ARTE: El amor, una mirada universal (+obras) (Parte 1 de 3)

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ARTE: El amor, una mirada universal (+obras) (Parte 1 de 3)
Fecha de publicación: 
3 Febrero 2025
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“Beso V” (1964) de Roy Lichtenstein (Estados Unidos, 1923–1997) es una obra muy reconocida por su estilo de historieta que representa un beso de pareja, y ¿qué puede ser  más simbólico en el amor? De hecho, esta pieza es una de las más trascendentales del arte pop. Siendo optimistas nos recuerda la emoción, hasta el llanto, de tener abrazado al ser amado, aunque en realidad no sabemos si las lágrimas son de felicidad o tristeza. Esta pintura es la más famosa de la serie que concibió el artista para recrear esta temática romántica desde el drama y la exageración. Está inspirada en la publicidad de entonces y en los medios de comunicación. El lienzo destaca por el empleo de intensos colores primarios, líneas y puntos Ben-Day, simulando ese tipo de impresión.  Imagen tomada de https://historia-arte.com.

¡Ah, qué sería del mundo sin amor, esa fuerza capaz de mover montañas! Creo que nada, no sería posible la vida, o fuera todo muy gris, vacío, mustio, no sé.

En el arte el amor y el erotismo son temas recurrentes, tan universales que han sido representados desde todas las manifestaciones para eternizar su importancia para las personas, cómo lo vemos, cómo lo vivimos, cuánto nos mueve.

Tanto la pintura como la literatura han servido de desahogo porque cuando amamos nos domina esa necesidad de expresión, ya sea si somos correspondidos como si no porque así es el arte, nos funciona para sacar de adentro lo que nos duele o nos hace felices. De hecho, muchos artistas son más productivos cuando sufren, y así se han concebido grandes piezas maestras.

El tratamiento del amor en las artes plásticas y en la escritura evidencia evolución al ritmo del progreso de la humanidad y las distintas formas de entender este sentimiento. A través del estudio de una pequeña muestra de obras para este artículo podemos interpretar los distintos valores, creencias, preocupaciones y conflictos que a lo largo del tiempo han determinado la percepción del amor.

Además, en la selección que hoy ofrecemos encontraremos cómo cada época posee estilos artísticos que la distinguen a través de pintores y escritores que plasmaron la esencia de las muchas formas del amor, a veces desde sus propias experiencias, de maneras únicas y profundas.

Desde el arte clásico hasta la contemporaneidad, cada periodo trata el amor de manera particular. A veces con cierta distancia, de forma recatada, con vergüenza, o con desparpajo y lujuria explícita.

Para empezar, en la antigüedad era común encontrar el amor representado a través de mitos y dioses. Pensemos en Eros y Afrodita como el ideal romántico, lógicamente con poderes sobrenaturales y esa fuerza mitológica que hoy conocemos.

Esto fue así tanto para la pintura como para la literatura con una visión del amor romántico o trágico. Ejemplos son, por una parte, “El nacimiento de Venus” (∼1485) de Sandro Botticelli (Italia, 1445-1510), que, aunque fue concebida en el Renacimiento, está inspirada en la mitología clásica; así como el poema “La Ilíada” (s. VIII a.C.) de Homero (antigua Grecia, s. VIII a. C.), que narra cómo Paris se enamora de Helena y provoca la famosa guerra de Troya.

“El amor es el puente entre tú y todo lo demás”, Rumi (actual Afganistán, 1207-1273) en “El Masnavi” (entre 1258 y 1273).

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“El nacimiento de Venus” de Sandro Botticelli. Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

Más tarde, en la Edad Media, el amor era más asociado a lo espiritual y por eso en este periodo encontramos obras que recrean escenas bíblicas, lo maternal y sagrado. Así quedó reflejado en muchísimas obras pictóricas en las que sus protagonistas son la Virgen María y el niño Jesús.

Esta divinidad también se refleja en la literatura medieval junto al amor idealizado y entre damas y caballeros. El ejemplo que queremos citar es el poema épico “La Divina Comedia” (1321) de Dante Alighieri (Italia, 1265-1321), sobre el sentimiento no correspondido entre Dante y Beatriz.

Claro, esto no podía durar para siempre, y tiene que ver con la supremacía religiosa que abarcaba todos los aspectos de la vida, el arte no podía escapar como reflejo de esta que es. Con el Renacimiento se comenzó a humanizar el amor como sentimiento, aunque prevalecía todavía un poco de mística.

La recreación más cercana a la realidad fue una forma de protesta, un tanto solapada. Es así como podemos hallar aquí pinturas que retratan el amor de pareja, la vida matrimonial, y la sensualidad, como se evidencia en “Venus de Urbino” (1538) de Tiziano (Italia, ∼1490-1576).

En la literatura ocurrió similar con la creación de obras en las que el amor aparece más terrenal con expresiones tanto apasionadas como de sufrimiento. Un clásico de obligatoria cita es “Romeo y Julieta” (1597) de William Shakespeare (Inglaterra, 1564-1616), quien narró el amor trágico entre dos jóvenes de familias rivales.

“El amor no mira con los ojos, sino con el alma”, William Shakespeare en “Sueño de una noche de verano” (∼1595).

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“Venus de Urbino” de Tiziano. Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

Posteriormente, sobre el siglo XVII, fueron concebidas obras barrocas con un tratamiento más emotivo y dramático del amor y la pasión. Y esto contrasta con el periodo siguiente, el Rococó, cuando adquirió un matiz más festivo y erótico.

De la pintura barroca destacamos “Las tres Gracias” (1630-1635) de Rubens (actual Alemania, 1577-1640). A través de ella se celebra la castidad, el amor y la belleza.

Mientras tanto, la literatura de este periodo se enfoca en el amor con dramatismo a través de los conflictos resultantes entre la razón y la pasión, el deseo y la moral. Un ejemplo es “El médico de su honra” (∼1637) del dramaturgo Calderón de la Barca (España, 1600-1681), quien abordó temas como el honor y los celos.

“Amamos porque es el único verdadero desafío”, Edgar Allan Poe (1809-1849) en “Eleonora” (1842).

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“Las tres Gracias” de Rubens. Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

Efectivamente el arte del Rococó es más alegre y provocador que el desarrollado en su etapa antecesora.  Placer y diversión en oposición a lo establecido por la Iglesia y el Estado, es lo que podemos encontrar en este apartado repleto de humor y picardía.

En la pintura “El columpio” (1767) de Jean-Honoré Fragonard (Francia, 1732-1806), se representa el amor, el cortejo al aire libre y de manera divertida, nada solemne, sino de libertad, con un estilo muy ornamental y elegante.

De igual modo se manifiesta en la literatura con una estética de alta sensibilidad y sátira refinada y adornada. Se interesó por la sensualidad, la naturaleza y los asuntos de la vida cotidiana. “Las amistades peligrosas” (1782) de Pierre Choderlos de Laclos (Francia, 1741-1803) es una novela epistolar que maneja el arte de la seducción, la intriga amorosa y la manipulación.

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“El columpio” de Jean-Honoré Fragonard. Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

El Romanticismo fue una época de esplendor en todos los sentidos. El siglo XIX, en sus inicios, se caracterizó por la idealización del amor. En la pintura de entonces es evidente el interés de referenciarlo de manera intensa, con erotismo, pero también a veces no correspondido, sino trágico, como ocurre también. Veremos en “El beso” (1859) de Francesco Hayez (Italia, 1791-1882) cómo se recrea el amor apasionado con un beso ardiente.

En las letras también se recrea como una fuerza sublime y revolucionaria con puntos en común con la libertad, la rebeldía y lo desmedido y a veces doloroso. Así lo entendemos en las “Rimas” (1871) de Gustavo Adolfo Bécquer (España, 1836-1870) a través de poemas que abordan el deseo y el dolor que provoca el amor cuando es frustrado o no correspondido.

“El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada”, Gustavo Adolfo Bécquer en “Rimas y leyendas”.

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“El beso” de Francesco Hayez. Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

Y en esa misma centuria, pero a finales, el Impresionismo y el Postimpresionismo después, nos dejaron obras plagadas de luz y color que recrean intimidad, ya con una marcada diferencia con períodos pasados de mojigatería.

Resaltamos “El beso” (1907-1908) de Gustav Klimt (Austria, 1862-1918), una pieza icónica de gran belleza y color en la que se combina simbolismo y decoración.

Estos períodos coinciden con los movimientos literarios Realismo, Naturalismo y simbolismo, entre otros, principalmente con novelas que rompieron con los preceptos estéticos del Romanticismo al dejar de enaltecer el amor sino representarlo de manera más aterrizada y fiel al contexto.

En común tuvieron retratar la cotidianidad junto a sus conflictos y limitaciones como reflejo de los cambios políticos, sociales y culturales que se vivían. Tal es el caso de “Madame Bovary” (1856-1857) de Gustave Flaubert (Francia, 1821-1880). En esta obra se trata el amor y las desilusiones matrimoniales.

“Te amo, te amo, te amo, como el pájaro ama el aire, como el pez ama el agua”, Walt Whitman (Estados Unidos, 1819-1892) en “Hojas de hierba” (1855).

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“El beso” de Gustav Klimt. Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

Esta tendencia fue en aumento en los siglos siguientes, XX y XXI, con el arte Moderno y el Contemporáneo para las artes plásticas. Mientras en el primero destacan conceptos abstractos y simbólicos, el segundo está marcado por la libertad total de creación porque cada artista plasma el amor como lo ve en sus distintas fases, ya sea romántico o no.

Como admiradora de Marc Chagall (Bielorrusia, 1887-1985) no puedo dejar de mencionar “El cumpleaños” (1915), un autorretrato junto a su amada esposa en el que se les ve flotando de manera disparatada.

El Modernismo en la literatura representa el amor como experiencia subjetiva, y desde perspectivas innovadoras logra explorar su relación con el tiempo, la memoria y el deseo. En tal sentido “Bodas de sangre” (1931) de Federico García Lorca (España, 1898-1936) es una muestra de amor trágico.

Por su parte, “El amor en los tiempos del cólera” (1985) de Gabriel García Márquez (Colombia, 1927-2014) es de cita obligada para referenciar la literatura contemporánea. Se trata de una novela romántica, platónica, erótica, y más, en contextos de diversidad y complejidad. Detalla un amor que desafía el tiempo y triunfa muy al final.

“El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta”, Federico García Lorca en “Bodas de sangre”.

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“El cumpleaños” de Marc Chagall. Imagen tomada de https://historia-arte.com.

 

“El amor no se mira, se siente, y aún más cuando está junto a ti”, Gabriel García Márquez en “El amor en los tiempos del cólera”.

Este es un recorrido muy resumido.

En la actualidad encontramos obras que reflejan relaciones no convencionales, el amor hacia uno mismo y todo lo que nos rodea, así como cuestiones existenciales e historias tormentosas más allá de lo que se entiende por tradicional. Existe una increíble pluralidad de técnicas para representarlo con una libertad nunca antes experimentada, y en este apartado interviene la tecnología porque vivimos en pleno auge de la digitalización.

Desde los mitos antiguos hasta las narrativas de hoy, el amor sigue siendo una fuerza poderosa que inspira a creadores de todas las manifestaciones del arte tanto como al público que lo recibe y lo adecua a su propia perspectiva de afecto. El legado es inmenso a partir de escenas románticas, retratos de parejas y otras maneras simbólicas relacionadas con este sentimiento.

A continuación compartimos una selección de pinturas que consideramos interesantes, más frases escritas por famosos que reflejan muy bien la esencia del amor, aunque en algunos casos corresponden a otras épocas.

“Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas”, Pablo Neruda (Chile, 1904-1973) en “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” (1924).

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“La novia judía” de Rembrandt. Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

“Te quiero porque tus manos trabajan por la justicia, y si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo”, Mario Benedetti (Uruguay, 1920-2009) en “Te quiero” (1974).

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“El quitasol” (1777) de Francisco de Goya (España, 1746-1828). Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

“Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo", Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986) en “Poemas”.

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“El primer beso” (1890) de William-Adolphe Bouguereau (Francia, 1825-1905). Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

“El amor es como la nieve: cae suavemente sobre todo y luego se derrite”, Charles Bukowski (Alemania, 1920-1994) en “El amor es un perro del infierno” (1974-1977).

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“El bar del Folies-Bergère” (1882) de Édouard Manet (Francia, 1832-1883). Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

“Amar no es mirarse el uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección”, Antoine de Saint-Exupéry (Francia, 1900-1944) en “Tierra de hombres” (1939).

“Te quiero para quererte y no para amarte, porque el amor es como el tiempo, infinito”, Jaime Sabines (México, 1926-1999) en “Los amorosos” (1993).

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“El beso” (1897) de Edvard Munch (Noruega, 1863-1944). Imagen tomada de https://es.wikipedia.org.

 

“El amor es un estado de gracia que no se compra ni se vende, solo se regala”, Octavio Paz (México, 1914-1998) en “La llama doble” (1993).

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“Los amantes” (entre 1927 y 1936) de Pablo Picasso (España, 1881-1973). Imagen tomada de https://historia-arte.com.

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