Del arte de decorar (+ Fotos)
especiales
Fotografía de YFC donada por el Museo Nacional de Artes Decorativas.
Cada 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos, una jornada —a veces un fin de semana, la semana entera, o más— dedicada a promover la cultura, la historia, y el sano esparcimiento desde acciones que involucran a los sitios museísticos, esos lugares aglutinadores de vida, tradiciones, leyendas, sabiduría, mucho más que obras de arte: memoria.
Con actividades de variada naturaleza el sector busca llamar la atención para que el público acuda a cualquiera de este tipo de instituciones y descubra el inmenso arsenal que atesoran; se convierte en una oportunidad no solo de entretenimiento, también de aprendizaje al evocar, por lo general, tiempos remotos. Con tal sentido, el Museo Nacional de Artes Decorativas de Cuba también se incorpora a la celebración con interesantes propuestas como las exposiciones «El arte de poner la mesa», y «Derrumbamientos».
Con sus casi 60 años de fundado el museo ubicado en la casona de la calle 17, del habanero barrio El Vedado, que por sí sola ya es interesante y destaca por su belleza, valor arquitectónico y artístico, convida esta vez a recorrer sus áreas y encontrar obras de alto alcance histórico, decorativo, incluso de uso cotidiano, pero que resaltan por la exquisitez y el buen gusto de su confección.
Fotografía de YFC donada por el Museo Nacional de Artes Decorativas
EL ARTE DE PONER LA MESA
De acuerdo con Yosvanis Fornaris Garcell, director de la instalación otrora palacio de la Condesa de Revilla de Camargo, una de las invitaciones consiste en una muestra de “fragmentos de cuatro vajillas europeas que pertenecieron a distinguidas familias cubanas durante la primera mitad del siglo XX”, y desde este jueves 18 se encuentra montada en el salón comedor, en perfecta armonía con el estilo ecléctico del museo.
No solo para admirar la majestuosidad de cada pieza, la propuesta nos hace también detenernos a pensar en la importancia de uno de los momentos más importantes en el hogar, sobre todo en tiempos pasados, aunque no demasiados distantes, cuando le otorgábamos más atención al sentarnos a la mesa, en familia o con amigos, ocasiones que servían no solo para alimentar sino para socializar y resolver los asuntos más apremiantes.
Fotografía de YFC donada por el Museo Nacional de Artes Decorativas
Trata sobre ese hecho social cotidiano, una suerte de relato costumbrista distante de nuestra realidad en el sentido práctico, pues actualmente las rutinas, tan agitadas, se han relajado —o adquirido objetividad— para la gran mayoría de las personas, salvo en ocasiones y contextos puntuales. Según sea el caso, «El arte de poner la mesa» nos hace recordar o sorprendernos de cómo antaño se disponía el acto de comer, con sus distintos utensilios rimbombantes en forma y material, y su organización sobre el mantel.
En la concepción de la expo «El arte de poner la mesa» participó un grupo multidisciplinario compuesto por los especialistas Lidis Nuvia Rodríguez, Isabel María Pérez, Anet Aleaga, Jorge Elías Gil, en la selección y organización; así como Celia Prieto y Erik Escalante en la conservación. Entre todos concibieron un muestrario digno de colección que representa perfectamente a la aristocracia de la centuria anterior.
Fotografía de YFC donada por el Museo Nacional de Artes Decorativas
DERRUMBAMIENTOS
Para celebrar el Día Internacional de los Museos, la preciosa mansión burguesa construida a inicios del siglo XX también plantea una especie de recorrido por el arte desde la devastación, desde la mala fortuna del quebranto, lo cual le añade un peso sin igual, que no deja de ser novedoso. Se trata de una iniciativa osada creada a partir de gran cantidad de piezas fragmentadas.
El artífice detrás es José Manuel Fors, Premio Nacional de Artes Plásticas 2016, uno de los creadores más prolíferos y valiosos de la Cuba contemporánea, quien ofrece una mirada distinta y nos incita a replantearnos otro modo de evaluar el paso del tiempo. Podemos admirar cómo en lo fracturado también se puede encontrar lindura, y para ello bebió de las interioridades de Dulce María Loynaz, Catalina Lasa, y María Luisa Gómez-Mena.
El público interesado podrá apreciar historia a través de trozos de piezas que alguna vez tuvieron utilidad y resultaron desechadas, pero que, aún rotas, fueron dispuestas por Fors con un propósito determinado, quizás para provocar, incluso, fabular sobre las experiencias vividas, los sucesos de los que fueron testigo, o los amoríos que acompañaron desde sus silenciosos rincones hasta que un día, por algún percance, terminaron proscritos al cuarto de desahogo por la poca probabilidad de ser reparadas.
Fotografía de YFC donada por el Museo Nacional de Artes Decorativas
Afortunadamente, se salvaron de la destrucción total, escaparon del olvido. Fors encontró la manera de devolverles esplendor a los desechos que por tanto tiempo estuvieron relegados por encontrarse mutilados: completa expresión simbólica de cuánto se puede hacer todavía aunque creamos que ya no vale. Agrupadas en escenas que solo pueden ser vistas en su conjunto, Derrumbamientos está cargada de subjetividad, y conceptos diversos por descubrir.
En esta exposición la curaduría es de Isabel María Pérez y Rosa María Oyarzábal; mientras la conservación estuvo a cargo, nuevamente, de Celia Prieto y Erik Escalante.
Con ambas muestras, el Museo Nacional de Artes Decorativas se aventura, una vez más, en mostrar el diapasón artístico que podemos encontrar en el arte utilitario, en lo cotidiano que, con el transcurso de los años —o siglos— incrementa su valor histórico y patrimonial. De ese modo, el centro cumple su función de comunicar y enriquecer la cultura, de fortalecer el intercambio y la interacción con sus públicos, y, además, de contribuir al desarrollo y el bienestar de la comunidad.
Fotografía de YFC donada por el Museo Nacional de Artes Decorativas
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