DE LA TELEVISIÓN: El gran musical, la asignatura pendiente

DE LA TELEVISIÓN: El gran musical, la asignatura pendiente
Fecha de publicación: 
19 Junio 2018
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La Televisión Cubana no acaba de dar «pie con bola». No lo ha logrado, en buena medida, desde el mítico Sabadazo. Propuestas las ha habido, unas mejores que otras, pero ninguna ha podido emular con aquel programa que unía con acierto (difícil equilibrio) música con humor. El espacio más estelar (sábados después del noticiero, en el canal generalista) sigue sin encontrar una oferta contundente.

Algunos creen que es hora de darse por vencidos, ante tantos intentos fallidos. Algunos creen que lo mejor sería programar una buena serie, o una tanda de películas. Pero la tradición dice que a esa hora viene muy bien una gran fiesta, para relajar las tensiones al final de la semana. Decirlo es fácil, concretarlo parece lo difícil.

Está visto y comprobado que hay un esquema obsoleto: el del maratón con orquestas de música bailable intercaladas con las actuaciones de los «cómicos» (sobre todo cuando los humoristas a veces no son los mejores). Esa fórmula parece que la agotó Sabadazo. El tradicional programa de participación tampoco ha funcionado, quizás por el poco atractivo de las competencias… Y el reality show apenas está presentando credenciales en la producción nacional (los concursos de canto y baile que produce RTV Comercial coquetean con el género), y habría que ver de qué manera pueden amoldarse a nuestra televisión (ese podría ser el tema de otra columna aquí)…

La solución parece ser la integración de géneros y estilos, partiendo de una columna vertebral bien concebida. Y ahí está el reto: la idea que sostenga. A estas alturas es imposible ser absolutamente original. Pero la Televisión Cubana tiene todavía mucho camino por recorrer, mucho qué actualizar, así que no faltan oportunidades para la innovación.

Es cuestión de encontrar el talento y encauzarlo. Y para hacerlo hay que dejar atrás varios prejuicios.

El primero de todos: el temor al espectáculo por el espectáculo. De acuerdo, la nuestra es una televisión con clara vocación cultural. Es importante la función orientativa, instructiva, educativa… Pero entretener no es una necesidad menor. Es más, resulta vital si se quieren cubrir las otras demandas. Si el programa en cuestión no entretiene, la gente sencillamente cambia el canal. Por muy cultural y educativo que sea el espacio.

Se pueden hacer espectáculos de gran calado cultural, eso está claro. Pero un espectáculo, para que haga valer sus credenciales, no tiene que ser una enciclopedia de saberes. A veces resulta hasta contraproducente (¿recuerdan esa emisión de Bailando en Cuba cuando el conductor dijo que una coreografía ordinaria era el mejor homenaje a la poesía de Gastón Baquero?).

A un espectáculo hay que pedirle buen gusto, vuelo estético, coherencia. Un espectáculo no debería permitirse ser reaccionario o reduccionista. Pero el brillo y la pirotecnia no tienen que ser asumidos como pura banalidad (sin contar con el hecho de que todo en esta vida no tiene que ser trascendente y profundo).

Sonando en Cuba, Bailando en Cuba, La Colmena TV… han demostrado que aquí se puede hacer una televisión con buena factura… sin caer en frivolidades embrutecedoras. Los domingos por la noche (al menos cuando se trasmiten esos programas) están bien servidos.

¡Hay que garantizar el sábado!

Puede ser (y es) que en La Habana y en otras ciudades importantes las personas tengan muchas más opciones ese día a esa hora. Pero no se puede ignorar a los cientos de miles que tienen todavía a la televisión como su principal fuente de entretenimiento.

Esperemos que la programación de verano traiga alguna sorpresa…

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