Decir Yaimé Pérez y Denia Caballero en el entorno universal del disco es indiscutiblemente referirse a las dos más encumbradas de este 2019. Situadas desde el pasado ciclo en ese panorama se han adueñado del circuito europeo, al punto de que comparten la cima de la Liga del Diamante con 15 unidades.

Este martes, en Sotteville, Francia, entablaron otra cruenta batalla en la cual la santiaguera Pérez llevó su órbita hasta los 69.39 metros, para destronar a su coequipera momentáneamente de la cima del ranking a su coterránea Caballero (69.08). Bien distante ancló tercera en la clasificación la experimentada anfitriona Mèlina Robert-Michon (62.41).

Sucede que para “La Rusa”, como le conocen todos en el campo y pista antillano tiene en esta localidad gala una especie de aura victoriosa y de primacías, pues justamente allí, en el 2017 había conseguido su anterior tope personal de 69.19.

Su registro la hace acreedora de 1 346 unidades válidas para comandar el ranking mundial de la prueba, y al mismo tiempo la colocan en el puesto 40 del ordenamiento global entre los encumbrados del deporte Rey.

Por su parte Denia materializó su tercer disparo sobre 68.40 en lo que va de campaña, y segundo sobre los respetables 69 metros.

Para tener una idea más puntual de lo que vienen realizando ambas discóbolas baste señalar que entre ambas atesoran nueve de los diez mejores envíos de la actual temporada a razón de cinco para La Rusa y cuatro para Caballero. Solo la estadounidense Valarie Allman (67.15) ha lorado quebrar ese cerco de calidad con el octavo registro.

Si de cetros en suelo galo se trata, la pertiguista Yarisley Silva volvió a dar muestras de calidady sobrevoló la varilla sobre 4.70 metros, lo mejor conseguido por ella en este 2019. Al parecer Silva se va reencontrando con su forma, amén de haber necesitado tres intentos para superar dicha altura, lo mismo que antes sobre 4.56. Lo cierto es que de cara a los Juegos Panamericanos de Lima, Silva deberá mostrar su mejor cara para intentar extender a tres ediciones, su reinado en este tipo de lides, que inició en Guadalajara 2011.

Acercándonos al escalafón anual, el registro de Yarisley constituye el número 18 en cuanto a calidad, con un fuerte cerco hecho por el trío de estadounidenses, y el talento emergente canadiense de nombre Alysha Newman (4.76). Tampoco debe descartarse a la venezolana Robeilys Peinado, por lo que el duelo se presagia de vida o muerte en el Cuzco.

De Francia a ritmo de brinco, paso vuelo, aterrizamos en Padova, Italia, donde Liadagmis Povea volvió a calentar el tanque de saltos. La pinareña se ha dedicado a acechar a la fuera de serie Yulimar Rojas y en esta ocasión Lia clavó sus pinchos a la distancia de 14.64 metros. Ojo, continúo insistiendo en que lo que más me impresiona de la discípula de Yoelbi Quesada son lo estables de sus secuencias de salto.

En esta oportunidad Rojas dominó con 14.87 metros, pero a Liadagmis le hubiese servido su estirón inicial de 14.54 para preservar esa segunda plaza. Además tuvo otro salto válido de 14.43. A sus espaldas se colocaron la española Ana Peleteiro (14.47), la portuguesa Patricia Mamona (14.37) y la ucraniana Olha Saladukha (14.32), todas con más kilometraje y finalistas en varios eventos de nivel supremo.

Recordemos que el pasado jueves, en la Liga de Diamante de Mónaco saltó 14.71, solo superada por Rojas, y en la parada de la Liga en Lausana, el 4 de julio, fue tercera con su mejor marca personal (14.77), antecedida por Rojas, y la multilaureada colombiana Catherine Ibargüen.

Acá Lia se coloca en el séptimo y décimo peldaños de un top-ten en el que además de Rojas e Ibargüen, solo prestigia la jamaicana Shanieka Ricketts (14.76 y 14.73). Señal sólida de que la definición del triple en Lima, igualmente se las traerá.

Con esos registros halagüeños este cuarteto de féminas, prácticamente culminó su ruta crítica competitiva previa a la cita multideportiva continental. El atletismo parte con un propósito competitivo de tres cetros. Hasta ahora van dejando una imagen alentadora, que pudiera inducir a pensar en un botín dorado ligeramente superior.

Una vez más habrá que esperar.