Subsidios para mejorar la vivienda, entre perfecciones y quejas

   Pero amén de regulaciones dirigidas a perfeccionarlo, algunos contratiempos ocasionan disgustos e inconformidades en no pocas de esas personas o núcleos cuya solvencia económica les impide acometer tales acciones constructivas, y a las que el Estado decidió ofrecerles ayuda.

   No obstante ampliarse el número de productos para los casos aprobados por los Consejos de la Administración Municipal (CAM), en los establecimientos de la red de Comercio Minorista, los llamados rastros, a veces escasean ventanas, puertas, barras corrugadas, elementos para techo, áridos, bloques, tuberías hidrosanitarias, mosaicos, losas de piso y luminarias.

   Ha habido irregularidades en la comercialización de instalaciones sanitarias como juegos de baño, tazas con herrajes, lavamanos y herrajes, válvulas de salida y de entrada, latiguillos, sifas para lavamanos y llaves de agua.

   Incluso, en varios renglones la calidad en ocasiones tampoco ha sido la mejor, y no han faltado las denuncias en torno a la compra-venta ilícita de áridos y de acero (cabilla) por individuos inescrupulosos en contubernio con trabajadores de los rastros o del Comercio.

     En reuniones de rendición de cuenta del delegado a sus electores, a través de los medios de comunicación, y en las visitas de control y fiscalización de los Consejos Populares, de las comisiones permanentes de las asambleas del Poder Popular en las diversas instancias y de la Contraloría, ha sido reiterativo el asunto de las demoras en la aprobación y otorgamiento de subsidios, el peloteo, la falta de información o de orientaciones, presuntos delitos y la no presencia de tal o más cual material cuando se va a adquirir.

    Mientras más ausentes están los recursos en la red de comercio minorista, más se prolonga la terminación de las acciones de conservación de la vivienda y menos financiamiento queda disponible para entregar al Consejo de la Administración Provincial y distribuir después en los municipios, pues recordemos que el dinero para este programa se capta por la venta, a precio corriente, de materiales de la construcción.

   El 40 por ciento del importe final se destina a subsidiar a las personas en cada territorio.

  Como bien han explicado funcionarios vinculados al programa, tales subsidios son colocados en cuentas bancarias, pero aún permanece en estas una alta cifra de dinero, porque los beneficiados no lo han utilizado, entre otras razones, precisamente por la falta de materiales de construcción.

    De este y otros tantos problemas están al tanto las autoridades locales correspondientes, se adoptan medidas, se sanciona a los responsables de las violaciones o de los incumplimientos de lo dispuesto, pues si bien la población está consciente de las limitaciones objetivas, le irrita que el asunto se agrave por violaciones de la política establecida, demoras innecesarias en los trámites, falta de sensibilidad y de previsión.

    Expresión también de cómo el Estado procura ampliar –y perfeccionar- esta ayuda lo constituye el incremento de la cantidad de dinero que se pudiera otorgar a las personas necesitadas de ese beneficio, además de que se incorpora el pago de la documentación técnica para proyectos y licencias de obra, con lo cual se elimina el requisito de tener que hacerlo previamente para solicitar el subsidio.

   Otro hecho alentador resulta que los Consejos de la Administración Municipales efectuarán en el año dos convocatorias como mínimo destinadas a recibir las solicitudes de la población, de acuerdo con el financiamiento disponible, y fijan el tiempo en que las direcciones locales de Vivienda las reciben y procesen.

    A su vez, los CAM deberán elaborar el procedimiento para la divulgación de las convocatorias, y sus resultados serán públicos, lo que garantizará mayor transparencia.   (Por Fidel Rendón Matienzo, ACN)