COVID-19: aplausos para quienes salvan vidas sobre ruedas
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Cada noche a las nueve, los aplausos de los cubanos para los trabajadores de la Salud Pública en la Isla y fuera de ella, van también dirigidos a personas como Raudel Díaz Lemus y Yanet Ferro Valdés, quienes salvan vidas sobre ruedas en Pinar del Río.
Miembros de la base integral número 10, del municipio cabecera, desde hace muchos días rompieron la “tranquilidad” que en determinados instantes puede primar en el Sistema Integrado de Urgencia Médica; y ahora trasladan a pacientes sospechosos a la COVID- 19, algunos de los cuales son posteriormente confirmados con la enfermedad.
Para el paramédico integral del móvil 13, de apoyo vital avanzado, son gratificantes las muestras de respaldo de sus vecinos, que todos los días se paran frente a su casa y lo ovacionan por el cumplimiento de su tarea.
Yo les digo que trabajo para servirlos a ellos, aseveró a un equipo de prensa con la modestia de los que entregan su alma en cada faena, impulsados por verdaderos sentimientos de amor.
Involucrado en lo que considera una experiencia muy bonita y riesgosa, Raudel tuvo la misión de trasladar a la primera paciente positiva de la provincia, procedente de Bélgica y hospedada en Viñales.
Asimismo, en su ambulancia regresó al hogar, en el municipio de Consolación del Sur, al primer ciudadano de alta clínica en Vueltabajo.
Pero se siente protegido, no solo por el arsenal del que disponen para evitar el contagio, sino por un país capaz de superar limitaciones económicas y pensar solo en su gente.
Me puedo enfermar mañana, todos podemos hacerlo; pero no tengo miedo, precisó quien durante ocho años ha conducido el vehículo y asistido a cuantos lo necesitan en la geografía pinareña, misión con la cual se siente comprometido.
Como también sucede con la licenciada en enfermería Yanet Ferro Valdés, del móvil intensivo 01, una de las valientes de hoy en la lucha contra un enemigo invisible.
Somos los primeros en llegar donde está el paciente. Quizás al principio tenía temor, cuando se desconocía un poco la enfermedad; y ahora, tras lo ampliamente divulgado por los medios de comunicación, sé que nada me pasará porque me cuido, dijo.
A mi niña de 11 años- en casa con mi mamá- le hablo mucho de mi quehacer; y ambas están orgullosas, apuntó.
Y no duda en explicarnos de su sensibilidad con todos los pacientes, fundamentalmente los infantes, incentivada por el humanismo y la solidaridad legados por los líderes de la Revolución cubana.
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