Cuba: Despedida y honrilla a ritmo de nocao

Un aliciente, como siempre sucede cuando usted gana un partido en un torneo en el cual no conocía la victoria, solo que esa sonrisa de Cuba con abultado nocao de 16-3 sobre Colombia, solo sirvió para eso: salvar la honrilla y decir adiós a la competición con la frente en alto.

En esta ocasión fueron los nuestros los que abrieron la pizarra con tres anotaciones en el mismo primer inning: cuatro hits, con doble y cuadrangular incluido, y un boleto fueron suficientes para sacar del box al abridor Daniel David Castillo, quien solo pudo sacar dos outs.

Se soltaría a castigar a los serpentineros cafeteros nuestra ofensiva, liberada ya del rigor y la responsabilidad de buscar avanzar a la súper ronda y necesitada de mantener la ética y despedirse con esa casaca del coraje y el honor como última imagen.

Rallys de cuatro en el segundo acto y seis en el cuarto hacían presagiar el fuera de combate, sufriendo desde el box Yeizer Marrugo y Sergio Palacio, fundamentalmente.

Tampoco escaparían Freddy González, Jean Carlos Ruiz y Jaider Rocha.

Por nuestra alineación, en la cual Ferrer le dio oportunidad a Yordan Manduley, Iván Prieto y Guillermo Avilés; descollaron Roel Santos (de 4-3, dos bases y una fletada), Yarid Mujica (de 6-2, dos remolques y un doble), Erisbel Arruebarruena (de 5-4 con vuelacercas y cuatro propulsadas), Raico Santos (de 5-3, triple y jonrón incluidos además de cuatro fletadas), y Yordanis Samón (de 2-2 con trío de colegas traídos para el plato).

Esa friolera de 18 inatrapables y 16 anotaciones contó con la buena faena monticular de Brian Chi en calidad de abridor. Trabajó cinco completos con una permitida, cuatro cohetes, una regalía y tres ponches.

Le sucedieron para asegurar el fuera de combate el zurdo Yudiel Rodríguez y Frank Abel Álvarez, con un episodio per cápita sin permitir tamañas libertades, a razón de una carrera soportada cada uno.

Con todo y la holgada sonrisa, los nuestros dejaron a diez hombres en las almohadillas.

Análisis

Mucho se hablará ahora, luego de decirle adiós una novena cubana a otra competición sin aproximarse a los tres puestos de privilegio. Por esa condición pugnarán en La Florida, Venezuela, Canadá, Estados Unidos y República Dominicana, los cuatro conjuntos que a priori muchos entendidos dieron como posibles agraciados a la súper ronda.

Lo cierto es que desde hace seis años cuando los Vegueros de Pinar del Río se coronaron en la Serie del Caribe, un elenco élite de la Mayor de las Antillas no ralla la tarjeta en un certamen de rigor.

Nuestra pelota acusa muchos males, algunos asociados con extirpar mecanismos obsoletos que están enraizados, así como visión a la hora de dirigir enquistada en los 90, cuando nuestros equipos campeaban, independientemente de los rivales en cuestión.

Tampoco ahora se convocó a todo el material que estaba disponible, por diversas razones, morosidad, tramitación tardía con sus respectivos clubes, dos efectivos de los fichados en Japón lesionados…

Entonces, con el material de que se disponía pudo haberse rendido más.

Faltó efectividad al bate, sobre todo a la hora de traer carreras con corredores en posición anotadora y bajo situaciones tensas de juego, algo que morochos y canadienses explotaron con mayor acierto.

Por si eso no bastara, algunos movimientos en ese sentido cayeron en el plano de lo inexplicable.

Nuestro pitcheo abridor no signó actuaciones decorosas y nos obligó a venir cuesta arriba con desventajas de tres que se antojaron plomada en ambos casos; y algunas decisiones respecto a la duración de los relevistas en la lomita igualmente cayeron en el plano de deslices, con anotaciones en solitario derivadas de cuadrangulares que pudieron evitarse.

Lo expuesto sobre la grama de los parques floridanos, no es más que el reflejo de nuestro techo beisbolero desde hace años. El de la Serie Nacional, que a su vez arrastra sedimentos conque llegan buena parte de los jugadores de las categorías inferiores…

Es decir, la pelota cubana necesita una revolución, una que abarque todas las variables posibles asociadas al juego.

A ese que sigue siendo la pasión de millones de cubanos que hoy nuevamente sufren, luego de que por primera vez una escuadra beisbolera de nuestro país quede fuera del concierto olímpico.

Celebrar la vergüenza deportiva, la garra con la que pelearon cada out o inning sobre la grama, el deseo de representar a Cuba de la mejor manera con todo lo que esto encierra, y esa llama de no rendirse hasta el out 27, propia de nuestra combatividad y temperamentos…

Habrá que trabajar muchísimo en muchos frentes. Desde ya, este amargo adiós se convierte en el kilómetro cero de otro largo viaje, con varias paradas hasta conseguir acercarnos a nuestros años felices una vez más.