Reverencias a Pavarotti a cinco años de su muerte

Reverencias a Pavarotti a cinco años de su muerte
Fecha de publicación: 
9 Agosto 2012
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El mundo lo recuerda como una de las voces más prolíferas de la lírica en el pasado siglo. Sus exquisitos conciertos pasaron a la eternidad por fundir el bel canto con el pop, el rock, la balada, el jazz, el blues. En ellos consolidaba su idea de difundir el género que lo llevó a los escenarios, más allá del ámbito operístico.

 
A cinco años de su fallecimiento, familiares, admiradores y colegas del tenor italiano Luciano Pavarotti (1935-2007), volverán a Módena, su ciudad natal, para traer de vuelta aquellos memorables espectáculos.

Uno de los que no se perderá el homenaje será Bono, la voz líder de U2. Desde el sitio web de la agrupación confirmó su presencia.

Allí se conoció además que el cantante compartirá con amigos del tenor: los roqueros Zuchhero, Jovanotti, la soprano española Monserrat Caballé y los coterráneos Andrea Bocelli y Laura Pausini.

Poco a poco se sumarán más artistas al homenaje de uno de los más grandes tenores de todos los tiempos, ese hombre robusto, de voz potente que hacía estremecer los escenarios, quien hizo suyos temas como el «Ave María», de Schubert, y la balada napolitana «O sole mío».

Será un concierto muy especial, con una atmósfera sin igual y muy emotiva, anunció Nicoleta Mantovani, segunda esposa y viuda, precursora de la idea.

El Teatro Comunal de Módena acogerá a miles de espectadores e invitados, varias pantallas gigantes serán ubicadas en diferentes puntos de la ciudad y transmitirán en vivo lo acontecido. Su recaudación, como ya era habitual en los espectáculos concebidos por Pavarotti, tendrá un fin benéfico, señaló en recientes declaraciones.

Vital, dinámico e incansable fue el quehacer artístico de esta figura indiscutible del panorama operístico, que debutó en 1961, nada menos que con uno de los personajes más completos de la ópera italiana: el Rodolfo de La Boheme, de Giacomo Puccini.

Su interpretación le abrió las puertas de otros escenarios, La Scala de Milán en su tierra natal y el Metropolitan Opera House de Nueva York, teatro estadounidense que lo acogió durante 36 años, con 382 funciones allí efectuadas, más de 100 anuales.

En la década de los años 90 del pasado siglo fue partícipe de uno de los proyectos que intentaba acercar la ópera a un público diverso.

Los tres tenores, que integró junto a los españoles Plácido Domingo y José Carreras, salió de las salas cerradas, se mezcló con la música popular.

Interpretaron desde arias y temas clásicos del repertorio operístico internacional hasta canciones tradicionales de todas latitudes, muchas de ellas latinoamericanas.

Debutaron en 1990 en las famosas por su acústica Termas de Caracara, en Roma, bajo la dirección de Zubin Metha. Las cifras sobre su impacto hablan por sí solas: más de seis mil espectadores disfrutaron en vivo el concierto, y mil 500 millones lo siguieron por televisión. Quedaron registrados además en 11 millones de discos.

El éxito de este proyecto constituyó la arrancada de otros similares, con las mismas pretensiones. Muchos amigos fueron invitados. Intérpretes de la música popular se arriesgaron y cantaron a dúo arias de significativas óperas y Pavarotti, en un acercamiento a la música popular, puso voz a temas y baladas de todos los tiempos. En los Pavarotti and friends, cantó con el estadounidense Barry White «My first, my last, my everything», puso a prueba la versatilidad de Bono con «Miserere», y el talento de Sting con «Panis Angelicus».

Un toque de distinción fue «New York, New York», a dúo con Liza Minelli, un tema que ambos inmortalizaron para siempre.

Fueron muchos más con Celine Dion, Andrea Bocelli, Eros Ramazotti, Queen, Spice girls, Ricky Martin, Enrique Iglesias, y hasta el cubano Augusto Enríquez subió a lo más alto con su jazz band, para acompañarlo en un tema cercano en melodía a la música cubana: «Guitarra romana».

A punto de cumplir sus siete décadas de vida, programó un ciclo de 40 conciertos por todo el orbe para cerrar con broche de oro su extensa carrera. Con el tour del adiós quería dejarle a su público ese sabor a la buena música, esa eterna, que no deja pasar el tiempo.

Pero la salud le jugó una mala pasada, lo sorprendió el cáncer. Suspendió sus conciertos de despedida y poco tiempo después, el carcinoma de páncreas acabó con su vida.

Cinco años después de su muerte, su ciudad natal, Módena, acogerá a sus amigos, como lo hizo durante varios años, para recordarlo el venidero 6 de septiembre. El concierto tendrá una orquesta acompañante integrada por 65 músicos, bajo la batuta de Fabrizio María Carminati, director de la Ópera de Marsella.

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