Los "asesinatos" del Secretario General de la OEA
especiales
Y no fue solo ello, también ultimaron a su colega Héctor Jonathan Rodríguez Córdova, hijo de Sonia Córdova, subdirectora del semanario El Costeño, de Jalisco.
De esta manera se sumaron a la tenebrosa lista de los asesinados en la nación azteca por atreverse a ejercer un periodismo honesto.
El representante en Méjico de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Jan Jarab, hizo constar su preocupación ante el incremento de la violencia contra periodistas y defensores de esos derechos.
También escribió un artículo en La Jornada donde afirmó que Méjico “no necesita una mano dura, si no un Estado de derecho”.
La indignación es tan elevada, que hasta Jan Jarab emitió una dura condena a lo sucedido.
Sobre todo a la impunidad ejercida por narcotraficantes y otros forajidos que matan a periodistas y defensores de los derechos humanos.
El funcionario de la ONU también escribió un artículo en La Jornada, donde opinó que en Méjico "lo que se necesita no es mano dura, si no un estado de derecho".
Incluso recordó que “las organizaciones dedicadas a la protección de periodistas constatan que, en muchos casos, las amenazas vienen de agentes del Estado".
Jarab hizo notar, -además- que la mayoría de los 126 asesinatos de periodistas ejecutados entre 2000 y lo que va de 2017, “han quedado impunes”.
Ello demuestra, añadió el funcionario de la ONU, que la Fiscalía para Delitos contra Libertad de Expresión ha sido, hasta la fecha, un ejemplo de ineficacia".
Y en medio de ese trágico panorama regional salta una obligada pregunta:
¿Qué ha dicho y hecho el ilustre secretario general de la OEA, Luis Almagro? Nada, ha preferido acogerse al silencio de los sepulcros.
He ahí su verdadera entraña.
Añadir nuevo comentario