Copa América: Argentina consolidada

Si escribí antes que hubo justicia en la Eurocopa de fútbol no fue porque pensara que no la hubo en la Copa América, pues en nuestro continente triunfó el equipo más hecho, el que tiene un estilo de juego y una estructura consolidada.

Alrededor de una base inamovible (Emiliano Martínez, Cristian Romero, Rodrigo de Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Alister y por supuesto Lionel Messi), el técnico Lionel Scaloni coloca al resto de sus piezas en función del momento de forma de cada cual, y todos entienden su papel a la perfección.

El mejor ejemplo está en la delantera, donde una y otra vez alterna entre Lautaro Martínez y Julián Álvarez y cada uno aporta lo suyo mientras está sobre la cancha. En la selección El Toro ha sido determinante sobre todo cuando viene desde la banca, con esa energía extra que pone y su incuestionable olfato goleador, mientras que Julián, a pesar de no estar con la puntería de Qatar 2022, es mucho más completo y se asocia mejor con sus compañeros.
Solo con esa mezcla de juventud y veteranía, y ese compromiso entre todos los convocados se pueden lograr grandes cosas, y por eso de un llamado a otro Scaloni mueve muy pocos nombres.

Ver a Messi llorando porque no pudo completar el último duelo es realmente conmovedor, porque estamos hablando del futbolista que lo ha ganado todo y este título realmente no le va ni le viene; pero claro, se trata de la Selección, y ya pasa todo a otro nivel.

Párrafo aparte para Ángel Di María, el factor diferencial para cambiarle la cara a esta generación, el que nunca se acostumbró a perder y fue siempre vital en los momentos cruciales. Vivió su despedida a lo grande, jugando más de 90 minutos en esa final donde Colombia plantó cara e hizo méritos también para levantar la Copa.
Gran reconocimiento para los cafeteros, que en el choque conclusivo echaron de menos a Daniel Muñoz. Santiago Arias lo hizo muy bien por el carril derecho, pero el desgaste le pasó factura y al no estar disponible otro hombre con ese perfil natural tuvo que aguantar los 120 minutos.

De todos modos, los cafeteros pueden irse con la cabeza en alto, porque sostuvieron la racha invicta más larga de su historia, pasando por encima de rivales de alto vuelo como Brasil y Uruguay, y exigiendo al máximo a los campeones del mundo.

Aquí también hay que destacar un nombre sobre todos, porque el merecido premio de Jugador Más Valioso del certamen para James Rodríguez no fue obra de la casualidad. A pesar de su veteranía, tiró del carro todo el tiempo y deja a los libros de récords las seis asistencias para un mismo torneo.

En sentido general, creo que Brasil fue la gran decepción, porque tuvo apenas un partido decente, pero es su realidad actual, un poco a la deriva, necesitado en mi opinión de un técnico que grite menos y saque más jugo a sus futbolistas.

No puedo dejar de mencionar el desastre organizativo de la justa, con esa tángana de los uruguayos para defender a sus familiares, los terrenos criticados por todos, los desplazamientos tan largos, el caos de la final y el entretiempo más largo del mundo. Es una pésima carta de presentación para el Mundial que coorganizarán dentro de dos años, y ojalá nada de esto se repita.