CRÓNICAS BIEN CORTAS: La voz «fea» más hermosa del mundo
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El 11 de septiembre de 1911 nació en Guanabacoa el cantante, pianista y compositor Ignacio Villa, el gran Bola de Nieve.
Ella vio y escuchó muchas veces a Bola de Nieve en el Monseñor. Y la primera vez creyó que tenía la voz más fea del mundo. «No es que fuera desentonada, pero no me parecía muy eufónica; era algo extraño, porque al mismo tiempo era cálida, acogedora». Tan cálida, tan acogedora, que al final del concierto ya le parecía una hermosa voz. Llegó a la conclusión a la que han llegado muchos: era voz de persona, de ser que sufre y goza y ama con hondura e intensidad... y sabe contar la historia. Al final del concierto ya estaba fascinada.
Esa admiración rendida le duró toda la vida. «Bola de Nieve es mi cronista. Lo que canta lo he sentido, y lo he sentido justamente en la manera que lo canta». Decía que esa era la gloria de un intérprete: llegar a la esencia de un tema por un camino diferente. «Bola no se parece a nadie y nadie se parece a Bola».
Más de una vez escuchamos juntos viejas grabaciones en su casa, los domingos al atardecer, acompañados de un té o un vino. Entrecerraba los ojos y parecería que soñaba. Una tarde lloró. «Yo me quiero morir escuchando esta canción». Era No puedo ser feliz.
—¿Por qué una canción tan triste? —le pregunté.
—No es triste. Cuando Bola la canta es como si te abrazara.
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XIOMARA BOBADILLA
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