Lo conocen como el fiñe, vuela bajito en las pistas y por estos días aprovecha al máximo una base de entrenamiento que realizan algunos miembros de nuestra preselección atlética rumbo a Barranquilla en la altura mexicana. Hablamos del tunero Yoandys Lescay (5 de enero de 1994), principal figura de los 400 metros en nuestra armada y puntal del relevo del 4x400.

Con su pequeña Emily de tres años como principal tanque de oxígeno para sus pulmones, y el sueño de bajar de 45 segundos en la presente temporada, Lescay pule detalles en su carrera y busca optimizar su capacidad aerobia, el ritmo, la técnica de braceo en las curvas…

Muchos se preguntan el por qué escogimos a Lescay para iniciar este segmento de perfiles rumbo a los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla: primero porque el atletismo constituye la disciplina de mayor aporte histórico al medallero de Cuba en la cita multideportiva regional más longeva.

Segundo porque se viene manejando desde hace buen tiempo por la Dirección de Alto Rendimiento, los gurúes y la prensa especializada con bastante rigor el término de eficiencia, y en esa cuerda el deporte Rey está llamado a protagonizar un rendimiento notable.

Tercero porque Lescay pudiera aportar un vellocino que hasta este minuto está en línea de duda, independientemente de que Yeimer López (45.28 en Cartagena de Indias 2006), y Raidel Acea (45.36 en Veracruz 2014) se hayan impuesto con registros superiores a los 45 segundos.

Hablamos de situarse, aún cuando nuestra armada estará en un porciento considerable renovada, en un entorno cercano a los 19 títulos de Maracaibo 1998, los 21 de Cartagena de Indias 2006, o los 23 de Veracruz 2014. Desde mi perspectiva, será difícil obtener los 18 oros que están proyectados en el reciente pronóstico pre-competencia.

De vuelta a Lescay, su pirámide de progresión en los 400 metros comenzó en el año 2012, cuando irrumpió con crono de 46.17 segundos en San Salvador. En lo adelante estamparía registros cúspides anuales de la siguiente manera: 2013-45.36 segundos; 45.54 en el 2014; el 2015 lo cerraría con 45.13; en el año olímpico 45 flatt lo llevaron a soñar con rebajar de esa respetable barrera, y la temporada precedente sus 45.18 le merecieron el puesto 151 del ranking mundial.

Lo caracteriza su coraje, corre como si le fuera la vida en cada carrera, no descuella por su físico, pero posee buena velocidad natural y resistencia de la misma, lo que le permite llegar al remate de los últimos 50 metros con esa dosis extra de energía.

Hasta ahora en esta temporada exhibe 46.19 materializados en Camagüey el pasado 14 de marzo. Claro que Lescay está consciente de que para imponerse en Barranquilla necesitará rebajar de los 45 segundos, máxime si además del dominicano Luguelín Santos, se presentan otros pesos pesados de la región como los trinitarios Michael Cedenio o Lalonde Gordon, los jamaicanos Nathon Allen Demish o el bahamés Steven Gardiner, por solo mencionar algunos, aunque considero que estas figuras de relieve incluso mundial, como ha sucedido en otras ocasiones, no se muestren del todo interesados por pugnar en la cita centrocaribeña.

Ojo, el torneo atlético en Barranquilla coincidirá con el impasse de casi un mes que tendrá la Liga de Diamante, entre el 21 de julio (oncena fase en Londres) y el 18 de agosto (duodécima parada en Birmingham), por lo que puede que varios de esos huesos vuelvan su mirada hacia la cita cafetera, solo que deberán proyectarlo antes del 10 de julio, fecha prevista para la inscripción nominal definitiva de los deportistas participantes.

Quien sí casi seguro estará será el quisqueyano Santos. Sin importar el pedigrí de sus rivales Lescay aseguró vía electrónica estar trabajando todos los elementos de forma pareja: “Todo es priorizado, cualquier medalla de oro es importante y necesitamos rendir al máximo para ganar los Juegos.

Estoy más enfocado en la carrera individual, combinando el gimnasio, con tramos, buscando perfeccionar el ritmo al salir de la recta larga y en la segunda curva, y administrando las fuerzas para poder rematar con intensidad. Todo sin descuidar el trabajo del relevo también”.

De Lescay cabe destacar también el hecho de que posee 20.83 cimeros en el doble hectómetro, 2:59.53 minutos como miembro de una posta larga antillana, y los sextos escaños en esa modalidad de relevo bajo los cinco aros en Río de Janeiro, y luego en el Mundial de Londres el pasado año.

Sus 45.31 segundos estampados en Taipei de China, le valieron la condición de subcampeón de las Universiadas Mundiales el pasado año.

Lescay escucha el disparo, enerva todos sus músculos y sale como un bólido a devorar los 400 metros de trazado. En su mente solo está la posibilidad de ganar el oro, si es e menos de 45 segundos mejor. Un tiempo que con la respiración jadeante de sus oponentes en los carriles continuos puede parecer eterno. Su hija alimenta su energía, acciona sus miembros… se lanza sobre la línea de meta y… ¡Oro para Cuba con 44.86 segundos! Ojalá esa pueda ser la narración de la final de Barranquilla.