Brasil decide su futuro este domingo
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Foto: Internet
Unos 33 millones de brasileños serían rescatados del hambre y más de 11 millones de la pobreza si el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva gana este domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Tan solo esos son argumentos de muchísima peso a favor de un futuro mejor para el gigante suramericano y son parte de las promesas que el líder del Partido de los Trabajos compartió con ese pueblo en lo que tituló Carta para el Brasil del Mañana, hecha pública el pasado jueves y donde subrayó que «La democracia solo será verdadera cuando toda la población tenga acceso a una vida digna, sin exclusiones».
Este del domingo no será un referendo cualquiera, lo aseguró el propio Lula, y la encrucijada histórica en que se ubican Brasil y toda Latinoamérica igual lo ratifican.
El punto de giro que habrían de marcar los resultados electorales si estos favorecen a Lula –y así indican que podría suceder, según las encuestas previas-, radicaría en convertir a Brasil en una nación donde se privilegie el respeto a la dignidad de cada uno de sus habitantes, el derecho al empleo, a salarios decentes y a la jubilación digna, también al acceso de todos a la salud y la educación.
Según promesas del líder obrero, la economía sería objeto de una reindustrialización nacional, a partir de la introducción de modernas tecnologías que a su vez fueran respetuosas del medioambiente, al cual ese enorme país puede aportar mucho.
Regresarían las oportunidades para todos sin discriminaciones por género, raza o credo, y, sobre todo, emergería un nuevo Brasil marcado por el “compromiso inquebrantable con la democracia”, al decir de Lula.
Foto: tomada de trabajadores.cu
En el plano internacional, también según ha anunciado este aspirante a la presidencia, el país restablecería contactos con otras naciones como parte de las relaciones multilaterales que distinguieron el mandato de Lula en el período 2003-2011.
Todo ello, en contraste con la debacle en que ha sumido a esa nación suramericana el mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, el cual ambiciona ser hoy reelegido por el Partido Liberal, pretendiendo desdibujar que, entre las tantas sombras que arrojó sobre esa gran nación se apunta, por ejemplo, un aumento del desempleo, que hoy golpea a casi 11 millones de brasileños en tanto la renta media ha mantenido una caída en picada.
Ello, en tanto se vieron arrostrados los derechos laborales que los mandatos de Lula y Dilma Rousseff (2011-2016) habían convertido en leyes.
En la primera vuelta del sufragio, el pasado 2 de octubre, Lula obtuvo un 48,43 % de los votos válidos, mientras Bolsonaro reunió un 43,20%. Como ninguno de los dos aspirantes alcanzó la mayoría absoluta de votos, o sea, más de la mitad de los votos válidos (excluyendo los votos en blancos y los nulos), para ser considerado Presidente según establece la justicia electoral brasileña, es que hoy tiene lugar la segunda porfía, que, sin dudas, podría marcar un antes y un después para Brasil y Latinoamérica.
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Carlos de New York City
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