Perú: Vizcarra, de bandazo en bandazo
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La impopularidad del presidente Martín Vizcarra ha seguido subiendo, luego de haber obtenido el respaldo mayoritario de la población en los primeros momentos de su asunción por el defenestrado por corrupción y abuso de poder Pedro Pablo Kuczinski (PPK, como se le conoce), debido al incumplimiento de reformas sociales indispensables, el descontrol en lo relativo al comercio informal y el plegamiento a la política de Estados Unidos contra Venezuela, al reconocer al presidente electo interinamente por Trump, Juan Guaidó.
Esos muchos poquitos, sin embargo, no llegan a indicar la inmediata caída del mandatario, quien recibió el apoyo de la izquierda en lo que concierne a evitar el control parlamentario del reaccionario fujimorismo, pero que ahora se revitaliza al condenarlo por su política hacia Venezuela.
Aunque, lamentablemente, la desunión de las capas más progresistas no ayudan en nada a combatir el neoliberalismo que intenta fortalecer Vizcarra, ayudado por su socio chileno, el millonario presidente Sebastián Piñera, representantes de los partidos de izquierda peruana Patria Roja (extrema izquierda) y Frente Amplio (izquierda) dijeron que están en contra de la decisión del gobierno de Vizcarra de respaldar a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.
La postura del gobierno peruano y la Cancillería es "una vergüenza para el pueblo" al "prestarse al juego" de EE.UU., que busca controlar los recursos de Venezuela, en particular el petróleo, afirmó Miguel Guerra, vocero de Patria Roja. "Juan Guaidó es una hechura de los norteamericanos, un títere que responde a los intereses golpistas de EE.UU., y los medios de comunicación que ellos controlan, y a quienes nunca les ha importado la democracia y no han dudado en apoyar regímenes dictatoriales alrededor del mundo", indicó.
Por su parte, Giancarlo Castiglione, personero legal del partido peruano Frente Amplio, afirmó que al reconocer a Guaidó, el gobierno de Perú ha roto "una tradición diplomática que reivindica la no injerencia y el principio de autodeterminación de los pueblos… Acá (en Perú) se habla mucho de los problemas de Venezuela, pero si EE.UU., tuviese una política coherente de respeto a los derechos humanos, no veríamos lo que sucede en Medio Oriente; a ellos les interesa los derechos humanos en determinados momentos y en otros no, lo que revela un doble rasero".
DEL SOLAR SUSTITUYE A VILLANUEVA
El choque entre el ministro de Economía, Carlos Oliva, y el ex presidente del Consejo de Ministros (PCM), César Villanueva, alrededor de la solución de la huelga de transportistas, fue un factor que precipitó la renuncia del último, pero el motivo real es que Vizcarra, con la intención de reelegirse, esta vez electoralmente, está muy bajo en las encuestas, y Villanueva y el gabinete que lo acompañaban era realmente inoperante.
Al revés del estilo hermético de Villanueva, quien ya había sido ministro del caído en desgracia PPK, la idea de que un locuaz Salvador del Solar puede convertirse en la primera línea de defensa de los cuestionamientos al jefe de Estado, parece haber pesado en la decisión presidencial. También “refresca” la profusión de mujeres en el nuevo gabinete.
Si nos atenemos a las primeras declaraciones del premier, en las que parece señalar que Perú ha alcanzado mayor gobernabilidad por el desenlace del referéndum que limita las posibilidades opositoras, entonces no hay mayores discusiones. Asimismo, si revisamos la trayectoria de Del Solar y de la mayoría de integrantes del nuevo gabinete, las posibilidades de que la polarización con “el fujiaprismo” (fujimorismo + aprismo) están sobre la mesa.
¿Qué podría significar algo así? Que Vizcarra y los círculos alrededor de él (los más cercanos y los más lejanos) no han entendido que la situación política ha cambiado radicalmente luego del referéndum y del encarcelamiento de la dirigencia de Fuerza Popular. Hoy no existe la “amenaza del fujimorismo”. Del Solar está solo frente a la gente, no hay humareda que levantar, y nadie puede evitar responsabilidades.
La aprobación en la república de la popularidad que parece haber inaugurado Vizcarra, pues, se presenta en extremo dura, porque el mandatario se preocupa más en quedar bien con Trump en sus ataques a Maduro y sacar provecho de su alianza con Piñera, que en resolver importantes cuestiones internas sobre reformas para ayudar a aliviar la pobreza, mejorar los sistemas de salud y educación, y muchos etcéteras.
Pero también debe establecer su autoridad en el sur frente a los gobernadores secesionistas; terminar el bloqueo a Las Bambas –donde hay manifestaciones antigubernamentales- y emprender o reanudar megaproyectos que son importantes para el Producto Interno Bruto, que del 4% caerá este año a un 2%.
Todo ello sin contar que se ha incrementado la población que padece de anemia y la ola criminal que ahoga y atemoriza, cuando no se le trata adecuadamente.
Así, de bandazo en bandazo, hoy con un nuevo primer ministro, transcurre la gobernabilidad de Martín Vizcarra.
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