Canotaje: los desvelos de un entrenador a distancia
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El entrenador Yosniel Domínguez tiene un serio propósito en su vida: conseguir el primer oro olímpico de Cuba en la canoa.
Nuestros mejores resultados en esta modalidad bajo los cinco aros poseen color plateado, gracias a Ledys Frank Balceiro en el C1 a 1000 metros y a la dupla de Ibrahin Rojas y Leobaldo Pereira en el C2-1000, ambos en Sídney 2000. También al subtítulo de Rojas-Balceiro en el C2-500 en Atenas 2004.
Atleta primero y ahora profesor de los principales canoístas cubanos, Domínguez vive para su familia, en la que incluye a Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge, integrantes de nuestro “buque” insignia en este momento: el C2-1000.
Con Torres, de 33 años de edad, lleva un decenio trabajando, incluso cuando Osvaldo Labrada fungía como entrenador principal. Con Dayán acumula siete temporadas, pues como jefe técnico seguía a este joven de 22 “abriles” desde su etapa juvenil.
Líderes de este deporte en la Isla, Serguey y Dayán han logrado en el último lustro más de 30 preseas, en su mayoría de oro y plata, según afirma su profesor, un gran amante de las estadísticas.
«El equipo masculino de canoa ha alcanzado en cinco años un total de 36 medallas, casi todas de oro y plata, en campeonatos mundiales, copas del mundo, juegos panamericanos y centrocaribeños», argumenta el avezado preparador.
Ese desempeño y el afán por escalar a lo más alto del podio hacen que Domínguez redoble esfuerzos para «mantener de “alta” a sus muchachos», separados todavía y ubicados a kilómetros de su aguda mirada.
«Es una situación muy difícil. Serguey rema en Matanzas y Dayán en Cienfuegos. A través de las redes sociales de internet y llamadas telefónicas mantenemos contacto casi diario. Incluso cuando no están remando o ejecutando la preparación física estoy atento, lo mismo a la alimentación que al descanso», abunda.
«Afortunadamente son disciplinados. Están mentalizados en que haya COVID-19 o no deben cumplir lo planificado. No tenemos más opción», sostiene como filosofía principal.
«La preparación a distancia es compleja, ya que perdemos el método fundamental de la observación. A mí me gusta ver todo lo que hacen mis atletas, día a día. No obstante, nos fuimos preparando para situaciones como esta, en que la tecnología se ha convertido en herramienta esencial», sostiene.
«Ellos poseen unos relojes viejitos, pero muy útiles, que registran casi todo. Me envían esa información, la cual cotejo con los datos acumulados y evalúo su nivel», expresa quien atesora 18 años como entrenador.
«Después de remar en Hanabanilla, lo de mayor rigor en este 2020 fue la base de entrenamiento que interrumpimos en México por la pandemia. A partir de ahí todo cambió», reconoce.
«Han faltado por tocar elementos que tradicionalmente hacemos… Pero creo sinceramente que los podemos recuperar, para lo cual debemos tener juntos a los atletas», estima.
«Entiendo lógico que la situación nos haya afectado desde el punto de vista competitivo, máxime sabiendo que estos chicos pugnaban entre ellos casi día a día. Eso se ha limitado porque lo primero es la vida», reflexiona.
Ahora bien… «Si pudiéramos concentrarnos hacia diciembre en la escuela nacional realizaríamos una evaluación de la preparación. Ayuda mucho tenerlos juntos, pues se trata de un equipo muy competitivo. Cuando los unes ya estamos en un minimundial. Hay muchachos de mucho empuje como Ramón Pelier y Tabiany Iván Diéguez, quienes van bien en sus respectivas bases de Guantánamo y Villa Clara», explica.
«Tenemos desterrada la complacencia y el término derrota no existe entre nosotros. No se puede flaquear, porque hay que estar listo para cuando la COVID-19 nos permita competir», concluye.
SERGUEY NO ACEPTARÍA UN FALLO EN TOKIO
«Estamos en un momento en que el éxito depende de cuán profesional seas como atleta. Por eso me las arreglo para remar. Ando con el bote como cepillo de dientes, aunque algunas veces lo dejo en un sitio a buen resguardo», dice el veterano Serguey Torres, el más laureado canoísta cubano de todos los tiempos.
«Domínguez ha extremado el control sobre el entrenamiento. Las sesiones en el agua ocurren por la mañana y desde las 2:00 p. m. toca gimnasio y carrera», señala.
«Él está atento al más mínimo detalle. Casi nos levanta por la mañana y nos acuesta en la noche. Estamos acostumbrados a esos desvelos, pero han crecido con esto de entrenar fuera de nuestra Escuela Nacional de Remo y Canotaje José Smith Comas», admite.
«Después de la cuarentena, tras regresar de México, todo ha sido a distancia. Ya llevamos meses en esto. Estamos como las personas que asumieron el teletrabajo, aunque sin computadoras», bromea.
«Mi preparación ha seguido al pie de la letra. Domínguez controla los parámetros de trabajo y descanso, todo por la medalla en Tokio. Para eso trabajamos los tres», resalta.
DAYÁN: SACRIFICIO POR UNA GRAN MEDALLA
«Solo pensamos en traer el oro. Este sacrificio es para ganar el título. Esa motivación hace que me levante cada día, con el apoyo de mis padres y de todas las personas que me rodean», expresa el cienfueguero.
«Estoy muy agradecido a la Dirección Provincial del Inder por sus gestiones para que pudiera entrenar cerca del hotel Punta las Cuevas. Allí crearon las condiciones y me siento como si estuviera en la escuela nacional», resalta.
«Los trabajadores de seguridad se encargan cada mañana de abrir la casa donde guardo la canoa. Los del restaurante están pendientes de la alimentación y todos me desean un buen entrenamiento. Hasta el gobernador de la provincia, Alexandre Corona Quintero, se ha preocupado por mí. Todos ellos ayudan a forjar esa medalla que tanto ansiamos», asegura finalmente.
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