MUNDIAL SUB-15 DE BÉISBOL: Mal de ojo
especiales
Me acaba de ocurrir a mí con el equipo Cuba sub-15 que había firmado una excelente actuación en la fase preliminar del Mundial celebrado en Panamá, y quise exteriorizar mis buenas sensaciones.
Pues bien, luego de ese trabajo, publicado en estas mismas páginas, los nuestros cayeron en sus tres desafíos en la ronda más importante, y perdieron la oportunidad de defender el título que ostentaban ya por dos ocasiones consecutivas.
Era, además, el único título internacional todavía en las vitrinas de la depauperada pelota cubana, por lo que nos quedamos huérfanos de pergaminos en todas las categorías.
De las tres derrotas, una se puede decir que no era sorpresa, ante Estados Unidos, que se mostró como un conjunto muy compacto, pero ante Panamá y Taipéi se pudo haber hecho más, especialmente contra los anfitriones, que a la postre finalizaron segundos, detrás de los estadounidenses.
En ese desafío, el primero de la denominada Súper Ronda, Cuba dejó demasiados corredores en las almohadillas, y tampoco funcionó de manera eficiente la mecánica defensiva.
Sicológicamente, también fue un golpe duro ver salir antes de tiempo al abridor estelar del conjunto, Brander Guevara, un muchacho con un físico impresionante para su edad, que seguramente dará de qué hablar en el futuro.
Como no pude ver los encuentros, no puedo evaluar la labor del cuerpo técnico que tan bien lo había hecho hasta ese momento, pero los problemas mencionados antes complicarían la vida al mejor mentor del mundo.
Por si acaso, yo voy a tener mucho más cuidado para la próxima, porque, aunque nunca he practicado las artes oscurantistas ni me considero supersticioso, parece que a veces los buenos deseos, en vez de ayudar, complican.
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