Cuando la solidaridad salva vidas

Cuando la solidaridad salva vidas
Fecha de publicación: 
21 Marzo 2020
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Un interesante debate sucedió en mi edificio cuando se anunció que Cuba acogería a los pasajeros del crucero británico MS Braemar, donde viajaban cinco contagiados por el nuevo coronavirus.

Algunos, muy preocupados, criticaban la posición de Cuba, al considerar que no había por qué arriesgarse de esa manera, cuando nuestro país todavía no reportaba pacientes con la enfermedad.

Sin embargo, entre otros logramos convencerlos de que no se trataba de un riesgo irresponsable, sino más bien de un acto de solidaridad, reforzado con el hecho de que el crucero había solicitado entrada en otros puertos y había sido rechazado.

Existía también el antecedente del crucero Diamond Princess, que estuvo en las cercanías de Japón sin que se le permitiera el atraque, y fue peor el remedio que la enfermedad, como dice el dicho, pues los contaminados se esparcieron como la pólvora.

En el MS Braemar había solamente cinco contagiados, pero si no se tomaba de forma urgente una acción, se corría el serio peligro de que se repitiera la historia. Por eso era tan importante tenderles la mano, sin olvidar el estado de desespero en que puede caer una persona sometida a esa tensión.

Además, coincidíamos en que era más fácil controlar los daños con pasajeros y trabajadores de un crucero que iban a abordar casi de manera directa hacia aviones que en nuestras terminales aéreas, donde diariamente entran miles de personas, y la mayoría ni siquiera muestra síntomas.

La disputa terminó ahí, pero el remate fue al concluir la operación, y las muestras de agradecimiento recibidas por los viajeros y las autoridades británicas. Varios de los principales medios de información del Reino Unido, con la bochornosa excepción de la BBC, elogiaron el gesto de Cuba y recordaron que no era un gesto nuevo, porque médicos de la Isla han estado en los frentes de mayor peligro en los últimos años.
Eran cerca de mil vidas las que estaban en juego, y en esos momentos hay que poner de lado el egoísmo y extender la mano, tomando todas las precauciones, pero sin dudarlo. Varios de los cruceristas expresaron en entrevistas y redes sociales que cuando pase esta época de pánico, volverán a Cuba; no hay mejor premio que ese cuando la solidaridad se entrega desinteresadamente.

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