Iván Pedroso: El Terrible (+ Videos)
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Sus primeros vínculos con el atletismo fueron en las pruebas de medio fondo, pero el exsaltador y entrenador Milán Matos inició su preparación para el salto de longitud, a pesar de que sus 1.77 metros de estatura le convertían en un atleta algo bajo para la disciplina.
Por entonces también le gustaba el salto alto y las pruebas de velocidad, lo cual le ayudó a sacar provecho a su poco tamaño, combinado con una depurada técnica con la cual brazos y piernas contribuían armónicamente a su desplazamiento por los aires. A los 12 años definitivamente se mudó para el salto largo, y ya con 17 sobrepasó por primera vez la barrera de los ocho metros (8.06).
Su carrera internacional comienza a proyectarse en los Juegos Panamericanos de La Habana-1991, cuando triunfó por última vez su compatriota Jaime Jefferson, enorme respaldo para su carrera en esos momentos iniciales.
Participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona-1992 y asombró al mundo al ubicarse cuarto, aunque su ausencia por lesión al Campeonato Mundial de Stuttgart-1993 postergó su asalto a la cima por dos años más, hasta la cita de Gotemburgo-1995, donde conquistó el sitial de honor por primera vez, con un notable brinco de 8.70 metros.
En ese mismo año, en la localidad italiana de Sestrieri, se estiró hasta los 8.96 metros, pero el que hubiera constituido récord mundial de la especialidad no fue homologado por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) porque en el momento del salto un juez se encontraba delante del anemómetro y falseó la medición real del viento a favor.
En esa campaña saltó 11 veces por encima de los 8.50, y en varios entrenamientos consiguió marcar más de nueve metros, aunque nunca lo hizo en competencias oficiales. No obstante, se mantuvo invicto en 26 pruebas o competencias.
Para la cita estival de Atlanta-1996 partía como el gran favorito, pero una lesión durante la Copa Cuba le restó varias semanas de entrenamiento y se quedó con las ganas de saborear la miel del triunfo, reservada por cuarta ocasión al legendario estadounidense Carl Lewis, su ídolo de juventud.
No fue hasta cuatro años más tarde que llegó su momento en citas bajo los cinco aros, pero a pesar de partir de nuevo con el favoritismo debió sacar el extra de los campeones para hacerse con su más ansiado metal. El australiano Jai Taurima hizo tres de los mejores saltos de su vida y amenazaba con llevarse una inesperada medalla de oro ante sus parciales, pero no contó con la estirpe del Terrible.
Llegó el último salto y Pedroso pidió aplausos de las tribunas, que lo complacieron a regañadientes, esperando un triunfo de su representante. No obstante, el cubano partió decidido a todo y clavó los pinchos a la distancia de 8.55 metros, seis más que el anfitrión, incapaz ya de volver a superarse.
Con eso logró su sueño de ceñirse la corona olímpica y además cumplió con su madre, fallecida semanas atrás. Con posterioridad sus rendimientos no fueron tan altos, pero logró aumentar sus coronas universales y regionales.
En total se llevó cinco títulos mundiales bajo techo (Toronto-1993, Barcelona-1995, París-1997, Maebashi-1999 y Lisboa-2001) y cuatro al aire libre (Gotemburgo-1995, Atenas-1997, Sevilla-1999 y Edmonton-2001), además del cetro de Sydney-2000, y se despidió con un 8.71 como su mejor marca personal al aire libre y 8.62 en pista cubierta.
Asimismo, conquistó los títulos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce-1993 y Maracaibo-1998, los Juegos Panamericanos de Mar del Plata-1995, Winnipeg-1999 y Santo Domingo-2003, los Juegos Mundiales Universitarios de Sicilia-1997, las Copas del Mundo de La Habana-1992 y Johannesburgo-1998, y los Juegos de Buena Voluntad de Brisbane-2001.
De habérsele homologado aquel registro planetario de 8.96, probablemente hubiera sido seleccionado como el atleta del siglo XX en Cuba, pero igual goza el honor de pertenecer al centenar de los seleccionados en la Isla para tal distinción.
Pese a que ya no estaba en plena forma, por su trayectoria fue escogido como abanderado cubano en los Juegos de Atenas-2004, algo que consideró un altísimo honor.
Tras su retiro se convirtió en entrenador, y tuvo bajo su mando al triplista francés Teddy Thamgo, monarca olímpico y mundial. Actualmente es el entrenador de la venezolana Yulimar Rojas, quien resultó ganadora de la medalla de plata en la especialidad de triple salto en Río de Janeiro-2016.
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