Covid-19: ¿Tiene el enmascaramiento relación con la inmunidad?
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Foto: Tomada de la Web.
Muchos pensaron a inicios del 2020 el SARS-CoV-2 era noticia lejana, literalmente en China, tan lejos de nuestro suelo como más no pudiera estar. Hubo quien además elaboró la suposición del sensacionalismo y que todo era pura invención. Sin embargo, los hechos y preocupantes números hasta este minuto han demostrado que tanto la pandemia como el uso de mascarillas para su control distan en su totalidad de singulares fragmentos de la ciencia ficción.
Según Infomed, la red de salud de Cuba, los científicos intensifican sus investigaciones para demostrar cuán cierta puede ser la hipótesis de que el uso correcto de los tapabocas pudiera otorgarnos inmunidad de contraer la Covid-19. Si la teoría fuera cierta y las sociedades a nivel global concientizaran su uso responsable, sin diferenciar por raza, género, edad y orientación política y sexual, la realidad pudiera ser otra con menos fallecidos y personas infectadas.
Por lo menos hasta que aparezca una vacuna efectiva, los inmunólogos Mónica Gandhi y George W. Rutherford, de la Universidad de California, en San Francisco, Estados Unidos revelaron a The New England Journal of Medicine que el enmascaramiento facial universal pudiera mitigar la cantidad de pacientes confirmados que desarrollan la enfermedad de forma grave y al mismo tiempo influir en que cada vez sea mayor la tasa de casos asintomáticos.
Gandhi y Rutherford insisten en disminuir el inóculo infectivo pues “su carga inicial juega un papel preponderante en la gravedad de la infección. Por ello, el objetivo de llevar mascarilla es vital para reducir el inóculo infectivo” ya que con esta “se pueden filtrar algunas gotas que contienen virus (con la capacidad de filtrado determinada por el tipo de nasobuco), y con ello se podría reducir el agente inoculante que inhala una persona expuesta”.
También Silvia Sánchez Ramón, jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Clínico de Madrid, considera que "siempre que se lleve mascarilla en lugares cerrados y ante exposición, se puede lograr inmunizar a la población a través del uso de estas, sin perder de vista que tanto las personas que tienen síntomas leves como los asintomáticos generan una inmunidad”. Los países que han adoptado su uso obligatorio por parte de toda la población les ha ido mejor, indicó.
En Cuba las autoridades gubernamentales y sanitarias insisten a diario por los diferentes canales de comunicación y con las más oportunas creaciones audiovisuales le necesidad de portar estos protectores para controlar la pandemia y así poder reducir la tasa de contagios en el territorio nacional, en ascenso en las últimas semanas, lo cual ha complejizado la estabilidad epidemiológica que ya poseían la mayor parte de las provincias del occidente y centro.
Pretender sobrellevar la realidad cubana de hoy sin posturas sensatas y humanitarias hasta la llegada de una posible vacuna en el 2021 o un futuro más lejano, sea cubana o extranjera, sería como volcar el mayor vehículo terrestre existente en la historia dado por nuestra condición de desarrollo bajo una crisis económica mundial y las hostilidades de un bloqueo económico, comercial y financiero recrudecido e impuesto injustamente por EE.UU.
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