Serie Nacional 58: Apuntes y números tras seis subseries
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El actual campeón Granma, por ejemplo, recalaba en la duodécima posición con balance negativo de 8-10; Matanzas habitual animador de la ronda decisiva y la postemporada en el último lustro, abrigaba el sótano 3-14, algo impensable si se analiza su estabilidad y presencia en play off en las siete campañas precedentes.
Del otro lado de la balanza el regreso de Villa Clara (10-6), bajo la égida de Eduardo Paret a su condición de histórico, al menos por el momento, gozando de la tercera plaza con dos partidos menos en su haber. Industriales (11-6), apoyado en su temible ofensiva, y la certera conducción de Rey Vicente Anglada, se afianza en la segunda posición, aprovechando los enfrentamientos ante los llamados equipos débiles.
Ciego, desde mi perspectiva la novena más estable de la última década en nuestros clásicos domésticos, mira por encima del hombro (13-5) al resto de sus oponentes, con todos los departamentos de juego bastante parejos y un Maikel Folch viviendo una resurrección inusitada, dueño de tres sonrisas sin fracasos.
En esa cuerda la racha de ocho sonrisas en línea materializada por Holguín (9-8) los catapultó hasta la séptima posición, en tanto los propios avileños (9-3), azules capitalinos (10-4), y gallos espirituanos (5-1) son los que más deleitan a sus parciales jugando de locales. En contraposición, de visitadores, las novenas más sólidas son Santiago de Cuba (7-4), además de Tigres, Cazadores y Naranjas (4-2).
A juzgar por lo atestiguado hasta este momento, la Serie Nacional no posee ese nivel de calidad de hace más de una década. Errores claves en la mecánica de juego se cometen una y otra vez. En esa cuerda fundamentalmente cito las asistencias de lanzadores u otros jugadores de cuadro en jugadas continuadas, los tiros al cortador, la mecánica de los lanzadores a la hora de virarse a las almohadillas y los corridos de bases suicidas. Eso sin contar otros de índole individual y que se padecen desde hace algún tiempo como la pobre distribución de los comandos y tendencia a wild de los lanzadores y la desacertada discriminación de lanzamiento de los bateadores en el home plate.
Para ilustrar algo de lo anteriormente expresado baste señalar que hasta la fecha se han propinado 920 bases por bola en 276 choques, a razón de 3.3 por encuentro, sin incluir las incidencias de los desafíos de subseries iniciadas este lunes. Además, se habían recetado 1 114 ponches (4.036) por cada nueve innings, y el promedio de limpias frisaba los 4.60, con únicamente las armadas de Guantánamo (2.74), Villa Clara (3.14), Pinar del Río (3.27) y Ciego (3.84), por debajo de las cuatro. De este selecto club sorprenden los Indios del Guaso pues tanto villaclareños como vueltabajeros y naranjas tradicionalmente han descollado por su pitcheo efectivo.
Madero en ristre la tropa de Anglada (339) se halla por encima del resto. Los azules incluso, se han visto obligados a remontar varios duelos en las postrimerías, pues su pitcheo de relevo ha hecho aguas en más de una ocasión. Le secundan Artemisa (337), Camagüey (307), Sancti Spíritus y Holguín (288).
En materia de poder de fuego los más jonroneros son justamente los comandados por Roger Machado (19). Mayabeque (16), Artemisa (14), y Cienfuegos, Holguín e Industriales (13) se sitúan a continuación, mientras el global de pelotas Mizuno desaparecidas se sitúa en 157.
A nivel de tacto la alineación que menos veces ha sido retirada por la vía de los strikes son las de Pinar del Río y Artemisa (58), secundados de los Leones (63).
Individualmente el industrialista Stayler Hernández (512) era el de mayor average ofensivo; el pativerde Yaifredo Domínguez (0.68) el de mejor promedio de limpias; Yusniel Ibáñez, Yosvany Alarcón y Lázaro Hernández se abrazaban como los mayores artilleros (seis jonrones); el propio Styler era el máximo impulsador con 23; y el devenido artemiseño Jorge Alomá comandaba en indiscutibles conectados (27), cerrando esta mirada el avileño Vladimir García, dueño de 27 ponches, con el cienfueguero Yaisel Morales autor de cuatro de las ocho sonrisas de su plantel.
Un vistazo relámpago a nuestro pasatiempo nacional, que sigue teniendo adeptos en toda la Isla, solo que no con la misma pasión de antes.
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