”.
A más de un año después, ¿cuánto de latente tiene Volverán los abrazos tomando en cuenta las nuevas realidades en el proceso de convivencia con el virus?
Maritza: “Quisiera pensar que el cambio al que nos ha inducido la pandemia se revierta en valorar más a los otros, en respetarnos, en ser responsables y nunca indiferentes a este virus letal, y a otras situaciones que nos presenta la vida y que demandan de nuestro actuar consciente, de nuestra sensibilidad y solidaridad como seres humanos”.
Justamente, ¿Qué fue lo más notorio desde la sensibilidad del proceso de creación y realización?
Maritza: “Lo más notorio fue que en medio de tanta tristeza, de pérdidas de vidas humanas, la propia vida nos premió con el privilegio de patentar, atestiguar y contar una experiencia única.
La posibilidad de conocer personas increíbles, nobles, entregadas, con la humanidad y la empatía que necesitamos todos, que le urge a la Cuba de hoy.
Eso además de trabajar con un equipo espectacular, integrado por David, Yudit, Michel, Pardini, Luisito... con tremenda confianza, con una química que llevamos a tal punto de que el entendimiento lo lográbamos con solo mirarnos, nos cuidábamos unos a los otros, y con quienes también compartimos momentos muy hermosos y fuertes también”.
¿Momentos dignos de abrazos?
Maritza: “Contenidos en ese entonces, reducidos a un contacto ligero y efímero de puños, en ocasiones ni eso. Pero sí, momentos dignos de todos los abrazos que quepan en esa vuelta o retorno”.
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magdelis
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