Al ideal de ser mejores, todavía posible, no se puede renunciar
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Foto: Estudios Revolución
Tengan la seguridad de que no hay prejuicio alguno con la cultura —ni desde la dirección del Partido, ni desde el Gobierno, ni desde las instituciones—. Fue esa una afirmación compartida con artistas e intelectuales de Cuba, en la tarde de este martes, por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Desde el Palacio de la Revolución y durante el ya habitual encuentro entre la dirección del país y artífices de la cultura —cuyo propósito es dar seguimiento a las ideas derivadas del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) —, el Jefe de Estado dijo a los presentes que tal ausencia de prejuicios «se ha ido construyendo, y yo creo que Fidel fue el primer visionario de eso».
Se ha ido construyendo una unidad; se ha ido acrecentando la madurez; han crecido en estos tres años y medio —desde que se celebró el IX Congreso— los espacios de discusión, de valoración; y se ha dado un seguimiento importante a los acuerdos derivados del cónclave. La valoración fue hecha por el dignatario durante el intercambio que también contó desde la presidencia con la viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh; el miembro del Secretariado y jefe del Departamento Ideológico en el Comité Central del Partido, Rogelio Polanco Fuentes; así como con el ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau; y el Presidente de la Uneac, Luis Morlote Rivas.
A quienes confluyeron en el Palacio de la Revolución —en esta ocasión para hacer una valoración de lo que han sido las Asambleas de los miembros de los Comités Provinciales de la Uneac (celebradas entre el 10 y el 31 de enero del presente año), Díaz-Canel les habló sobre la importancia de hacer análisis a punto de partida de dichas asambleas, porque ellas «son la encrucijada entre el Congreso que ya hicimos y hemos venido siguiendo, y el Congreso que viene».
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista expresó que «si alguien simplificara, o si alguien no conociera bien el compromiso que tiene nuestra vanguardia artística con la Revolución, pensaría que en un tiempo como este las asambleas iban a ser asambleas de demandas, de casi que pedir lo imposible; y fueron todo lo contrario: porque es que esa vanguardia sabe entender los momentos históricos que se viven; sabe entender las cosas; sabe dónde están las causas de los problemas; y está comprometida con lo que se está haciendo».
De gratitud por la posibilidad del reencuentro habló Luis Morlote Rivas; quien hizo énfasis en que, en el recinto del Palacio de la Revolución, estaban representadas todas las provincias. Sobre el IX Congreso, sobre el tiempo transcurrido y lo hecho hasta hoy, el Presidente de la Uneac resaltó que, de los 68 acuerdos tomados en la importante cita de los escritores y artistas, solo uno queda pendiente, lo cual indica, dijo, que «se ha trabajado con rigor», en dirección a un X Congreso que tendrá lugar en el año 2024.
Ideas desde varios escenarios de la Isla
«Esta reunión es la oportunidad para decir que no dejamos morir el Congreso», significó el Presidente de la Uneac en Matanzas, José Manuel Espino, quien hizo referencia al acompañamiento que las autoridades del Partido y el Gobierno han dado en estos tiempos al desarrollo de la cultura en el territorio, y quien también reconoció que todavía quedan por delante grandes desafíos, en una provincia que, además de la COVID-19, fue impactada por el incendio de la Base de Supertanqueros —siniestro ante el cual los artífices de la cultura llevaron el valor y el alivio del arte a los damnificados—.
Desde Guantánamo, el Presidente de la Uneac en esa provincia, Jorge Núñez, hizo referencia al notable ingreso de nuevos miembros al universo gremial; y Julio César Méndez, presidente de la organización en la provincia de Holguín, abogó por la necesidad de ser creativos, de mantener abiertos, contra toda adversidad, los espacios para defender la cultura.
Por su parte el periodista Pedro de la Hoz dijo que era bueno un encuentro como el de este martes, porque permite resumir y avizorar hacia dónde debe marchar la Uneac. Y al referirse al concepto de «resistencia creativa» —del que frecuentemente habla el Presidente Díaz-Canel Bermúdez—, resaltó la importancia de conferirle, desde el universo de la cultura, condiciones que resultan sustanciales.
Al dar argumentos sobre su idea anterior, el prestigioso intelectual dijo: «La resistencia creativa para nosotros significa, en primer lugar, ser coherentes». Lo dijo en clara alusión a la necesidad de defender, lo mismo en el ámbito mediático como en el comunitario, los símbolos que nos pertenecen. «Los medios, alertó en algún momento, tienen que entretener; pero entretener con cultura».
La otra premisa sobre la cual habló Pedro de la Hoz fue la sistematicidad; o sea, el seguimiento a todo cuanto se haga, y no dejar los análisis necesarios para el momento de una reunión. «Lo tercero —añadió el escritor— es la manera en que enfocamos los procesos»: Muchas veces, dijo, organizar mejor los procesos no tiene que ver con recursos materiales; «tenemos que organizarnos más, trabajar con mayor cohesión, y apelar más a lo subjetivo».
Marco Antonio Calderón, presidente de la Uneac de Sancti Spíritus, reparó en cómo en ninguna asamblea de las celebradas a lo largo de la Isla hubo cuestionamientos a la política cultural de la Revolución cubana; e hizo referencia a algo que preocupa a muchos: la necesidad de defender, desde la cultura, los mejores valores morales y espirituales de la nación cubana.
Hablando del ingreso a las filas de la Uneac, la destacada y conocida actriz, Corina Mestre Vilaboy, destacó lo alentador que hay en que muchos de los que han expresado el interés de pertenecer y de participar en el gremio de artistas y escritores sean jóvenes. Desde su vasto conocimiento en torno al mundo de la enseñanza artística —ese en el cual se ha desempeñado desde hace tanto tiempo—, Corina invitó, además, a realizar análisis detenidos acerca del mejor lugar en el cual colocar los recursos disponibles para formar a los futuros creadores. Se trata de pensar, enfatizó, en los mejores modos de ayudar al verdadero talento.
De la complejidad de estos tiempos habló el poeta, escritor para niños y presidente de la Uneac en la provincia de Pinar del Río, Nelson Simón. Él recordó en el encuentro cómo fue que en los duros días de la COVID-19, la casa sede de la organización se convirtió en una suerte de «cuartel general» contra la pandemia, desde el cual se emprendieron procesos tan importantes como el de la vacunación.
«La Uneac salió a la sociedad», afirmó el intelectual, quien trajo a colación cómo es que el paso del más reciente huracán volvió a poner a los escritores y artistas al centro del trabajo en la provincia.
«Tenemos que ser una sola fuerza», definió en alusión a la salvadora unidad el poeta, narrador y etnólogo Miguel Barnet Lanza. En su opinión la Uneac debe estar muy atenta, porque la Internet nos ha globalizado pero también polarizado, porque ese mundo binario informa pero no ilustra, no confiere profundidad ni interconecta los contenidos.
«El éxito siempre va a estar en la integración institucional», valoró, desde la visión de la cultura, el presidente de la Uneac en Ciego de Ávila, Alberto Fernández Pena; en tanto Sergio Morales Vera, presidente de la organización en Camagüey, afirmó que la celebración de las asambleas ha sido «una victoria de la cultura cubana». Fue él quien contó sobre cómo los creadores e intelectuales fueron convocados por la dirección del Partido en el territorio para visitar fábricas, escuelas y otros espacios de la sociedad, lo cual ha sido una experiencia muy útil y enriquecedora para todos.
Sobre la necesidad de realizar análisis acerca del estado actual de la música cubana habló en el encuentro Rodulfo Vaillant, presidente de la Uneac en Santiago de Cuba. Y su homóloga por la provincia de Las Tunas, Marina Lourdes Jacobo, recordó que los símbolos compartidos, que son los de la identidad cultural, necesitan de una estratégica protección, y de atentos cuidados.
El valor y la urgencia de la espiritualidad
En torno a lo que han sido las asambleas celebradas en el reciente mes de enero, el Presidente Díaz-Canel expresó que ellas pasaron revista a todo lo abordado durante el IX Congreso de la Uneac. Pero más que todo, dijo, ellas propusieron «cosas nuevas, y nuevas interrogantes que hay que contestar, nuevas propuestas que hay que hacer» a partir de los últimos tres años vividos en Cuba, los cuales han sido «años duros».
El mandatario hizo referencia al «bloqueo recrudecido», que no es el mismo «del primer semestre del 2019: este es un bloqueo recrudecido y mantenido, que nos quitó todas las fuentes de financiamiento». Y en otro momento habló a los intelectuales acerca de prioridades de primer orden; entre ellas, despojarnos del «síndrome de la COVID-19».
«Ya nosotros vencimos la COVID-19 —afirmó—. Verdad es que pasamos momentos difíciles, pero vencimos la COVID-19 con inteligencia, con coherencia, con unidad, y yo creo que hoy somos un ejemplo, en el mundo, de cómo fue que la enfrentamos».
El Jefe de Estado denunció que «a nosotros nos han aplicado una lógica imperialista», la cual, en su modo de ver, tiene elementos fundamentales como la asfixia económica —«para hacernos reventar y que sea la asfixia económica la que nos haga manifestarnos, desesperanzarnos, rendirnos»—; y a ese elemento sumó un programa de colonización cultural que a su vez está apoyado en una «una plataforma de subversión político-ideológica» que está montada «en una guerra mediática de desprestigio de la Revolución cubana».
Es una lógica imperialista, reflexionó, que «aplicaron con todo rigor»; y «apostaron a que con la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo, la Revolución se caía». El mandatario recordó cómo fue que el imperialismo negó a Cuba la posibilidad de comprar ventiladores pulmonares u oxígeno medicinal. Y a lo anterior añadió que cuando «nos dimos cuenta de que no íbamos a tener vacunas, nosotros pedimos a los científicos producir las vacunas, y ustedes saben ya después el resultado».
«Quisieron matarnos a la gente», denunció. Y fue enfático: «Eso no se le hace a nadie, ni a una persona con la que tú no tengas una relación, porque es un problema de humanidad». ¿Cuál era la ayuda que querían darle a Cuba? ¿Desaparecernos?, preguntó el mandatario, quien recordó a todos que aquellos momentos del pico pandémico fueron muy duros. «Yo a veces me pregunto —expresó más adelante—: Si no hubiésemos hecho las vacunas cubanas, ¿qué nos hubiera pasado?».
«Tenemos que volver a una vida normal», dijo el dignatario, quien además habló de rescatar, «todavía con más intensidad, la programación cultural, los eventos, los debates sobre la cultura, las cosas presenciales sobre la cultura, porque todo eso también alimenta la espiritualidad».
El otro aporte importante de la Uneac en estos tiempos, resaltó, tiene que ser en relación con el programa de descolonización cultural: «Hay que asumirlo con profundidad, con inteligencia, con coherencia». Y definió que ese programa «tiene que ser parte del debate de todos los días, porque nos quieren romper la identidad».
En otro momento de su intervención hizo hincapié en que «la Revolución no puede estar ajena a la decencia. La vocación humanista de la Revolución tiene que defender la decencia. Entonces esa es otra prioridad, que es más fácil mencionarla que entrar en todo lo abarcador y en toda la envergadura que tiene».
A los escritores y artistas, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista expresó: «Todo lo que ustedes tengan como insatisfacción, denúncienlo; todo lo que crean que se pueda cambiar, propongan cómo cambiarlo, que siempre van a tener oídos (receptivos), y yo creo que los espacios de comunicación están directos, están en todas las provincias, están en todos los territorios, y aquí también tenemos una manera de vernos, sistemáticamente».
Sobre el complejo momento que vive el país, Díaz-Canel Bermúdez afirmó: «Vamos a ir mejorando, pero los saltos no son inmediatos porque no tienen que ver solo ni con voluntades ni con la situación del país; tiene que ver también con que el mundo está en una crisis».
«Lo espiritual es muy importante en estos momentos», enfatizó en otro punto de sus palabras: Eso, dijo, «hay que abordarlo desde la cultura».
Sobre otro tema cardinal —el de la participación en las transformaciones sociales de los barrios— el Jefe de Estado enunció: «Nosotros a lo que aspiramos no es a una transformación infraestructural de los barrios, ni a darle un colorete a los barrios. Aquí estamos hablando de una verdadera transformación social, que no sea incluso una transformación basada en el asistencialismo».
Lo dijo en el sentido de que no solo se trata de asistir a quienes lo necesitan, sino de darles oportunidades para ir eliminando las causas que provocan las situaciones de vulnerabilidad.
Este es un tema, afirmó, que debe ser visto desde la responsabilidad, y desde la participación, «y por supuesto, todo el que tenga que ser amparado por algo tendrá también asistencia».
Para la transformación de los barrios —reflexionó Díaz-Canel Bermúdez— «primero hay que partir de un estudio antropológico de ese barrio; y eso lo pueden hacer ustedes, y nos pueden ayudar ustedes, o nos pueden ayudar a preparar a otros actores que hay en el barrio; porque hay que conocer las raíces, la identidad, qué es lo que motiva y qué es lo que no motiva en el barrio, sus costumbres, su historia».
Más adelante el mandatario razonó: «Lo espiritual sí tenemos que trabajarlo ya en todos los barrios, y ahí tenemos una figura fundamental, que es el trabajador social, que se ha vinculado mucho en los barrios, sabe las cosas de la gente, tiene las herramientas de cómo trabajar. Pero si a ese trabajador social nosotros lo apoyamos con el trabajo cultural —y en todos los barrios tenemos personas con vocación desde la cultura para apoyar en ese trabajo integral—,entonces logramos mejores resultados».
A la lógica imperialista, dijo, «nosotros le tenemos que anteponer una lógica de construcción socialista», la cual, en su entender, debe basarse en la ética, en la cultura, y en el Derecho —ese Derecho que defienda lo justo.
Hay que seguir —añadió— «perfeccionando nuestra democracia, y eso tiene que ver mucho con la participación de nuestra gente».
Hacia el final de su intervención el Jefe de Estado expresó: «En todos estos propósitos de avanzar, de enfrentar la lógica imperialista, de ir con la lógica socialista, por encima, con ese concepto de resistencia creativa, de que hay que vencer el bloqueo con nuestro propio esfuerzo, nuestra inteligencia y nuestro talento, estamos en un momento en que tenemos el ideal que defendemos, y lo que es posible hacer en estas condiciones».
«El ideal, y lo posible. Pero sin renunciar al ideal porque estemos en un mundo complejo», destacó el dignatario, quien está convencido de que hacer «un grupo de cosas posibles no significa que estemos renunciando al ideal. Al contrario: se tiene que fortalecer más la convicción de que podemos llegar al ideal».
Sobre los horizontes de la espiritualidad, ese por el cual convocó a trabajar a los intelectuales, el Presidente cubano reflexionó: «Todo el mundo no es artista, pero todo el mundo puede apreciar el arte, todo el mundo puede disfrutar el arte». Lo comentó en el sentido de que, si todo el mundo es así, será posible tener entre nosotros más decencia, más amabilidad, más solidaridad.
Así «todos vamos a ser mejores. A ese ideal no se puede renunciar; y muchas de esas cosas se pueden construir desde lo que hoy es todavía posible», aseveró el dignatario, quien agradeció a sus interlocutores por la presencia en el Palacio de la Revolución.
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