Cuba: Preguntas a la luz de una foto
especiales
¿Quiénes son ellos? ¿Cómo se llaman? ¿Cuál es su edad? Parecen jóvenes, se ven delgados y ligeros ¡menos mal! Porque trepar hasta esa altura lleva agilidad, destreza y coraje...
¿Tienen hijos? Si los tienen deben ser pequeños aún. ¿Será que su refrigerador es un llovizna'o como el mío? Si es así, seguramente ya se les descongeló lo poco que tenían.
¿Cuál es el salario que cobrarán esos tres hombres por semejante arrojo? ¿Les alcanza para llegar a fin de mes? ¿De qué provincia son? ¿A qué circuito pertenecen? ¿Cuántas horas de apagón tuvieron antes de salir al trabajo?
¿Habrá alguna cuerda oculta que los mantiene atados al suelo? He forzado mis ojos miopes, pero no la encuentro. No hay truco.
Por supuesto que no son malabaristas, ni aventureros ¿qué los lleva entonces hasta semejante peligro? ¿La obligación? ¿El deber? ¿El humanismo?
¿Qué los mantiene en equilibrio sobre la estrecha viga? ¿El entrenamiento? ¿La práctica? ¿El oficio? ¿El compromiso con gente que no conocen? ¿La entereza? ¿El carácter? ¿La determinación?
¿Qué los sujeta casi entre las nubes? ¿Las ganas de regresar a sus hijos presentes o futuros, a los padres, a las novias? ¿El apego a la vida que recién comienzan? ¿La fuerza de las piernas y de la fe?
¿Dónde estarán a estas horas? ¿Cerca o lejos del hogar? ¿La Internet inestable les habrá permitido hacer una videollamada para que la familia compruebe que están bien?
En qué pensarán al tiempo que una aquí, a oscuras, pero tendida sobre el colchón, acurrucada entre el brazo derecho de la hija y la pierna izquierda del hijo, los mira y los admira agradecida, absolutamente agradecida por tanta claridad en una foto, en el gesto, en el valor, en la esperanza contenida en tres hombres que hacen lo suyo sin mirar al lente, sin escribir sus nombres al pie de la imagen que los retrata a ellos y a cientos como ellos, mientras ponen su granito de luz.
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