¿Ciudades que se hunden? Edificios que se derrumban
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En mi tercera visita a Ciudad Ho Chi Minh, y parando en el Hotel Saigón, de cuatro pisos, inquirí acerca del por qué una urbe tan habitada no podía contar con edificios altos, como cualquier otra ciudad.
La respuesta en ese momento fue que era una ciudad costera, con el suelo muy arcilloso y arenoso, que era difícil sentar las bases. Pero, de una manera u otra, con el tiempo y adquisición de conocimientos, se empezaron a solucionar problemas, se utilizaron diversas mezclas y fortalecieron las zapatas, y he aquí que la ciudad tiene rascacielos y puede albergar hasta 14 millones de personas, la segunda más habitada en el Sudeste Asiático.
Pero en este 2021 ya se dieron las órdenes para no construir edificios altos, aunque sí mucho más bajos de forma horizontal, ante el peligro que representa el cambio climático, con inundaciones y elevación y pérdida del manto freático, lo cual daña los niveles subterráneos de las edificaciones altas.
Empero, la gravedad del asunto es mayor en Yakarta, la capital de Indonesia, donde las edificaciones altas se hunden rápidamente y no han aplicado ciertas soluciones que si lo está haciendo Vietnam en sus ciudades costeras.
No hay nada festinado en ello, y sí mucho de preocupación, porque el deterioro medioambiental precipita este problema, que ciertas fuentes noticiosas afirman que serán extremadamente graves para el 2040
No por gusto el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al asumir el cargo, hizo regresar a su nación al Tratado del Cambio Climático que el irascible Donald Trump había despreciado, sin tener en cuenta las graves consecuencias que tienen para la humanidad, el rápido deshielo del Ártico y la deforestación de la Amazonía, agravada con la desatinada actuación de un presidente venático que sólo piensa en el mayor aumento de ganancias para las elites.
CIENCIA HACE PENSAR
En cuanto a las ciudades que se hunden, un estudio de la revista estadounidense Science reveló que para el 2040, 12 millones de kilómetros cuadrados de tierra se habrán hundido irremediablemente, debido a actividades humanas como la extracción de gas natural, petróleo y aguas subterráneas. Ciudades como Venecia en Italia, Rotterdam en los Países Bajos y Nueva York, EE.UU. serán fuertemente afectadas.
El estudio, publicado el 1 de enero del 2021, afirma que “el descenso de la superficie terrestre de la Tierra es un peligro potencialmente destructivo que puede ser causado por una amplia gama de factores desencadenantes naturales o antropogénicos, pero que resulta principalmente de la movilización de sólidos o fluidos bajo tierra”.
El documento asevera que el principal problema es geológico, debido al progresivo hundimiento de una superficie. Esto se debe principalmente al agotamiento de las aguas subterráneas, un proceso lento y gradual que se desarrolla en grandes escalas de tiempo (meses a años), produciendo una pérdida progresiva de la elevación de la tierra principalmente en áreas muy grandes (decenas de miles de kilómetros cuadrados) y afecta de forma variable a las zonas urbanas y agrícolas de todo el mundo”.
Ello “reduce permanentemente la capacidad de almacenamiento del sistema acuífero, provoca fisuras en la tierra, daña edificios e infraestructura civil y aumenta la susceptibilidad y el riesgo de inundaciones. Durante las próximas décadas, la población mundial y el crecimiento económico continuarán aumentando la demanda de agua subterránea y el consiguiente agotamiento de este recurso, y cuando se vea agravado por las sequías, probablemente aumentará la ocurrencia de hundimientos de tierras y los daños o impactos relacionados”.
LA TRAGEDIA DE MIAMI
“Muy doloroso”, calificaba una amiga residente en Florida la caída parcial de un edificio en Miami, con pérdidas humanas que van aumentando a medida que avanzan las labores de rescate.
Aunque aún no hay una explicación oficial, si se conoce que el edificio en cuestión ya presentaba señales de hundimiento desde principios de la década de los ’90, los arreglos que se habían realizado eran menores y en el momento de producirse el hecho se estaba trabajando en la azotea, algo que, según algunos expertos, pudiera haber acelerado el desastre.
La torre del inmueble, construida en 1981, se había estado hundiendo a un “ritmo alarmante”, dos milímetros por año, desde 1990, según un estudio del 2020 conducido por Simon Wdowniski, profesor del Departamento de Tierra y Ambiente en la Universidad Internacional de Florida, confirmó el medio USA Today.
Wdowniski aclaró que sus hallazgos necesariamente explican la razón por la cual el edificio colapsó y que la velocidad en la que se estaba hundiendo podría haberse acelerado o ralentizado desde el estudio.
Sin embargo, mencionó al medio que lo primero que pensó al ver la noticia fue que él y su equipo “ya habían detectado esto”.
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