Cuando Cuba firmó su mejor actuación colectiva en el ajedrez
especiales
Por estos días, en el año 2004, Cuba vivía un momento de esplendor en el ajedrez. Además del tradicional interés por esta disciplina en todo el país, acrecentada por la celebración de simultáneas gigantes en la Plaza de la Revolución y algunas actuaciones individuales, el equipo masculino nacional protagonizaba una notable actuación en la Olimpiada Mundial de Calvíá, en las Islas Baleares españolas.
Aunque originalmente estaban previstas en Menoría, problemas económicos obligaron a desplazarla a la isla vecina de Mallorca, y al final fue uno de los mejores certámenes ajedrecísticos organizados hasta ese momento.
A la justa faltaron muy pocos de los mejores del mundo, como el ruso Gary Kasparov y la húngara Judith Polgar, quien dio a luz poco antes del inicio del evento. No obstante, sus compatriotas Vladimir Kramnik y Peter Leko sí asistieron, al igual que Peter Svidler y Magnus Carlsen, quienes se incorporaron un poco después por estar tomando parte en otras justas.
Rusia, encabezada por Alexander Morozevich, y Ucrania, con el dúo de Ruslan Ponomariov y Vassily Ivanchuk, eran las grandes favoritas al trono, y por Cuba había grandes esperanzas, pero pocas certezas.
Sin embargo, los nuestros protagonizaron una excelente actuación para obtener su mejor resultado histórico, un séptimo puesto, tras empatar con la poderosa Israel en la última fecha, para finalizar con 33,5 puntos.
Para muchos especialistas, Cuba fue el descubrimiento del certamen. Sembrada inicialmente en el lugar 20 por el Elo promedio de sus integrantes, se batió de tú por tú con las potencias del mundo.
Leinier Domínguez y Lázaro Bruzón defendieron con destreza los dos primeros tableros, y cerraron con 7,5 y ocho puntos de 11 posibles, respectivamente, enfrentándose a los mejores trebejistas del planeta. El veterano Jesús Nogueiras consiguió el otro aporte más importante (5,5 de 10), y así se gestó la hazaña.
Además de las potencias Ucrania y Rusia, Cuba solamente perdió con Francia y China, y en todos los casos fue 2,5-1,5, con la excepción del duelo contra los monarcas ucranianos, que cerró 3-1.
Sensacionales fueron los empates contra Georgia e Israel, e insospechadas las victorias frente a India y Eslovenia, esta última 4-0 en la antepenúltima jornada, que ya presagiaba un alegrón final. Vale la pena recordar este momento, que no creo volvamos a repetir en un buen tiempo.
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Macho
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