Yaíma Sáez: «Hay que escucharse, para no cometer los mismos errores»

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Yaíma Sáez: «Hay que escucharse, para no cometer los mismos errores»
Fecha de publicación: 
1 Septiembre 2017
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No se suponía que Yaíma Sáez (Camagüey, 1979) llegara a ser cantante profesional, porque canto no estudió. Pero el talento se impuso: llegó el día en que supo que podía, que debía, que quería dedicarse principalmente a eso. Para suerte de sus miles de admiradores, que la distinguen por la fuerza y el hermoso color de su voz, por su poderosa proyección, por su amplísimo diapasón interpretativo. Muy gentilmente accedió a contestar las preguntas de CubaSí.

—¿Por qué decidiste dedicarte profesionalmente a la música? ¿Cuándo y por qué cantar dejó de ser solo una afición?

—La decisión de dedicarme profesionalmente a la música, a cantar, llegó en un momento de mi vida en que otra pasión estaba a punto de concretarse: iba a defender un doctorado en ciencias pedagógicas y el tema fundamental era la psicología, ciencia que aún me apasiona. Fueron varias motivaciones e incluso es como una filosofía de vida en mi caso. Te explico: lo que simplemente fue una diversión de una joven universiaria en un momento determinado fue convirtiéndose poco a poco en la pasión que colmó totalmente todos los rincones. Y te hablo de una filosofía de vida porque cuando en el 2005 conocí a Tomás Morales, Hugo Oslé, Santiago Alfonso... y todos hablaban de la peculiaridad de mi voz, pensé que tanta gente no podían estar equivocada. ¿Por qué no darme esa posibilidad? Nunca me ha gustado la frase «¿y si lo hubieras hecho?»; pero aún tenía la duda lógica. Entonces tuve la dicha inmensa de conocer a uno de los artistas más completos de Latinoamerica: Luis Carbonell. Fue justo ese momento en que decidí con total seguridad y fuerza dedicarme profesionalmente a la música.

—Tienes una formación de amplio espectro, ¿cómo influyeron (o influyen) la psicología, el deporte en tu labor artística?

—Te cuento que la carrera de Cultura Física, muy al contrario de lo que algunos piensan, es uno de los estudios más completos que puedas encontrar. Un licenciado de esa área que sepa aprovechar bien el tiempo es una persona con una preparación genera integral y cultural que le permitirá abrirse camino en muchas esferas de la vida. Tuve la suerte de tener excelentes profesores que amaban sus carreras y que incluso me dieron todo su apoyo cuando tuve en muchos momentos que cambiar mis turnos de clases para venir a La Habana a cualquier concurso o evento. Entonces te puedo decir que cantar, interpretar, ser artista no es algo común (es mi opinión, aunque se diga que todo el mundo canta). Haber incurisonado en todos estos estudios me da la posibilidad de querer llevar mi carrera más allá: sueño con que todo lo que aprendí me sirva para ser mejor artista y ser humano.

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—¿Soñaste, imaginaste, concebiste ser algún día una cantante reconocida?

—Si me hubieras hecho esta pregunta en el 2005 te respondería: «¿Quién te dijo que yo voy a ser cantante?»? Hoy la respuesta es que sí, sueño con la idea de hacer un concierto gigante en donde la gente se sienta feliz, enamorada o no, pero feliz. Parece utópico, pero es lo que sueño. Si eso equivale a ser recordada o admirada me vale también y sería doblemente feliz.

—¿Cuáles son tus cantantes de referencia? ¿Tus íconos?

—Ante todo tengo que responder que me fascina la buena música, vivo para tener buena música en mi colección, de todos lo géneros y de todas partes. Por supuesto, siempre están los preferidos o los que constituyen luminarias; es el caso de Ella Fiztgerald, Elena Burke, Sara Vaughan, la música brasilera, la música cubana... No es una trampa, ¡esos son mis íconos!

—¿Te gusta escucharte? ¿Escuchas mucho tus propias grabaciones?

—Sí, me gusta escucharme, sobre todo para no cometer los mismos errores. Pienso que es muy importante para personas como yo, empíricas en la música, poder reconocer por ti misma las malas entonaciones, si la melodía que ese momento se improvisó está acorde con la armonía... En fin, saber reconocer lo que falló o no. También me gusta observarme para estudiar mis movimientos, mis gestos, mi dicción... Lo hago junto con especialistas o con mis amigos y familia para escuchar puntos de vista. Ahora mismo te confieso que adoro escuharme en mi última producción discográfica, Armonía. Me siento mejor intérprete.

—¿Qué tipo de acompañamiento musical prefieres? ¿Por qué?

—La música en vivo es uno de los fenómenos más cotizados en el mundo... y también la que yo prefiero. En el 2013 tuve la gran dicha de hacer mi primer concierto con músicos espectaculares; muchos de ellos formaban parte del grupo musical de la compañía de Lizt Alfonso, otros eran invitados. Anteriormente había pasado mis primeros cinco años de carrera en el Piano Concert Gato Tuerto. Todo apuntaba a que mi acompañamiento no iban a ser los backgrounds. Luego de ese gran concierto, apareció una persona muy importante para mí, y muy inteligente, la chelista Yamilé Pedro (la directora musical de mi grupo) y me propuso una idea de formato musical que es el que actualmente me acompaña en mis espacios. La sensación que te transmite cualquier instrumentista que ejecuta un hermoso acorde o una solitaria nota en función de mi manera de cantar es algo único, es la posibilidad de escuchar al músico de al lado, es la simple humildad de que el fenómeno más importante sea la música bien interpretada.

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—¿Cuál es tu escenario ideal? ¿Dónde te sientes más a gusto?

—Mi escenario ideal es un teatro. Sabes que todo el mundo está pendiente a ti y nada te puede fallar. Los nervios solo servirían para dar más fuerza y «bomba», como decimos... Respeto mucho todos los lugares donde me presento y al público, pero el teatro es mi preferido.

—¿Qué música escuchas? ¿Cuánta música escuchas? ¿Tienes tiempo para algo más que no sea la música?

—Escucho mucha música, me apoyo también en los músicos más jovenes, que siempre tienen las últimas tendencias de lo más bueno y de lo más malo también. Siempre hay tiempo para mucho más: la vida, esa también me nutre de muchas emociones y experiencias que me sirven para lo que hago. Pero estoy enamorada de lo que siento cuando canto o cuando hablo del arte.

—Fuiste una de las cantantes de Amigas, el espectáculo de Lizt Alfonso. ¿Hasta qué punto te interesa el teatro musical?

—Me interesa hasta el punto de quererlo hacer. Es una manifestación muy completa y que exige lo máximo de ti. Siempre tengo que hacer un aparte y agradecer a esta obra y a Lizt, por la valentía de lograrla.

—¿Qué no debe perder nunca de vista una cantante? ¿Qué es lo primario y qué lo sencundario en esa profesión?

—Para una cancionera (y me refiero en particular a este sector porque lo necesitamos) lo más importante siempre en un escenario es la humildad y nunca olvidar que el público merece respeto, aún cuando se vaya a cantar el tan llevado y traído Son de la Loma. Lo otro: nunca olvidar que se es una artista.

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