Senadores de EE.UU.: El Servicio Secreto tiene una cultura de parrandas
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Los senadores que investigan el escándalo de prostitución del Servicio Secreto dijeron el miércoles que las decenas de episodios de conducta inapropiada denunciados indican la existencia de una cultura de parranda y exhortaron al director Mark Sullivan a que deje de insistir en que el incidente en Cartagena fue un error aislado.
La falta de comunicación entre los senadores y Sullivan apareció una y otra vez durante la audiencia de dos horas, aunque el jefe del servicio ofreció disculpas por el incidente que manchó la imagen de la fuerza de elite encargada de proteger al presidente.
Al final, parecía que Sullivan estaba firme en su puesto, si bien, según los senadores, los nuevos detalles que salieron a la luz dejaron pocas dudas de que la cultura de conducta sexual inadecuada está arraigada en el servicio.
«Repetía una y otra vez que realmente cree que fue un incidente aislado y yo no creo que esa conclusión tenga fundamento alguno», dijo la senadora Susan Collins, la republicana de mayor jerarquía en la comisión de Seguridad Nacional ante la cual Sullivan rindió públicamente cuentas del episodio por primera vez.
«Por el bien del Servicio Secreto», añadió el senador independiente Joe Lieberman, presidente de la comisión, «debe dar por sentado que lo sucedido en Cartagena no fue un incidente aislado, o de lo contrario volverá a suceder». Con todo, Sullivan reiteró que en 29 años de carrera en el servicio jamás escuchó que nadie justificara la inconducta, implícitamente o de otra manera.
«No creo que sea algo arraigado en la organización», dijo Sullivan.
El incidente salió a la luz debido a una discusión por dinero entre un agente del Servicio Secreto y una prostituta en un hotel de Cartagena el 12 de abril. El servicio había enviado una avanzada al balneario colombiano para preparar el arribo del presidente Barack Obama a la Cumbre de las Américas.
De los 12 empleados implicados en el asunto, ocho fueron despedidos, tres absueltos de cargos graves y a uno se le despojó de su autorización para conocer material secreto. Sullivan dijo que dos de los que renunciaron ahora quieren recuperar sus puestos.
«Estos individuos cometieron verdaderas idioteces», dijo Sullivan al comité. «Espero poder convencer a ustedes de que no es un problema cultural».
Sin embargo, no los convenció, ya que los senadores presentaron nuevas pruebas de lo que consideran una conducta temeraria. Lieberman dijo que se presentaron 64 denuncias o quejas de inconducta sexual contra empleados del Servicio Secreto en los últimos cinco años.
Hubo tres casos de relaciones indebidas con extranjeros y una de «relación sexual sin consenso» sobre la cual carecía de información suficiente para entrar en detalles. Sullivan dijo que esa denuncia fue investigada por policías ajenos al servicio, que decidieron no acudir a la justicia.
Otros 30 casos tenían que ver con el alcohol, en particular con conducir en estado de embriaguez, dijo Lieberman.
Sullivan insistió en que la decena de agentes y supervisores implicados en el incidente en Colombia eran una pequeña fracción de los 7000 empleados del servicio, los cuales están «entre los empleados más trabajadores y abnegados del gobierno federal».
También dijo que la seguridad de Obama no estuvo en riesgo. Los agentes implicados en el escándalo no podían haber revelado información confidencial sobre el viaje del presidente porque ellos mismos no la habían recibido.
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