Contra la Covid-19 ¿leer de más o leer de menos?

Un amigo me escribe tras leer varios textos que ponderan la combinación de cloroquina y azitromicina para tratar la Covid-19, enfermedad que causa el nuevo coronavirus que azota por estos días al mundo,

Él, que es científico, se pregunta: “Yo estoy por ver, y ojalá sea así de fácil, de qué manera un antimalárico (contra un  protozoo) y un antibiótico (contra bacterias) van a ser efectivos contra un virus”.

Ahí me lanzo yo a leer también y tratar de entender de qué va todo, pues sin estudios de medicina o biología, sí he tenido que hacerles muchos leucogramas a mis hijos y descartar el uso de antibióticos cuando se trata de virosis, en fin, que lo del antibiótico me queda bastante claro, pero ya lo de la cloroquina se me pone difícil.

Lo primero que descubro es que el inteligente de Trump recomienda tal tratamiento, así que sospecho que mi amigo tenga razón. Veo que Rusia Today advierte que “En febrero, en medio del brote del coronavirus, China recomendó el medicamento para tratar a los infectados tras notar buenos resultados en los ensayos clínicos, pero pronto alertó a los médicos sobre efectos secundarios letales y desaconsejó su uso.”

Otro reporte, ahora de Infobae, referido a la prueba clínica de este medicamento, llevada a cabo en Francia en una muestra de 20 pacientes, afirma que la Organización Mundial de la Salud alertó sobre el peligro de los “estudios reducidos sobre tratamientos y las “falsas esperanzas”.

Sin embargo, en muchos textos también encuentro elogios al fármaco y a su empleo para el coronavirus, al tiempo que el interferón cubano alfa 2b, con el cual China ha afirmado que trató un alto número de casos con resultados satisfactorios, es también cuestionado una y otra vez por diferentes fuentes, casi todas que llegan de donde usted sabe que llegan la mayoría de los intentos por desacreditarnos.

En medio de todo eso, recibo mensajes de Messenger, Whatsapp y Facebook sobre tomar té caliente, limón, bicarbonato, evitar ibuprofeno, que si “dijo mi reumatólogo”; que hagas vaporizaciones, que por nada del mundo vayas a hacerlas; que no salgas a la calle este fin de semana porque hay un pico y el segundo fin vuelve a llegarme y en realidad  con pico o sin él no habría que salir de la casa si no es necesario, ni el gobierno de Nayib Bukele va a regalarle saldo a nadie (ay perdón, esto no venía al caso).

O quizás sí venía al caso, porque es más de lo mismo. La forma en que algunos se aprovechan de esta necesidad de saber, entender, de hacer todo lo posible, esta ansiedad que genera el peligro y que podría crecer si el aislamiento nos aburre. O la ingenuidad con que leemos. O la buena voluntad, no menos ingenua ni menos tóxica, de los que lo comparten y multiplican todo. Son muchos factores y temo que terminen desviándonos de lo que realmente necesitamos saber, pensar y sentir.

Se me ocurre que si vamos a leer, será mejor hacerlo críticamente, recordando que al César lo que es del César y la ciencia lo que es de la ciencia. Que si nos sentimos mal, hay que irse al médico y que la mejor manera de combatir la Covid 19 ahora mismo es ser disciplinados y cumplir las medidas que orientan las autoridades sanitarias. En materia de información, también recuerde usar siempre la dosis exacta.