Boxeo en Tokio: Un buque insigne en el centro de la atención
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El boxeo siempre estará en el foco de atención para los aficionados cubanos, sea cual sea el escenario competitivo en cuestión. En el caso de los Juegos Olímpicos, más aún.
Baste señalar que de las 77 preseas doradas que atesora la Mayor de las Antillas bajo el panorama de los cinco aros, el llamado buque insigne atesora 37, aderezadas con 19 platas y 17 bronces.
Ahora bien, el escenario de Tokio se presagia como uno de los más cruentos que encararán los nuestros en aras de la consecución de sus objetivos dorados.
Ha sido una recta final de la preparación bien compleja, en la cual apenas nuestros púgiles pudieron cruzar guantes en lides internacionales de rigor ni medir sus capacidades con sus homólogos de Europa y Asia, donde se concentra mayormente la calidad en la disciplina de los puños.
Eso, como quiera que sea, sumado a interrupciones forzosas en los periodos de entrenamiento por causa de la presencia de otro enemigo en el cuadrilátero, la Covid-19, obligó al colectivo técnico de nuestra armada a replantearse la estratetgia preparatoria, buscando, sin ese tan medular fogueo, que sus efectivos llegaran en la mejor forma posible a la capital nipona.
Fueron el bálsamo las bases de entrenamiento desarrolladas en Alemania y Kazajstán, dos de las potencias del pugilismo actualmente. En tierras germanas fue una especie de campo de entrenamiento en el que confluyeron boxeadores de otras naciones también.
A esas estancias, cruciales en cuestiones de forma fésica, condiciones de entrenamiento, alimentación y componente técnico, le adicionamos una estancia breve con tope ante profesionales incluido en México. Allí los nuestros mostraron una forma envidiable, pero es válido acotar que salvo dos o tres divisiones, el resto de los rivales enfrentados no poseía ese aval mayúsculo.
Hay otras variables de incidencia antes de adentrarnos en un sparring relámpago con las opciones de los nuestros peso por peso: la primera el hecho de que las categorías masculinas se redujeron de diez a ocho, en aras de lograr mayor representatividad y equidad con respecto al boxeo femenino.
De hecho, en Ryōgoku Kokugikan de la capital nipona concurrirán 186 púgiles varones y un centenar de féminas en cinco divisiones, donde en el caso se Cuba, aún no implementamos la práctica del boxeo femenino de manera oficial, sin desterrar definitivamente viejas ataduras.
De esas ocho categorías varoniles y ante la suspensión del clasificatorio continental de América, nos vimos imposibilitados de presentar exponente en los 75 kg. Yoenli Feliciano estaba proyectado para hacerlo, pero su poco puntaje en el ranking mundial de Task Force, lo privó de hacerlo.
Por si eso no bastara, dos de nuestros ases olímpicos en Río de Janeiro 2016, Arlen López (75 kg), y Julio César La Cruz (81), lo harán en la división inmediata superior, en la cual deberán sortear en su sendero a una posible reedición del cetro, no pocos escollos.
Sin más, toca el turno de radiografiar a cada uno de nuestros boxeadores:
Yosbany Veitía (52kg): En el presente ciclo atesora el cetro mundial de Hamburgo 2017, y dos años más tarde fue eliminado en tercera ronda por el georgiano Yafai Galal de forma inobjetable (0-5). En el contexto del olimpismo no ha podido hacerse justicia. En londres 2012 cedió 11-14 en un pleito sumamente interesante con el chino Zou Shiming; y cuatro años máds tarde en Río de Janeiro 2016, el también chino Hu Jianguan fue su victimario en veredicto dividido 2-1, ya en la división de 52 kg.
Tratará de materializar en su tercera cruzada en estos torneos, el sueño hasta ahora esquivo, en una división que reunirá a 28 púgiles, la más poblada junto con la de 63.
El kazajo Saken Bibossinov, el propio Jianguan, el curtido colombiano Yuberjen Martínez, Yafai ahora nacionalizado británico, y el uzbeko Shakhobidin Zoirov, serán alguno de los huesos en su camino. Una vez más estará urgido de desterrar experiencias anteriores y demodtrar su estirpe de campeón universal.
Lázaro Álvarez (57 kg): Tiene una deuda perenne con el olimpismo. En el presente ciclo sucumbió en dos finales del orbe frente al francés Sofianne Oumiha y el uzbeko Mirazizbek Mirzakhalilov, respectivamente.
Para álvarez también será su tercera incursión en estas justas. Dos bronces constituyen su palmarés cuando teniendo todo el favor de los entendidos y avalado de sobra por la calidad de sus puños, fracasó en los intentos.
Ahora hay que añadir que estará tres kilogramos por debajo del peso en el que está habituado a competir. Tendrá mayor alcance que la mayoría de sus adversarios, pero también deberá protegerse de los intercambios en la corta distancia y de no haber cedido en los parámetros de fuerza.
Además de Mirzakhalilov, pintan como huesos el kazajo Serik Temirzhanov, el azerí Tayfur Aliyev, el ruso Albert Batyrgaziev, y el alemán Hamsat Shadalov, entre otros.
Andy Cruz (63 kg): Es uno de los mejores boxeadores libra por libra al amparo de la AIBA en este minuto. Doble rey del planeta, el matancero hará su estreno bajo los cinco aros en busca de añadir a sus vitrinas el único título que le falta.
De hecho, desde mi perspectiva, y la de muchos otros gurúes, es el candidato al oro boxístico más sólido. Eso independientemente de ser su peso igualmente el más concurrido, con hombres de la envergadura del kazajo Sakir Safiullin el ruso Gabil Mamedov, el galo Oumiha ahora en esta división, y el azerí Javid Chalabiyev.
Claro, ante todos ellos y en su condición de puntero del ranking, algo muy favorable en el sorteo inicial, Andy es el hombre a doblegar. Además, técnicamente es un boxeador impecable, dominador de las tres distancias, con efectividad quirúrgica en su golpeo y desplazamientos…
Roniel Iglesias (69 kg): Roniel es un todo terreno guante en mano. Sus alforjas lo poseen todo y desde el 2008 está dando guerra la máximo nivel. Entonces culminó en bronce en Beijing en los 64 kg. A la vuelta de cuatro años acarició la gloria en Londres; y en Río se le cruzó en el camino el uzbeko Shakhram Giyasov, una verdadera piedra en el zapato, pues también lo derrotó por el vellocino dorado en Hamburgo 2017.
De cualquier manera Giyasov no representará a Uzbekistán en esta ocasión, en la cual Roniel no deberá descartar a Bobo-Usmon Baturov, el azerí y subtitular de Río en los 64, de roigen cubano lorenzo Sotomayor; el kazajo Ablaikhan Zhussupov, el ruso Andrey Zamkovoy, y el irlandés Aidan Walsh, entre otros.
A un púgil como Roniel, siempre hay que concederle el beneficio de la duda, dada su sobrada maestría, pese a contar ya con 32 abriles. Cualquier duda, preguntarle al no menos talentoso Kevin Brown, y a otros tantos fraguados al calor de los pleitos con el ídolo pinareño.
Arlen López (81 kg): Arlen no ha podido hacerse justicia en los dos últimos certámenes del orbe, a los cuales ciertamente no llegó en la misma forma que la evidenciada cuando escaló lo más alto del podio en la Ciudad Maravillosa.
Ahora, en la división inmediata superior a los 75 deberá echar mano de todo su arsenal para abrirse camino a las preseas.
Es un púgil técnico, de pegada, capaz de boxear a las dos manos, pero no estará exento de huesos bien duros, como el kazajo Bekzad Nurdauletov, el azerí Loren Alfonso, el irlandés Emmett Brennan, y el ruso Imam Khataev.
Si bien arlen ha transitado por el ciclo olímpico con sucesivos altibajos, tiene todos los argumentos para ese resurgir soñado y Rolando Acebal ha ponderado su forma deportiva reciente.
Julio César la Cruz (91kg): Un verdadero hervidero se presagia la nueva categoría de la Cruz. La sombre deberá hilar muy fino en aras de concretar su aspiración de volver a reinar.
En este peso los movimientos no son tan vertiginosos y el golpeo de sus oponentes mucho más contundente, por lo que su golpear relampagueante y esquivas deberán estar afinados al límite, sobre todo si de sortear a hombres como el kazajo Vassiliy Levit, el ruso Muslim Gadzhimagomedov, el uzbeko Sanjar Tursunov, y el teutón Ammar Abduljabbar.
La Cruz tiene aval de sobra a todos los niveles, pero en los 81 kg, peso que prácticamente ya le era imposible realizar. Su principal virtud siempre ha sido la velocidad en función del golpeo y la defensa, pero sin tamaño impacto en su pegada. Habrá que ver cómo encara situaciones de combate cuerpo a cuerpo y el tema de la asimilación en caso de que le propinen castigo.
Dainier Peró: No tiene el hermano menor de Leinier ese aval competitivo al máximo nivel. Cuba transito por los mundiales del ciclo sin representación; y tanto en Londres 2012 como en Río de Janeiro 2016 nuestros hombres, Erislandy Savón y el propio Leinier, fueron eliminados.
Reino Unido con Anthony Joshua y Joe Joyce, oro y plata respectivamente, ha emergido como potencia en la división súper pesada. En esta oportunidad Frazer Clarke será su carta de triunfo, en tanto el francés de origen azerí Mourad Aliev devendrá otro rival de cuidado.
Además se perfilan como escollos el ruso Ivan Veriasov, el uzbeko Bhakodir Jalolov, y el kazajo Kamshybek Kunkabayev. Dainier tiene condiciones osbradas, pero tendrá que demostrar su madera entre hombres que le superan notablemente en kilometraje y batallas de rigor.
Esa es una radiografía inicial antes de que suene el gong y los puños comiencen a labrar su camino. Toca esperar a ver cómo rinden los nuestros, con la responsabilidad al límite y las opciones no tan pródigas de inicio. ¿Mis agraciados? Andy Cruz y Arlen López, Con La Cruz y Álvarez en un segundo nivel de candidatura.
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