Melissa: el nombre detrás del huracán
especiales

La ninfa Melissa. Imagen: tomada de Facebook
El huracán que entraña un grave e inminente peligro para Cuba, así como para otras islas del Caribe, probablemente sea el responsable de que el nombre Melissa sea recordado en lo sucesivo con rechazo y casi horror.
Sin embargo, paradójicamente, ese es un nombre asociado a la dulzura, la naturaleza y la mitología.
Melissa proviene del griego μέλισσα (mélissa), palabra que significa literalmente “abeja” y está vinculada a meli, “miel”.
En la mitología griega hay una figura llamada Melissa, que fue una ninfa o nodriza del joven Zeus, quien lo habría alimentado con miel y lo protegió de su padre Cronos.
Melisa era hija del rey Meliseo de Creta, y tenía por hermanas, Ida y Amaltea. Las tres cuidaron del pequeño Zeus en el monte Ida y lo alimentaron con leche y miel.
Por este motivo el vocablo se extendió al ámbito de las melissae, sacerdotisas-abeja, y fue símbolo de laboriosidad, dulzura, protección.
En los países de habla hispana, el nombre se adapta con la misma forma “Melissa” o con variantes como “Melisa” y se difundió sobre todo desde finales del siglo XX con cierta popularidad.
En la actualidad no es muy usual ponerle a las niñas ese nombre, que conecta con la herencia grecolatina de los nombres clásicos adoptados en lengua española.
Culturalmente, cuando alguien lleva ese nombre en Iberoamérica, porta implícitamente una pequeña carga simbólica: la abeja como metáfora de trabajo en colectivo y laboriosidad; la miel, equivalente a abundancia, ternura y mucha dulzura. Esa que nada tiene que ver con el huracán Melissa, cuya amargura ya anda anunciándose.












Añadir nuevo comentario