Correa: Otro gigante que nos deja
especiales
El boxeo cubano está de luto nuevamente con la repentina pérdida de Emilio Correa, quien falleció este lunes a los 70 años de edad.
Todavía sin reponerse de la pérdida de Rolando Garbey, ocurrida en diciembre, el deporte de las 12 cuerdas despide a otro grande de la época dorada del pugilismo antillano, el primero que ostentó todos los títulos que otorgaba la extinta Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA).
Correa, natural de Santiago de Cuba, conquistó la presea de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 y también se coronó monarca en el Campeonato Mundial de La Habana 1974 y los Panamericanos de Cali 1971.
Pero más allá de detallar su palmarés o su demoledora pegada y coraje sobre el ring, hoy queremos recordarlo de una manera más íntima.
Estaba en pleno desarrollo el Campeonato Nacional de Boxeo Playa Girón del año 2008, en Holguín, y en una de las carteleras nocturnas vemos salir a Correa hacia el grupo de los periodistas. Recordemos que era miembro del colectivo técnico nacional, responsabilidad que defendió durante varios años luego de su retiro del deporte activo.
Llegó algo descompuesto preguntando quién era el periodista que había escrito sobre su hijo recientemente. Por supuesto, las palabras sobre el Junior no eran las más halagüeñas, luego de haber sido eliminado tempranamente en la lid, una circunstancia por demás bastante habitual en esos Playa Girón que se celebraban a mediados de enero, cuando los miembros del concentrado élite llegaban con poco entrenamiento tras las vacaciones de fin de año, mientras que los púgiles de provincia iban con todo, en pos de asegurarse un puesto en la Finca del Wajay, y ese era su evento.
Nos miramos entre todos y, parte en broma, parte en serio, decíamos: “Lo que le va a caer”.
Pero nada de eso, se pusieron a conversar y no sé si del todo convencido, pero al menos respetuoso con los criterios del periodista, el Senior se marchó tranquilo.
Para quienes somos padres sabemos lo que significa sentir que atacan a tus hijos, y más en un caso como este, en que el vástago está siguiendo tus pasos y estamos hablando de algo que conocemos a profundidad porque es nuestra profesión. Pese a su orgullo de padre herido, Correa padre no perdió los estribos y eso engrandece mucho más su figura. Quería dejarles esta anécdota como pequeña muestra del ser humano, más allá del boxeador y entrenador.
Por cierto, meses después Correa Junior se convirtió en el primer hijo de un boxeador campeón olímpico que también llega a una final en Beijing 2008, donde alcanzó la plata, luego de una injusta decisión arbitral ante el británico James De Gale, quien le superó 16 puntos por 14.
Hubieran sido la primera pareja de padre e hijo campeones olímpicos en este deporte.
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