En Venezuela, lluvia de récords
especiales
Caracas, en el centro del país y sede oficial en 1959, recibió esta vez la encomienda de celebrar algunos deportes, a la vez que para Guatemala derivaron las acciones en el remo, mientras que en la caribeña Maracaibo se concentraba el grueso de los 4 mil 115 deportistas provenientes del total de los 32 países —cifra récord—, afiliados a la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (Odecabe). En cuanto a competidores, solo en México 1990 se reportaron algunos más (4 206).
El deporte cubano, con su tradicional espíritu de prestigiar a los Juegos llevando a sus mejores exponentes, volvió a encabezar la tabla final de medallas y dio pruebas inequívocas de su hegemonía regional, mas no pudo ocultarse un ligero descenso en la productividad, con una cosecha de 191 de oro y 335 en total, frente a 227 y 364, respectivamente, en la cita anterior.
Algunos irán de inmediato a comprobar el número de pruebas en una y otra ocasión para buscar un motivo, pero se defraudarán al ver que fue de solo 9 la diferencia entre las 385 de Ponce y las 376 de Maracaibo.
Parece más lógico pensar que se debió al beneficio acostumbrado que recibe el país sede, tanto que Venezuela más que duplicó la siega de oro de unos Juegos a otros, con 56 por 23 y elevó el total de premios de 155 a 190. El detalle del favor de ser anfitrión se corrobora con la involución de Puerto Rico: solo la mitad de oro (11 ahora frente a 22) y bajón en total, de 153 a 81. No olvidemos apuntar que se trató de la mejor actuación histórica del deporte venezolano.
Como el deporte cada vez promueve de una forma u otra más dinero y fama, su propia acelerada evolución engendra paralela y contradictoriamente los gérmenes negativos, entre ellos el dopaje, obligando a renovar esfuerzos para preservar la pureza de las confrontaciones, lucha que detectó diez casos positivos y perjudicó señaladamente a México, obligado a devolver siete medallas, pero sin peligrar su tradicional escolta a Cuba en la tabla final de posiciones.
En los deportes colectivos resultó habitual el dominio cubano en béisbol, voleibol (m y f) y baloncesto (f), descollando el triunfo inédito de los dominicanos en la clasificación varonil de este último.
Los deportes individuales de tiempos y marcas mostraron mediante los numerosos récords establecidos (75) el buen nivel competitivo general.
Uno de quienes descolló en particular fue el tirador cubano Hermes Rodríguez, implantando los de fusil de aire, además de culminar en estos Juegos la proeza de vencer cuatro veces seguidas, desde 1986, en esa modalidad y en la de fusil tres posiciones, tanto individual como por equipos.
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