«Dejen que los alemanes lean el libro de Hitler»
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Contrario a lo que muchos podrían pensar, en Alemania no está prohibida la publicación de Mi lucha (en alemán Mein Kampf), el libro escrito por Adolf Hitler.
En muchas bibliotecas del país se pueden conseguir todavía ediciones antiguas.
La razón por la que no se han publicado nuevas ediciones es puramente técnica: después de la Segunda Guerra Mundial, el estado de Baviera se convirtió en el dueño de algunas de las posesiones del líder nazi que fueron confiscadas por las fuerzas de ocupación, entre las que se incluyen los derechos de publicación del libro.
Sin embargo, estos derechos caducan en 2015. Y la única manera de retener estos derechos más allá de esta fecha sería promulgar una ley específica en este respecto, un proceso complicado que podría toparse con dificultades constitucionales que impedirían su aprobación.
Pero, además, las nuevas tecnologías le han quitado fuerza a esta normativa.
Aquellos que realmente quieren leer la doctrina de Hitler pueden hacerlo en internet. Si pones "Mi lucha" en cualquier buscador, puedes encontrar un documento en pdf.
Asimismo, no es ilegal tener o vender el libro, por ejemplo, en una tienda de libros antiguos. Una ley de la Corte Suprema en Alemania dejó esto muy claro hace 30 años.
No obstante, esto no significa que el resurgimiento de este venenoso mejunje del Führer deba ser tomado a la ligera.
Versión con anotaciones
Es verdad que la libre distribución de Mi lucha pudiera resultar de gran utilidad para los extremistas de derecha. Esto les facilitaría el acceso al libro y les daría más municiones para sus campañas de propaganda favorecidas por las dificultades económicas y culturales que atraviesa el país.
Bajo estas circunstancias, estoy de acuerdo con la idea de que se publique una edición del libro con las anotaciones adecuadas, con análisis y contexto provisto por historiadores, tal y como lo propone Baviera.
Una edición semejante educaría al lector interesado, en particular a la juventud alemana. Desenmascararía a Hitller, mostrando quien fue realmente: un fanático. Alguien que no ocultó su punto de vista y que aún así obtuvo el apoyo masivo de sus compatriotas, gobernando el país como una dictadura, empujándolo a cometer uno de los peores crímenes de la humanidad, devastando Europa y dejando finalmente un país ocupado, dividido y debilitado.
Quién sabe, quizá estos esfuerzos por educar a la gente deberían haberse hecho antes. Definitivamente, deben hacerse ahora. Es importante para la edición anotada -o ediciones- establecerse antes de que aparezcan las versiones sin anotaciones, implícita o explícitamente pronazi.
Por supuesto que por más aclaraciones que se hagan, la nueva edición no convertirá a un nazi en un amante de la libertad que aboga por la igualdad para todos.
No obstante, las anotaciones correctas son importantes para mostrar lo que era realmente la propaganda de Hitler: una apelación a los instintos más bajos de sus lectores, al odio y al primitivismo intelectual.
Esto es verdad, solo por dar un ejemplo, en el caso de las teorías raciales de Mi lucha.
Según la visión de Hitler, la raza es "el elemento fundamental en el que se fundamenta vida". Por eso, dice, el valor de las naciones debe basarse en las diferentes razas a la que pertenecen su gente.
Hitler decía que "aquellos elementos dentro de la comunidad que muestren las mejores cualidades raciales deben ser promovidos más que los demás y deben ser especialmente alentados a multiplicarse".
Estas afirmaciones deben ser contextualizadas históricamente. Y las anotaciones deber ser elaboradas por expertos en las áreas relevantes, incluyendo psicología y ciencias de la educación.
No creo que la democracia alemana corra peligro por las nuevas publicaciones de Mi lucha. Pero el tratamiento del libro de Hitler pondrá a prueba la madurez de la política alemana y demostrará si las enseñanzas de los últimos 60 años sobre el Holocausto han servido para algo o han resultado un fracaso.
Mi recomendación para que se publique la nueva edición no significa que no sienta cierta aprehensión, ni tampoco que le reste importancia a la monstruosidad de la ideología de Hitler.
Y entiendo a aquellos -miembros del público alemán en general así como dentro de la comunidad judía- que critican cualquier participación del estado alemán en la reedición de Mi lucha.
Pero creo, sin embargo, que participar de una forma informada es mejor que huir del campo de batalla.
De cara a un aumento del nacionalismo de derecha en Europa, tenemos que tomar conciencia de que aquellos que luchan pueden perder, pero los que no luchan, ya han perdido.
BBC Mundo
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