Decepción en Río
especiales
Como un cubo de agua fría me cayeron las derrotas de los boxeadores cubanos en el torneo preolímpico escenificado en Río de Janeiro la pasada semana. Los consideraba favoritos a conquistar alguno de los cinco boletos en sus respectivas categorías, y si hoy empezara nuevamente el torneo, los volvería a poner.
Su calidad está por encima de casi todos los púgiles de sus divisiones, y por eso debieron regresar a casa con los pasaportes a los Juegos de Londres-2012. Pero no pudo ser.
En el caso de Arisnoidys Despaigne, cayó contra el mejor púgil de los 69 kilogramos en América no nacido en Cuba, el brasileño Myke Carvalho, quien apoyado por su afición le derrotó en buena lid. Desgraciadamente en los pesos welters hubo más inscripciones de lo esperado y este duelo aconteció en octavos de final; de haber ocurrido en cuartos, el nuestro hubiese accedido a la cita bajo los cinco aros.
Con Emilio Correa se ha cumplido un viejo refrán: lo que mal empieza, mal acaba. Durante todo el cuatrienio la comidilla de especialistas, técnicos y la propia afición ha sido la inestabilidad del subcampeón olímpico de Beijing-2008. Su historial de fracasos ante oponentes de inferior nivel se engrosó ahora cuando fue descalificado (golpe bajo) en el primer asalto frente el dominicano Junior Castillo.
A la distancia no puedo asegurar si existió tal golpe, pero a juzgar por el boxeo “regado” que muestra Correa a cada rato, no me extrañaría que se le fuera la mano.
Lamentable, porque por primera vez Cuba llevará solamente ocho boxeadores a unos Juegos Olímpicos, pero ojo, cantidad no es sinónimo de calidad. Aunque hubiesen logrado su clasificación, de los tres enviados a Río, es realmente el único clasificado, Roniel Iglesias, quien se ve con opciones de subir al podio en la capital británica.
Sin haber brillado en demasía desde su coronación en el Mundial de Milán-2009, Roniel estuvo bien en Brasil y será el único con experiencia olímpica en toda la escuadra.
Se impone ahora pasar página de este mal rato, porque estoy convencido que de Londres no regresamos sin títulos como nos pasó en Beijing.
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