Rumanía: Marcha atrás, ¿a tiempo?

Rumanía: Marcha atrás, ¿a tiempo?
Fecha de publicación: 
25 Febrero 2017
0
Imagen principal: 

Decenas de miles de manifestantes en las ciudades de Rumanía hicieron que el gobierno retirara el decreto que despenalizaba casos de la intensa y extendida corruptela local, entre ellos el del líder del oficialista Partido Social Demócrata (PSD), Liviu Dragnea, imputado en un caso de abuso de poder y corrupción, quien no había podido ocupar el sillón de primer ministro precisamente por este delito.

Analistas rumanos -algunos de ellos estudiaron en Cuba a principios de la Revolución- coinciden en indicar que este tipo de situación representa un problema incluso para la burguesía misma, ya que la corrupción endémica y la ausencia de la más mínima independencia, aunque sea de forma, entre las instituciones estatales, el gobierno y las clases dominantes locales crean las bases para posibles crisis de legitimidad del Estado.

Algo que puede desarrollarse no solo entre los trabajadores, sino también entre las clases medias, incluso en sus capas más privilegiadas. No es casualidad que Ong’s, fundaciones y dirigentes imperialistas insistan tanto sobre la importancia de reforzar el “Estado de derecho” y la lucha contra la corrupción en estos países.

En el caso rumano, aunque la protesta no llegó al área rural –con gran control del PSD- fue suficiente el desborde en las calles de la inmensa mayoría de las ciudades, teniendo como colofón la explanad frente al Parlamento, en Bucarest, realizado generalmente en forma pacífica, pero combativa, sin que trascendiera represión alguna.

Estas han sido las mayores demostraciones desde que en 1989 cayera el gobierno socialista de Nicolau Ceasescu, luego de lo cual no se han producido cambios significativos en la mejoría de la calidad de vida del ciudadano rumano.

Además de ser acosado por la masa de descontentos, el gobierno del PSD, también lo fue de la oposición y los organismos judiciales rumanos. “No quiero dividir Rumania”, se excusó el primer ministro Sorin Grindeanu, mientras su administración era acusada de estar integrada por corruptos que amparan a otros corruptos y de perpetuar un sistema que perjudica al pueblo.

Por el contrario, el presidente, el independiente Klaus Iohannis --que cuenta con el apoyo del Partido Nacional Liberal--, tildó de "inadmisible" la medida y alentó a los manifestantes, al afirmar que comprendía sus ganas de salir a la calle.

Sin dudas que el decreto suponía un importante paso atrás en la lucha contra la corrupción en Rumania. Pagar por acelerar un trámite, por recibir un permiso, por una consulta médica gratuita o por garantizarse una educación adecuada es algo común en el Estado balcánico. Tanto que dos tercios de sus casi 20 millones de habitantes lo han hecho, según una encuesta del 2015.

La corrupción es uno de los elementos por los que la Comisión Europea mantiene su auditoría sobre el sistema judicial rumano desde su adhesión, hace ya diez años. Bruselas se había mostrado enormemente preocupada por el camino emprendido con este decreto, que no auspiciaba los mejores augurios del nuevo gobierno del PSD.

Pero este problema no se circunscribe a Rumania, porque en los últimos tiempos se han producido manifestaciones de descontento de diversas proporciones que tienen que ver con la continuada crisis económica y del capitalismo en Europa del Este.

En efecto, en los últimos años ya pudimos observar crisis y movilizaciones en distintos países como Eslovenia, Bulgaria, Bosnia-Herzegovina y Moldavia, y de menores proporciones en Hungría, Croacia, Montenegro y Albania. Lo de Ucrania tomó un rumbo distinto, por el financiamiento imperialista a un movimiento opositor plagado de nazis, que depuso al gobernó legalmente electo, pero, hay que reconocerlo, permeado por la corrupción, lo cual no lo justifica.

Es decir, y esto se puede producir con el caso rumano, los imperialistas, a través de sus instituciones internacionales, fundaciones y aliados políticos y de la “sociedad civil” locales, pueden canalizar y desviar el descontento popular hacia sus propios objetivos geopolíticos y económicos en la región. El ejemplo ucraniano, subrayo, es emblemático.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.