Play off escena V: Granma, otro trote finalista; azules al mando
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Pensé, para serles sinceros que lo de Matanzas sería crónica de una muerte anunciada. Mi premonición no falló. Granma, como calco de la temporada precedente en la que tampoco salía con cartel de favorito, deshizo algunos vaticinios y como campeón nacional regente aseguró otra presencia en la final de nuestra pelota al doblegarlos 4-2 en predios del Mártires de Barbados.
Cuatro mortales estocadas en línea asestaron los granmenses, apostando esta vez a sólidos performances monticulares de Alaín Sánchez, Lázaro Blanco, y el zurdo Ulfrido García.
Lo cierto es que en su cuarta sonrisa el refuerzo santiaguero silenció a la ofensiva yumurina, muy pobre durante casi toda la serie, para transitar siete innings en los que permitió dos limpias, espació ocho indiscutibles, propinó seis ponches y dos pasaportes gratis a primera.
El mismo Ulfrido que durante la segunda fase les aseguró cuatro sonrisas, con impecables 1.69 de limpias permitidas, pobre ofensiva rival de 240, y un indicador que siempre había estado en la mira desde un prisma negativo: dio 16 transferencias en 42 y dos tercios, para una media de 2.6 por cada nueve actos de labor.
Una mirada a los números arroja además que del segundo al cuarto maderos apenas conectaron dos indiscutibles en 14 turnos ofensivos, en tanto las dos de los yumurinos las fletó Eduardo Blanco, quizás el único verdaderamente acertado al bate.
Nuevamente faltó la conexión en el momento oportuno, realizar jugadas para colocar corredores en posición anotadora, materializar anotaciones. Cuestión aderezada con el hecho de que dejaron los dirigidos por Víctor Figueroa a ocho corredores en las almohadillas.
Otro San Benito de los yumurinos, que no acaban de acariciar un título y sucumben por enésima ocasión en el camino hacia la corona. De cualquier manera, aseguraron el tercer lugar en esta 57 campaña y eso, aunque deja un tanto vacíos a sus adeptos, es loable.
De culminar de manera impecable la labor de Ulfrido se encargó el diestro pinareño Raidel Martínez, dos actos sin permitir hits, hermético y con dos estrucados a su cuenta.
Las cuatro de los Alazanes, fueron traídas de los maderos de Lázaro Cedeño, utilizado como emergente; Guillermo Avilés, definitivamente consagrado y el mejor a la ofensiva en esta semifinal; y el refuerzo Geidy Soler, redimido con sus dos remolques. Igualmente ocho jits pegaron los actuales monarcas, pero conectaron con mayor oportunidad, pese a que también vieron diluirse las opciones de anotar ocho hombres en los cojines.
Confieso que debo quitarme el sombrero ante el timonel Carlos Martí, aún cuando Raúl González nuevamente se fue en blanco en tres comparecencias al home. Si el año pasado, fueron puntales en el triunfo de sus huestes, los aportes de Dennis Laza, Miguel Lahera, Frank Camilo Morejón y compañía, este año igualmente sus refuerzos van siendo determinantes hasta ahora, especialmente desde el montículo, renglón de juego por el que fue criticado al no echar mano de otro serpentinero para disputar los play off.
Alaín, Ulfrido, Raidel, con Yosver Zulueta y el motor diestro de nombre Lázaro Blanco han logrado redondear un staff que si bien no se pinta como muy temible en una primera radiografía, carga con solidez y efectividad toda vez que se encaraman en la lomita.
Esa visión, aunque para algunos, entre los que me incluyo, haya sido por momentos reprochable, la ha ganado Martí con la experiencia de haber llevado los hilos de disímiles equipos (ha comandado elencos en 40 competiciones domésticas entre Series Nacionales y Selectivas).
A él, a sus Alazanes con ese galopar febril de cuatro éxitos en línea, a todo un pueblo de Bayamo que parecía incendiarían nuevamente la ciudad y específicamente le Mártires de Barbados, felicitaciones. Ahora toca esperar y prepararse, pues el duelo crucial se avecina.
Delirio beisbolero en el Coloso del Cerro
Pocas veces he visto a un Latinoamericano tan abarrotado. Recuerdo que mi abuelo me llevó en 1986 a ese partido en el que Agustín Marquetti le conectó ese jonrón inmortal a Rogelio García. Viajo a la memoria y rescato el decisivo doble de Enriquito Díaz ante Villa Clara, aquel que provocó el desatino de los aficionados que se volcaron al terreno a celebrar el título. Lo de anoche, en materia de público, que aún a las 10:30 p.m, con el choque entre azules y Las Tunas en el sexto episodio luchaba a sangre y fuego por entrar al estadio, fue una apoteosis de afición.
Buscaban honrar a Carlos Tabares en su retiro oficial, pero más que todo, estaban sedientos de victoria. Y saciaron esa sed.
Los miles de flashes dejaron guardados varios momentos para la posteridad. El mejor juego de la vida del zurdo artemiseño Misael Villa desde la colina de los martirios; el jonrón lapidario de Yordanis Samón en el primer acto; unos Leones aferrados al triunfo a sangre y fuego y defendiendo a su pitcher con precisión felina. Cualquier duda preguntarle a Javier Camero, Orlando Acebey, Juan Carlos Torriente o Yolbert Sánchez.
Una clase de efectividad total fue lo atestiguado en el Latino. Si Ulfrido se encaramó hermético por los granmenses, el zurdo Misael Villa lanzó el juego de su vida. Él mismo lo confesó al término del choque. Hacer caso omiso a más de 50 mil espectadores, desterrar la presión en una noche de tamaña connotación y caminar 7.2 entradas sin conceder regalías y ponchando a tres, merece todo el destaque del mundo.
La clave fue silenciar a la tanda alta de los leñadores, pues Rafael Viñales, Yosvani Alarcón y Jorge Yhonson, que apenas se combinaron para un jit en 12 turnos. Sin ese aporte, sin el hacha afilada de tres baluartes, la tropa de Pablo Civil pasará muchísimo trabajo para imponerse en esta serie.
De vuelta a Villa, hablamos de un joven talento que ganó una decena de juegos en la temporada, con PCL de 2.85 y relación ponches-bases de 52-38.
Si bien se le señalaba el hecho de haber tenido esa comparación fijada en 21-25 en la segunda etapa, logró conjugar su recta superior a 90 millas y sus rompimientos, especialmente la curva, para anestesiar los maderos visitantes. Otro zurdo que se mostró en noche de gala con su control, colocando los envíos sobre la zona baja y rotando sus recursos con inteligencia.
De sellar el triunfo se encargó nuevamente el diestro Vladimir García, incuestionablemente el apagafuegos de Víctor Mesa, confianza ganada en disímiles batallas a todos los niveles.
Solo cinco indiscutibles pegaron los leones, pero tuvieron un puntal al bate de nombre Yordanis Samón, dueño de las cuatro fletadas, tres con el cuadrangular y la cuarta con un infield jit valiosísimo en el cierre del quinto.
El derecho Vladimir Baños logró reponerse del comienzo incierto, pero ya el mal estaba hecho, y esas tres anotaciones en el capítulo de apertura, les cayeron como un balde de agua fría en lo anímico a los tuneros. Un dato interesante: con el desliz de anoche, Baños archiva un ganado y siete perdidos ante Industriales en el coloso del Cerro.
Con la ventaja 2-1 en la serie, Víctor Mesa echará mano nuevamente de Freddy Asiel Álvarez, para ver si con otra salida de calidad logra romper el maleficio que lo acecha y se impone. Yoalkis Cruz o Luis ángel Gómez bien pudieran ser las cartas de Pablo Civil, muy urgido de emparejar las acciones. Lo que pueda pasar, lo dictará un Coloso del Cerro que de seguro una vez más estará abarrotado.
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